viernes, 18 de diciembre de 2009

Navidad

Paquete quiropráctico para damas de avanzada... edad




PAQUETE QUIROPRÁCTICO PARA DAMAS DE AVANZADA… edad
(LA IDEA) Obra teatral de Javier Moreno


Adah.- ¿Y por qué anuncia de esa manera sus servicios? ¿No cree que es muy “restrictivo” para el universo de la clientela?

Nico.- Como es evidente, soy un hombre mayor. No puedo arriesgarme a la incontinencia de mujeres cuarentonas o a exponerme al ridículo ante una gatita de veinte años.

Adah.- Pero entonces me reconoce que es usted un trabajador sexual.

Nico.- Si se refiere a lo genital, no. Mi trabajo es una cosa que inmiscuye el cuerpo pero no los genitales en exclusividad.

Adah.- Eufemismos, señor. Usted es un chulo caro. Demasiado caro para la calidad del servicio y además empalagosamente prolongado. Un paquete de seis sesiones con un tipejo como usted es inaguantable.

Nico.- Usted no es la medida, señora. Si me permite decirlo, no creo que sea la mata de la tolerancia.

Adah.- Usted sí. !La flor de la complacencia, como las naranjas dulces!

Nico.- Ya sé por dónde viene y le aseguro que me está ofendiendo.

Adah.- Ay, pero cuán poca resistencia. El producto no supera un elemental análisis de ingeniería estructural.

Nico.- Si lo dice una especialista en el desgaste.

Adah.- Si es así como se trata con las clientas debe tener un negocio exitoso y boyante.

Nico.- Prefiero llamarlas pacientes. Y el fracasado no soy yo, que no pedí precisamente rogando a su puerta venir a toquetearla a usted, doña reliquia.

Adah.- Abusa de las viejecitas, las manosea, ya lo dijo, a lo mejor con la secreta intención de heredarlas.

Nico.- Por supuesto, una bonita dote, achaques y huesos cariados. En esta casa, por ejemplo, el dinero es como el calcio en la sangre, se esfumó.

Adah.- Yo no le pedí que viniera. No sé qué diablos hace aquí.

Nico.- Me llamaron, comprometieron un voucher con el número de una tarjeta de crédito y aquí estoy. No tengo la culpa de tan desagradable encuentro.

Adah.- Son mis sobrinos que viven en una completa necedad. Creen poder hacerme agradable la existencia.

Nico.- Quiere decir a endulzársela. Usted está amargada, hablando francamente.

Adah.-Ah, ese es su estilo. El castigador, el maltratador de mujeres, el sultán tiránico.

Nico.- ¿Pasa mucho tiempo sola, señora? Por cierto no me ha dicho su nombre. Adah, creo que me dijeron, sí Adah. Pasa tiempo rumiando estas fantasías de mujer asaltada dentro de su casa.

Adah.-Ahora me va a decir necesitada, atrévase, dígalo, es la grosería que le faltaba.

Nico.- Pero usted es una mujer mucho más inteligente de lo que intenta aparentar. Le gusta cazar una buena pelea. ¿Es así?

Adah.-No me venga con esa psicología barata. Eso es para seducir muchachitas.

Nico.- ¡Por favor, míreme! No soy un seductor. ¿Por qué está tan molesta?

Adah.-¿Yo? Yo no estoy molesta. Estoy alarmada.

Nico.- Ah, eso lo puedo entender.