lunes, 4 de junio de 2018



Ya estábamos en los años noventa, no me consta con exactitud una fecha, sé que tenía sentimientos y hasta buen corazón, porque escribí este modesto dizque poema para ornar el programa de mano de un concierto que dio Manuel Villalba en el Museo del Teclado de Parque Central, Caracas                 

                


















                                  ESCRITO/

¿Qué hemos hecho para que se nos ame?
Porque dos negras piedras en un bolsillo
empiezan por colidir, mesurar, friccionarse. 
Y dos grandes monedas también.
Y se brindan un raro magnetismo. 
Y siempre se les hallará juntas,
cualquiera sea el momento
en que una mano pretenda extraerlas de allí.
Porque no somos naturales, 
con las mujeres y los hombres 
no es lo mismo.
¿Qué hemos hecho, pregunto,
para merecer la atracción metafísica de "ello"?
¿Aquellos divinos arrestos de emoción,
aquel suspiro tan concreto, tan sincero, 
tan auténtico que excita al pudor?
¿Qué hay en mí que atraiga esa mirada,
que yo sea objeto de tu compulsivo deseo
de estrechar tu mejilla a la mía
y derramar sobre las "dos aguas" 
(entre mis cejas, mi nariz, mis labios) 
ardorosos besos novelescos?
¿Por qué querrías apretarme la mano; 
y se te oprimiría el pecho; 
y experimentarías esa ansiedad bendita?

Me son conocidas las causas primeras y motivos 
de esta felonía por la que te interrogo. 
Tú la has ejercido oficiosamente,
y con tal secreto arte,
que ya te amo.
¡Pero a voluntad! ¡Qué prodigio!

Sé que un mal amor nos llevaría a una mala vida.
Y también que una mala vida
nunca traerá un buen amor.
Intentando vivir derechamente,
te recomiendo: no ames; 
no te hagas amar por malicia. 

      JAVIER MORENO