MUCHINGA



MUCHINGA
Obra de teatro original de Javier Moreno
Caracas, 1986 - 1987




DRAMATIS PERSONAE

JACOBO
ABSALON
TROJILLO
POLIDORA
MAGDALENA
DIVICIA
EL NEGRO
ELISA
HAMPONES

LUGAR Y ÉPOCA
La Guaira, alrededores de 1915





















UN MUELLE PEQUEÑO Y SOLITARIO. HAY UNA BARCA A VELA QUE ASEMEJA UN CARROMATO FLOTANTE, HAY VIOLENCIA EN LOS COLORES, AZUL INTENSÍSIMO DEL CIELO, VERDE VEGETAL DEL AGUA, NARANJA DE LA VELA. UNA LAMPARITA GUIA LA PROA DE LA BARCA, UNA ANTORCHA DISCRETA ILUMINA EL MUELLE.
DESDE CUBIERTA, LA SILUETA DE UNA MUJER ENÉRGICAMENTE LANZA LAS AMARRAS HACIA EL POSTE DE CABOS. UNA RONA VOZ DE HOMBRE ENTONA EL PASAJE DE UNA SENTIMENTAL CANCIÓN DE FINALES DE SIGLO XIX. “FLORES NEGRAS”. OTRA VOZ TAMBIEN DE HOMBRE RESPONDE.

JACOBO
El caribe. Hummm. Ahora lloverá. No te asombres si no puedes ver nada, será la lluvia que mata el resplandor de todas las cosas.
ABSALON
¡Niño! ¿A cuál mundo me has traído? ¿Qué esas cosas?
TRES HAMPONES ENMASCARADOS INICIAN UN MUY PRECISO ASALTO A LA EMBARCION. DOS DE ELLOS SACAN A JACOBO A CUBIERTA.
JACOBO
¡Ay! Me quieren dar de puños! ¡Hombres, hombres!
HAMPON 1
De coñicos te diera yo, que no de puños.
HAMPON 2
Arrugaría el entrecejo, encogida la nariz.
JACOBO
¿Qué hacen aquí? ¡Ayuda, Absalón!
HAMPON 1
Te daría con la verga, ay, tú. Pero no me gusta embarrarla.
HAMPON 2
Gustará más del golpe del cojón. ¡Ay, sus, ratona!
HAMPON 3
Dale de coñazos, Nacho, que te dé el cofre. Y a la señorita ni la toquen que es orate. (SE REFIERE A ABSALON QUE ESTÁ VESTIDO DE MUJER)
HAMPON 1
Aquí hay un arca vieja. Ésta será.
ABSALÓN LE GOLPEA CON UN REMO LAS MANOS
HAMPON 1
Bonito el choque. ¡Que me das duro, puta!
ABSALON
Puta no. Graciosa y popular. (LO GOLPEA EN LA CABEZA)
JACOBO SE DEFIENDE A GOLPES DE LOS OTROS HAMPONES.
JACOBO
¿A quién darás coñazos? Renacuajo playero
HAMPON 3
Aína, aína, negro. Que nos vamos. Llevemos el arcón.
JACOBO
Mucho hombre ha menester llevarlo, cabrón. Mándame a tu marido para que lleve. Enano.
ABSALON GOLPEA CON EL REMO AL HAMPON 2
HAMPON 2
Cuidado con el remo, malparida. Que me despueblas las encías.
ABSALON
A trompadas te quito lo abusado, muela, encía y bolas, hampón.
EL HAMPON 2 SACA UN CUCHILLO.
HAMPON 2
Te agarro un pecho, te agarro un pecho, hijadeputa y en agarrándotelo te lo estallo.
ABSALON
Agarre, agarre y tiemple. A ver si siempre algo se encuentra.
HAMPON 1 (RECOBRANDOSE)
Yo me quiero ir. Que esta mujer no es dama, ni contendiente noble en luchar.
ABSALON
Pues andando, niña, que te roban las muñecas.
HAMPON 3
No marcho sin arca y mi tesoro. Los matamos antes. Aupa, Lampio.
JACOBO
Lo veo difícil, sombra de un hombre. Mejor se te va en huir y te guardas que son las horas del sueño.
HAMPON 3
No me curo de mariquitas. (JACOBO LO GOLPEA FUERTEMENTE) ¡Al cielo, carajo! No era mi tata más dura en el requerimiento.
ABSALON
Y se van, pimpollos. (LOS DESALOJA A PATADAS) Yo no los quiero conocer.
JACOBO
Vayan con prisas que me están mojando el maderamen.
SALTAN LOS HAMPONES Y DESAPARECEN COMO POR PRODIGIO
ABSALON
Se los doy al diablo.
JACOBO
¡Es sangre!
ABSALON
Con el vapuleo me regaron el tablao de sangre y muelas. De tal modo es duro aquí bailar sin el resbalón cobrar.
RUIDOS EN EL INTERIOR DE LA BARCA.
JACOBO
Pues seque eso bien, Jaqueta, y asegure mucho el cordel, que esta no es tragedia judía.
ABSALON
Ahora no me hagas el mariposón, señora. Rectifique usted las amarras. Estamos solos y este Absalon se va a aquietar a Elisa. La tercera, con tantas fiestas, cree que es hora de las danzas.
JACOBO
Seque primero, tochito, que es mal augurio deslizar en sangre.
ABSALON
Mira que eres pavoso, hermana patria. No habrá desliz. Digo. (Y SECA)
JACOBO ENTRA BAJO CUBIERTA
JACOBO (EN OFF)
Tranquila, Elisa. Tranquila. Hubo jaleo, pero no música.
ABSALON
Voto a la mierda. Es el tercer justán que me rompen en la quincena.
JACOBO
Te han deshecho el ajuar, Jaqueta. Vas a llegar al matrimonio china. (RIE)
ABSALON
No me llame Jaqueta. Ya estamos solos... (POR EL RUIDO QUE CONTINUA DENTRO) Y la jodida gorda con ganas de celebrar (ENTRASE. EN OFF) Estése quieta, necia. (VUELVE A APARECER) Ya me hincha las pelotas.
JACOBO
No la trate así, considere. Está vieja y susceptible. Se pone triste.
ABSALON
Gorda, vieja y enguayabada. Esto no es vida, niño.
JACOBO
¿No lo es?
ABSALON
Claro que no lo es. Al menos para mí no lo es. Quizás para un zángano, “come lei”, empeñado en pullarse al gentilicio femenino litoral... No sé. Y me perdona, pero me cabreo, como dicen, berraqueo, me arrecho. Estoy furioso, chico... no se puede, mi vale. Otra vez el arca. (CABECEA)
JACOBO
Creo que es el arca con mejor reputación de Maracaibo a aquí. Y va a Oriente.
ABSALON
Luego de reputaciones nos pone en el más apretado entuerto
JACOBO
Son las doñas. El decir de mujeres es el más aéreo y el más veloz. No termino de apretarlas y prometerles el cofre y ya lo sabe el pueblo entero, y vecinos y aledaños y distante parentela. En cuestión de mujeres es lo único más rápido el pensarlo que el divulgarlo.
ABSALON (POR EL VESTIDO)
No se puede. Tal estropicio está de puñalada y hasta hiede porque en muriendo se pudrió. ¡Qué falta de integridad! Ya son meses que no sé lo que es calzón largo. Todo es moña y faralao, faralao y moña, cairel, tira bordada, creuela... ¡vainas! Me pondré uno verde. Que no es estampado pero es muy alegre. Y para rematar, los asaltos. ¿Cómo es posible, niño, que del puerto de Mayas para acá, todo el mundo nos quiera asaltar?
RUIDO DENTRO
JACOBO
No se alebreste que ahí está la rusa entusiasmada de nuevo. (VUELVE A LA BARCA)
ABSALON
Grande y bueno su discernimiento para los nombres. Mira que ponerle Elisa a una bicha Rusa. ¡Cosa de prodigio! Allí donde se le ve, el bribón no acepta decires ni consejas. Yo proponía un mentar más sonoro, que diera de campanadas en el oído de los simples. Yo decía Ninotchka. Pero de allí a ponerle Elisa como llamaban a una novia de Beethoven... el Piélago. Amen de que la gorda, aunque vieja tiene humores de gitana que no de teutona. Y para su movedor espectáculo... ¡Baile de vientre en el Caribe! Donde la gente no come para batir el cuadril... De contarlo y no creerlo.
JACOBO
Sí, quiera Dios.
ABSALON
¡Y por qué la reída?
JACOBO
No, sino que quiera el cielo. Que Polidora, su novia, razón de sus sinsabores, se encuentre en puerto cercano. Aparece, Polidora.
ABSALON
¿Y eso lo mueve a risa?
JACOBO
No, es que remiraba y rereía de las ideas del Párroco de aquel caserío de Carayaca. “Guárdense de mueglies chicos. Cuiden del escándalo. La Jaqueta aunque chiflada es buenamoza y mueve a lascivia. Y peor, que más allá de aquel entrepuntas que mientan Macuto, encontrarán pueblos de brujos y de negros que querrán cogeros de lo más vulgar para perjuicio de tu hombría y de su honor”(POR ABSALON)
ABSALON
Así sí para la puerca el rabo. Que nos cojan falta. Sí, sí, así mismo es. Corrija el rumbo, que en pasando tres pueblos de hampones, halle cinco de matos mieleros y forzadores emboscados. ¡Qué digo emboscados! Enmuellados en este erial.
JACOBO
Y a eso iba que aparezca su mujer.
ABSALON
Y finalmente una suya.
JACOBO
Bueno. Meteremos el andrajo de carpa de este lado. La Guaira llaman a este punto y es puerto muy principal. Aún las gentes se dicen civiles y entre civiles es justo medrar. Ahora construyen la barra y aseguran una hondura que no atollen naves de gran calado. Y, hasta Santiago de Caracas, un ferrocarril monea ese cerro por rieles de fierro de tendido empinado. “Pero ante todo (VUELVE A IMITAR AL CURA) alejaos de Muchinga. Ese castillo es malo. Allí ninguna mujer es decente y de hombres ni un santo varón. Otra que no honrada gente hallarán, pues en las ruinas habita el vicio. Muchinga es un escollo que encalla al paseante. Fin de la ruta.”
ABSALON
Hervidero de putas. Ánimo pues, Polidora debe ser cercana. Cuando el feo Trojillo la llevó de casa, seguro la trajera a la costa, pues sus asuntos son de navegación y figurines. Mercadería de templos. Y si no hallelos en puertos relevantes. Puede que estén en la Guaira.
JACOBO
¿Y si Polidora? Polidora es mujer ajena.
ABSALON
No reculo. Porque si la virtud es desuso. El uso no es defecto sino otro género de sapiencia y gusto.
JACOBO
Hereje, ¿y si ha olvidado?
ABSALON
No me mate las ilusiones, compadrito. Polidora me tiene que recordar. Entre nosotros, conocernos fue al momento simpatía y compromiso de amores. Ella es gente de bondad, no traiciona el sentimiento.
JACOBO
Trojillo es un hombre, si feo, de muchas riquezas y comodidad. Mujeres de modo y memorias de lodo. Tiempo y agua diluyen. Estamos en la costa. ¿y si el ciriero tiene artes en la cama? ¿Y si ella le come el cochino? ¿Enviciada y salitrosa?
ABSALON
El tiempo lo dirá que no las previsiones suyas. Deje.
JACOBO
¡Dichoso! Hay quien abriga en el sentimiento, el alma de su finalidad precisa. Tal tú. Hay del otro, un cristiano en busca de la simple felicidad. Tal yo. Prueba de todas las sazones carnales, la mujer ha de haber. Mientras es tanto, deja a la carne holgarse en el contento aunque el corazón se inquiete.
EN ESTE MOMENTO LLUEVE.
ABSALON
Llueve. Me acuesto yo junto de Elisa. Usted monta lumbre y guarda su cajón. (VASE)
JACOBO SE SIENTA SOBRE EL ARCA. CANTURREA LA MELODÍA DEL COMIENZO. SE PRODUCE UN OSCURO.

EN UNA CALLE QUE DESCIENDE DEL CASTILO DE MUCHINGA. COMIENZA EL AMANAECER Y UN GRITO ESTENTÓREO Y LASTIMERO, LARGO Y AGUDO, HACE VIBRAR EL ESPACIO. LA LUZ DESCUBRE A ABSALON QUIEN EN CUCLILLAS E IGUALMENTE VESTIDO DE MUJER JUEGA CON UNA VARA. SE HACE LLAMAR LA JAQUETA.
JAQUETA
¡Ay! No desesperes del fin del mundo que ahí llega la oscuridad. Dejen al hombre tranquilo. ¡Viva mi Mocho Hernández! ¡Viva mi Mocho en paz! Déjenle su oreja quieta. ¡Mi mocho! ¡Mi mocho! Ahí viene la oscuridad. Dale libertad a l hombre, chica. Lo malo te lo quito a varazos, pinga, chingona y esjarretá.
El año pasado el mocho deslizaba en una cesta por un gran río que mientan Nilo. Su mamá lo sacó del canasto y le quería soplar unos polvitos de algodón en las bolitas. Y el faraón se puso bravo y ahora no me deja salir al hombre. Viva mi mocho Hernández. Vino la guerra, el Mocho perdió la oreja, como reliquia se la cuidan en Bogotá. Se la guardan en un bolsillo. Un pedacito de oreja. El Cura Rincones. ¡Aaaayyyy!
La guerra, la peste, la lepra, el diezmo, la pálida, la langosta, la azul, la gripa, el general gómez. Ahora el turno de la oscuridad y las mujeres malas.

EN LO ALTO DE LA CALLE APARECEN DIVICIA Y MAGDALENA, VIENEN DE TRABAJAR EN EL CASTILLO.

DIVICIA
Salimos nosotras en danza, niña. ¿No te digo? La pobre mujer nos enlista entre plagas.
MAGDALENA
Está chiflada, Divicia mía. Serénate.
DIVICIA
Al sereno, ésta me la pusiera yo. Me descompone el alma oir profetuchas y lapidarias.
MAGDALENA
Si por eso es, te consumirás angosta. Que locos sobran, son el mal del siglo.
JAQUETA
Mujeres malas, Jiiii. Rufianas, truanas, bribonas. (COMO SI VIERA A ALGUIEN A SU LADO) Dígale a la Veragacha déjese de vainas. Yo no le guardo envidia a ella. Cese de eso. Soy más arrecha que ella. No me oculto la pérdida, se la restallo en la verija. No cuelgo del alero, lechuza, chuu. Se acabó. Se acabó Veragacha. Que anda sucia y meada, oliendo a sulfúrico y amonio. Viene la oscuridad. Viva, viva. Por chicuelo que sea, no hay reventadero de sol. Ni qué decir del niño bobo que se cuece el seso a la luz de desollar las perras. ¡Libertad para ese hombre! ¡Viva Mocho Hernández! Oscuro, oscuro.
DIVICIA
Me pongo mala de nervios, Magdalenita. Habla de la oscuridad.
MAGDALENA
Sí, ahora te falta el coraje, ventruda.
DIVICIA (NEGÁNDOSE A CONTINUAR)
No se desfila ante la vara de la loca. ¿Y si nos la acomoda en el espinazo? ¿Si nos la arrecuesta en el cuadril?
MAGDALENA
¡Jesús, Divicia! Te pelo yo de azotes antes, por mingona.
DIVICIA
Hay para mal agüero, mujer. No maltrates
MAGDALENA
Bruta, creyente.
DIVICIA
Te dije de quedarnos a vivir en Muchinga. Me disgusta regresar a la pieza de madrugada. Por lo menos de quedarnos y pernoctar en el castillo por hoy. Volvamos chiquita que a la mujer mala no la defiende nadie, antes bien, el bicho malo le sigue los pasos y la atranca en veredas.
LA JAQUETA AULLA.

MAGDALENA
Valor, Divicia, no. No amanezco entre esos muros, y lo sabes bien tú, porque basta la clientela que se echa una encima de noche para recibir marido en balde y malo en la madrugada. Me importuna el negro.
DIVICIA
Hacer un sacrificio, nené. Ay, ese negro tremendo de nuevo. Hará que nos lleve el diablo en un callejón de estos o en el vaporón de las ganas que le tengo. Conmigo él no se pone abusivo, porque me lo arrastro a linderos de casorio.
MAGDALENA
Puta casadera.
JAQUETA
Puta casadera.
MAGDALENA
Un día que amanezca más temprano.
JAQUETA
Puta casadera, Ji, ji, ji.
DIVICIA
No, hija, un día que amanezca dos veces. Me lo dijo la señora Insólita, la curiosa.
MAGDALENA
Ay, Divicia. ¡Cuánto eres simple! ¿Pero has visto? Qué de buen ver la amistosa chiflada. Que fina de perfiles, y que noble de extremidades.
DIVICIA
Ojo a la vara, que se arrima vecina.
MAGDALENA (A LA JAQUETA)
Buena mujer. ¿Por qué apareces tan solita en estos senderos y en estas horas y a estas fechas?
JAQUETA
Por lo que no es su asunto, putica. Por lo que hay horas de ser orate y ladrarle a la luna y comer pasteles de boñiga y bañarse en bosta y fregarse contra las paredes cagadas de barro.
DIVICIA
Y lo ha de hacer con mucha propiedad, puesto que se consume en inmundicias y permanece pulcra. ¡Anda aseada la grosería! ¿De dónde habrás salido?
JAQUETA
Del dulzón coñito de mi madre, entrépita.
DIVICIA
Ay, puerca. Ya sé a dónde van a parar las delicias que come. (A MAGDALENA) Andando.
JAQUETA
Llegó el niño, venerando infante.
DIVICIA
Nos vamos, Magdalena. Pongamos la ocasión del lado nuestro.
MAGDALENA
Entíbiate un poco. Que quiero conocerle el pregón.
DIVICIA
Nones, comadre. Los males de mente los gobierna la fuerza demoníaca.
JAQUETA
Llegó el niño, razón de fiestas.
MAGDALENA
¿De cuál niño hablas?
JAQUETA
El famosísimo niño navegante
Cústode y gobierno del negro arcón
Le ofrece en pago de remedios
Que den cuenta de su desazón
Suya y de sus tormentos
DIVICIA
Ya decía yo. No podía ser el Santo Niño de la Costa. Ése lo tuvimos hace tres semanas y retembló Muchinga entero con cajas y panderos. Bastante que las meneamos en su honor y bienvenida. Ya tarda diez meses en volver.
MAGDALENA
¿Y qué trae el arcón?
JAQUETA
Reliquias santas y un verdadero tesoro en doblones rescatado del Río Magdalena. O de la rada de Cartagena.
DIVICIA
Chismes y cuentos se hacen de invento.
JAQUETA
El niño busca remedios. Viene con bailarina del brazo.
MAGDALENA
¿Dónde está el niño?
DIVICIA
¿A santo de cuál causa le llevas la pro al desquicio?
JAQUETA
Recorre la costa desde el poniente.
DIVICIA
¿Insistirás? Lo sabía. Paquetes de engaño se vienen a diario de Colombia.
MAGDALENA
Me intereso, ¿sabes? Y calla que yo te explique luego. (A LA JAQUETA) ¿Dónde anda?
JAQUETA
Mi saber lo cambio por otro solo. Viene la oscuridad. (BLANDE LA VARA)
MAGDALENA
Al contrario, clarea y hará poco tiempo para que esta senda se anime. Vámonos.
JAQUETA
Lo que de saber quiero es si un hombre, señor andino él, y su bella esposa en La Guaira viven. Insípido él, fresca la dama. Feo él, hermosa la dama. Malhechor rufián él, de muchas riquezas, de gracia, donaire y esclarecimiento la dama. De nombre Trojillo él, de nombre Polidora la dama.
MAGDALENA
(A DIVICIA) ¿Qué sabes tú?


DIVICIA
La Guaira no es tan pequeña como se imagina. Y de viejos verdes con lindas jovenzuelas es lo que más se comenta. ¿No te apercibes del gobierno?
MAGDALENA
No conocemos del caso.
JAQUETA
Trojillo, Trojillo. Trojillo trajo trajes de Trejo a la troja.
MAGDALENA
No distinguimos de esas señas. Pero si es un señor acomodado, de riquezas, al día irá de templo. Espéralo al pórtico de la de Lourdes que allí van.

APARECE TROJILLO SEGUIDO CON DIFICULTAD POR POLIDORA.
TROJILLO
¿Por qué de tanto remilgo? Apure, ¿Qué le pasa, Polidora?
JAQUETA
Dulce nombre.
POLIDORA
Espere, señor Trojillo, que he roto el taco del cordobán y así de lento tengo el caminar.
JAQUETA
Dulce voz.
LA JAQUETA LANZA LA VARA A DIVICIA Y SE QUEJA COMO SI EL OBJETO LA HUBIERA QUEMADO.
JAQUETA
¡Aaay!
DIVICIA
¿Qué le pasa?
MAGDALENA
¿Dónde el niño? Di.
POLIDORA
Permítame, señor Trojillo. Quiero volverme a mi casa. Con este contratiempo no quiero llegarme al templo de Lourdes. Me habrán de tomar por coja y no me gusta.
TROJILLO
Y usted antepone la ligereza del dime y direte a la salvación de su alma y a la piedad de los ritos. Frivolidad que no le consiento.
MAGDALENA
¿Y el niño?
JAQUETA
En un muelle del lado occidente, a orillas de la Maiquetía. Donde con alquitrán, carenan lanchones miserables. Allí mismo es.
DIVICIA
Bien. Allá la vara. Toma.
DIVICIA TRATA DE DEVOLVÉRSELA. PERO LA JAQUETA HUYE HACIA TROJILLO Y POLIDORA.
DIVICIA
Toma la vara, necia. Que es tuya.
JAQUETA
¡Cá! ¡Que no! No me pegues, comadre. ¿A qué?
DIVICIA
Ésta es tuya.
JAQUETA (A POLIDORA Y TROJILLO)
Piadosas gentes, sálvenme de esta fenómena. Me quiere golpear.
DIVICIA
¿Qué dices? La vara te corresponde, loca.
TROJILLO
Desalmada, ¿usted qué hace? Queriendo varear a la pobre mujer.
DIVICIA
¿Yo?
JAQUETA
¡Socorro! Graciosa señora, la muy cruel me quiere despellejar.
DIVICIA
Calumniadora, sólo que la vara es suya y se la quería recomendar.
TROJILLO
¿En los lomos, malvada?
DIVICIA
Calle, chácharo. Que ya me hago el retrato.
TROJILLO
Mujerzuela. Qué malos modos.
MAGDALENA (SALIENDO)
Vente, Divicia. No hagas caso.
DIVICIA
Más me vale. (SOLTANDO LA VARA) Ahí tu vara, chiflada. (MIENTRAS SALE) No la recojas, cerda. Que te aprovechen los gamines y te abusen los mozuelos, hedionda, que te hallen sin defensa y te muelan el costillar.

QUEDAN LA JAQUETA, TROJILLO Y POLIDORA.
POLIDORA
Desandemos, Trojillo, ya son dos los inconvenientes.
TROJILLO
Éstas son rameras de Muchinga, pelando a esta sola, dejada de la mano de Dios. Este sitio es nefando. No sé por qué el prefecto...
POLIDORA
No vaya continuar la del gobierno.

TROJILLO Y POLIDORA EMPRENDEN MUTIS PERO...
JAQUETA
Andas renca, señora.
POLIDORA
Es el zapato que acabo de romper.
JAQUETA
El taco.
POLIDORA
El taquillo.
TROJILLO
El tacón que bastante caro ha resultado y demasiado accidente ha comportado. Ahora desandamos por su causa que es vanidad.
JAQUETA
Su palabra vaya adelante, y con todo el respeto, señor, pero en cuestión de calzados el asunto es más trascendente. Sea chinela, zapatilla o borceguí, cuero, pellejo o lona sus aconteceres hablan no sólo de lo que ha sido de lo que está por ser.
TROJILLO (CON SORNA)
¡Qué esclarecida!
POLIDORA
¡Qué simpática!
TROJILLO
Sabrás tú mucho de zapatos que andas de pie en el suelo.
JAQUETA
Más por necesidad que por antojo y saber.
POLIDORA
Eso es dicho de tu gracia natural.
TROJILLO
Y por sus regulares miembros.
JAQUETA
Si estrecha el calzado, aprieta el pie. Ello es presagio de espíritu oprimido y por tanto de malos humores. No debe ir el pie demasiado a su largo y ancho, que el pie como la montura queriendo ir escotero y a su arbitrio, distrae y resbala. Cuente cuánto desnucado del zapato ancho. Y en cuanto al tacón, allí la cosa se pone grave. Si se rompe, la víctima ha de cobrar afectos en ese día de infortunio y saber de amores.
POLIDORA
Esos no los necesito que soy señora, ingeniosa.
JAQUETA
En el matrimonio se cruza el aro, más no se obtura.
TROJILLO
Graciosa, ¿vas sola? Apremio por alguna que haga compañía a la señora Polidora, ayude en la casa y cuide los oficios.
JAQUETA
Soy sola, señor, y honrada. ¿Le placería emplearme, doña?
POLIDORA
Te necesitamos. (MUTIS)
TROJILLO (PELLIZCA DISCRETAMENTE A LA JAQUETA)
Síguenos a la casa. Allí nos harás servicios. (MUTIS)
JAQUETA
Señor, soy honesta. No confunda devoción con sacrificio. Tengo mis artes y modos para combatir por la decencia del hogar y el buenvivir. (MUTIS)




EN EL MUELLE.
JACOBO SENTADO EN EL ARCÓN SE EMPOLVA SUTILMENTE LA NARIZ Y SE RELAME COMO GATO MOHINO. APARECEN MAGDALENA Y DIVICIA. DIVICIA RIE DEL ACTO DE MAQUILLAJE Y HABLA A MAGDALENA SIN QUE JACOBO DESCUBRA SU PRESENCIA.
DIVICIA
¿Y qué premura es esta de negociar con amaricados?
MAGDALENA
Ay, sí, claro. Como que tú no tratas con ellos, ni participas de sus fiestas, ni transas con sus saberes y baratijas.
DIVICIA
Pues con esas niñas, solo en lo que es de provecho, en el Castillo y, por lo demás, con harto recelo.
MAGDALENA
Pues yo me tengo por más rápida por saber que él me conviene.
DIVICIA
¿En qué?
MAGDALENA
Éste, mentado El Niño, va en procesión por la Costa con un arcón, guarda de una reliquia muy vieja con cierta facultad mágica y milagrosa.
DIVICIA
¡Lo he visto todo! Magdalena avivada por magos y mariquitas.
MAGDALENA
Divicia, ¿por qué eres tan simple? Conociendo lo que soy.
DIVICIA
Desencantada de la vida, seca y sin ilusiones. La gran sorpresa.
MAGDALENA
Y tú, la gran necia. Esto no me lo aprendí de nadie. Pero hay el día en que hasta una pared te lo dice.
DIVICIA
Que lo oigas por entre las piedras de un muro, pase. Pero, hija, ¿me hablas en serio? Que te hace falta el sueño.
MAGDALENA
Es la misma historia que te repite el muro, la entraña de ese monstruo trepado frente al mar. Un túnel familiar, que a veces estalla en relámpagos y al que conoces desde casi niña. Y es un auxilio cuando el hombre te aprieta, el desconocido, te estruja. Una pierde el equilibrio, no sabes si de asco o de debilidad y ése es tu único apoyo
DIVICIA
Amanece raro. Este día. No sé qué me recuerda. Todavía no ha entrado completo y ya me calza una perturbación.
MAGDALENA
Ese muro sucio, sin ilusiones, salado por la brisa del mar, por los humores y orinas de hombres que tú no conoces, un día te lo dice. Debe de haber. La ilusión debe de ser. No cabía para guardarla entre las piedras de esa prisión que llaman castillo.

DIVICIA
No, chica, tú lo que estás es amanecida.
MAGDALENA
Pendeja. (LA CARREREA)
DIVICIA
Está bien, está bien. No te entendí. Pero, ¿y el mago?
MAGDALENA
No es mago, tiene una medalla para encontrar lo que permanece en extravío.
DIVICIA
Pero tú no tienes nada qué recuperar. Tus papás, muertos; y si por aquel que te trajo al castillo, ni te acuerdas.
MAGDALENA
La magia está en hacerte creer en lo que tú no crees.
DIVICIA
Entonces, hablarás de tu hermano. Pero yo no creo. Porque él era cura misionero y tú puta. Eso no concilia ni conjuga.
MAGDALENA
Todo está por verse. (A JACOBO) Mírame tú, que debes ser El Niño porque en viéndote, de seguido entran las ganas de jugar contigo a la nana.
JACOBO
Ay, señora. ¡Qué atrevida vienes! Soy el Niño porque soy niño. (SE LLEVA LAS MANOS AL PUBIS)
DIVICIA
¡Qué mono! De seguro éste es el mago. Me hace nacer en el seno la mar de las ternuras. ¡Ay, una lindura de hombre!
JACOBO
¿Y qué solicitaban las comadres en horas tan tempranas? Casi aún duermo. (BOSTEZA CON AMANERAMIENTO)
DIVICIA
¡Delicioso! Mira que entorna los ojitos. Me caso.
MAGDALENA
A la trinchera, Divicia. Guarda tus aires. Lo descubrí yo.
DIVICIA
Abusadora.
MAGDALENA
Parejera.
JACOBO
Dejarán sus querellas algún día. Entonces vendrán a explicarse.
MAGDALENA
No es necesario el entonces. Yo venía a solicitarte una gracia. Me decían que trasegas por la costa un arcón con una reliquia santa.
JACOBO
Es así. Mas tengo vedado comerciar con ella.
DIVICIA
Yo en cambio noto otras reliquias que te colman el cuerpo. Nadie te impide comerciar con tus gracias.

MAGDALENA
¡Divicia!
JACOBO
¡Señora!
DIVICIA
No lo soy, ni somos señoras, Niño. Tenemos maridos por noche y nos matrimoniamos con el peso macuquino.
MAGDALENA
Divicia, es un favor, calla. Y este otro, favor que te pido, Niño. Vengo a reclamar merced de tu reliquia. Me dicen cumple el prodigio de reencontrar a los extraviados y devolver lo perdido.
JACOBO
Has hecho bien en acercarte.
MAGDALENA (PARA SÍ)
Y sólo de conocerte, ya cesan mis intereses.
JACOBO
Sin embargo, mi medallón santo no obra prodigios según mi voluntad. Puede que en el momento menos pertinente procure un hallazgo feliz. No obedece a mi gobierno y forzarle me es imposible.
DIVICIA
Pero habrá manera, hacérselo más fácil, más propicio, más concentrado.
JACOBO
Queda de usted intentarlo, pero corre por su poder sugestivo. Pues también eso lo tengo prohibido.
DIVICIA
¿De quién?
JACOBO
Prohibido de algo que tomo por un ser de fábula, una sirena. Un ser mitad escamoso que me habló en las bocas del Magdalena.
DIVICIA
Sabe Dios cuál encantamiento emanas, que hasta en el engaño obras fantasioso como niño.
JACOBO
El delirante que se sumerge en las redes del engaño no es menos responsable que el fantasioso que las hurde y tiende.
MAGDALENA
Me gustas
DIVICIA
Sí. Me gustas.
JACOBO
Me gustaría me honraran diciéndome sus gracias.
DIVICIA (CON GENUFLEXIÓN ADULANTE)
Divicia.

CUANDO MAGDALENA VA A HABLAR SE PRODUCE RUIDO EN LA BARCA.


JACOBO
Sabrán disculpar que las evite ahora. Debo disponer el trabajo. Elisa, mi bailarina, presenta su acto por la tarde, aquí mismo.
DIVICIA
Pero... ¿Y qué prescribe al paciente el venerando niño? ¿Cómo alivia sus furores el aquejado?
MAGDALENA
Sí. ¿En qué modos ha de colmar sus deseos el que solicita?

EL NEGRO HA ENTRADO SIN QUE LOS OTROS SE PERCATEN

EL NEGRO
Lávese con permanganato y alumbre que eso tiempla el cuero y aprieta la ojiva. Sabrá mucho el curioso y será muy demandado para que los pacientes madruguen. Llévela a dormir pronto, Divicia, que hace que sueña y las putas cuando ven el sol se apergaminan.
JACOBO
Mas yo aconsejo de visitarme seguido. Gallo que ronda halla la oportunidad y pisa. Será otra vez.
EL NEGRO (A MAGDALENA)
El muchacho no requiere, ¿ves? No insista, no ofrezca. A lo mejor y ¿quien quita? con esos colores y maneras, lo que la anfitriona cobra por ceder el huésped paga por regalar.
MAGDALENA
Bien muerto de hambre el que cobra por recibir y con vulgaridad reclama lo que no es su alcance merecer.
EL NEGRO
Vaya, Divicia, y llévela, o les cierro el castillo. Tendrán que comerciar, si dejan, en los muelles, en las calles. Donde el macho no es querendón y recula y no paga. Así que coge a la fuerza lo que al joven se le regala y él rechaza con suspiro y monada.
MAGDALENA
Sólo sabes hablar de sucio. (SE VA A IR, PERO...)
EL NEGRO
Y sea indulgente, señor. Perdóneles las porquerías que proponen de entre dos.
JACOBO
Vayan que voy al trabajo, adiós.
JACOBO Y LAS MUJERES SE RETIRAN
EL NEGRO
Jipato. ¡Cómo palidecen las niñas! Adiós las tres.

OSCURO





EN EL CUARTO DE POLIDORA. UNA VENTANA, CELOSÍAS Y LA LUZ QUE PROVIENE DE ELLAS. VIENEN POLIDORA Y LA JAQUETA.

POLIDORA
Y de remate, mi pieza. El señor Trojillo es muy de antes y te pedirá que armes el lecho justo en la puerta. Acá hace calor, no es como en mi tierra. Pero si algo te estremece en las noches o te atemoriza, tienes mi licencia para llegarte acá y que nos brindemos compañía. Claro, aparto el martes que es el día de cumplir con mi marido.
JAQUETA (SUSPIRA)
Aja.
POLIDORA
Qué de suspiros.
JAQUETA
Que ya no gusto de los martes. Son días de mal sino. Y la noche más negra y tenebrosa es para mí, de un tiempito a esta parte, la noche del martes. Ni amancebes ni te embarques
POLIDORA
Ay, tanta iluminación en el decir y la oscuridad plena en el pensar. Me pareces supersticiosa, como mi marido religioso y creyente.
JAQUETA
Dios nos guarde el lugar, señora. Nunca, de ningún modo parecida a su marido. No me duelen las creencias.
POLIDORA
¡Qué manera de expresarlo! Pero veo te condueles de alguna cosa del alma. ¡Y antes te vi tan viva! Luz de la calle, oscuridad de la casa.
JAQUETA
No me duelo del alma, mi dueña, sino de su residencia principal, su nido, el corazoncito.
POLIDORA
¿Pero penas por cariños? A ver. ¿Conoces tú de amores? Tan solita, hermosa mas al descuido, en el arroyo, empobrecida.
JAQUETA
Conozco de amores que son la razón definitiva de mi transida situación.
POLIDORA
¿Sí? Pues di.
JAQUETA
El amor es un gracioso muchacho, travieso, peligrosamente armado con las flechas del dolor y la ceguera del capricho. Lo he visto brincar sobre las distancias más representativas de la prudencia, burlar las diferencias más feroces y relajar las creencias que hacen las épocas. El amor va allí, en el rabillo del ojo de mozo más inocente y en la evidencia de las mujeres perdidas. Yo he amado tan locamente y amo que abandoné la sabrosa familiaridad, la tranquilidad gregaria y el mínimo sentido común. Todo porque el loco chiquillo de carcajada picante me ha asaeteado el pecho, de este lado, del de la teta izquierda, perdiéndose luego en la entrevera de luces de una ventana. Justo, la noche de un martes.

POLIDORA
Me maravilla. Hablas bueno. Te declaras perdida y conversas a sentido y sentimiento. ¿Qué habrá de singular en tu vida, que te entregas a estos malos enconos? Y suspiras con ansias y condenas uno de los benditos siete aparecimientos del sol. Por mi parte también supe de amores, de flechas y furtivos arrobamientos.
JAQUETA
De seguro, mi señora. Eres casada.
POLIDORA
No tan seguro. El maridaje de Trojillo... No sé por qué decírtelo. Apenas sé de ti y ya en ti confío. Y no quiero contaminarme de este humor melancólico que tu hablar destila. El maridaje de Trojillo fue para mis apetitos más adormecimiento que refección.
JAQUETA
Mi turno de maravillarme. Dice que la fuente más dulce, que el objeto de nuestras apetencias no las sacia.
POLIDORA
Haciéndote pasar ahora por ingenua, te allegas a la crueldad, Jaqueta.
JAQUETA
Desafortunadas ocurrencias, caprichos míos que la señora sabrá ver con indulgencia. Es sólo que deseaba escucharlo de tus labios.
POLIDORA
¿Escucharlo? ¿Qué cosa?
JAQUETA
Que sólo amabas a uno, y ese uno era otro que no tu actual esposo.
POLIDORA
Date tu puesto. Te excedes en el antojo. Cuenta de dónde sales y por qué derivas en soledad.
JAQUETA
Nada más divorciado de mis intenciones que darme aires que no correspondan. Ruego me perdone.
POLIDORA
No te va el servilismo de falso humilde. No te va. Te miras cómica cuando adulas. ¿Eres venezolana?
JAQUETA
Paisana suya.
POLIDORA
Soy de los Andes.
JAQUETA
También yo. Y de buena familia. Requisito a ser dicho por toda criada dama de compañía. Me enamoré malamente de alguno que me traicionó, desposose con otra diferente de mí, por la viudez de su condición y la bonanza de sus haciendas. Y las ingratas bodas lo hicieron peregrinar a la costa.
POLIDORA
¿Y, te desgració?


JAQUETA
En el sentido figurado. Y en el sentido. Pues con el arrebato me vine en su busca. Conservo mi gracia, mi honor, duramente. Aprieto mordiente los muslos y la canilla, pero con éxito. Ello no evita que mi familia no quiera ni aguaitar mi rostro y renunciando a mí, me tenga por muerta. Transito la costa con tres compañeros en busca del malhechor que prefirió a otra en razón de su comodidad.
POLIDORA
La gente de modo tiene sus maneras.
JAQUETA
Y los enamorados, aunque escaso, su acomodo.
POLIDORA
Y, pesar de pesares, hay razón. Sin embargo, cada pareja tiene su historia que es su figura, entuerto y revés. (LA JAQUETA SE ACERCA PROVOCADORA A ELLA)
Échate para allá, tonta. No mimes, no soy tu hermanita.
JAQUETA
Me dejé sentir. Soy tan sola.
POLIDORA
¿Y esos tus compañeros, quienes?
JAQUETA
Una, reputada bailarina de vientre, de nombre Elisa. Cosecha admiración por su insigne arte doquiera danza.
POLIDORA
Uff, se puede creer.
JAQUETA
Otro, carretero, marinero, experto tripulante, amigo de remiendos, recomiendos y consejos, curioso, matemático, refinado conversador, comerciante y colombiano que llamo Jacobo.
POLIDORA
Es de todo.
JAQUETA
Y es nada. Y otro, mi primo, que anda también de empresa semejante a la mía, buscando una querida suya, casada con viudo rico. Agraciado mozo aunque de patética tristeza.
POLIDORA
¿Y a ése cómo le llamas?
JAQUETA
Absalón.
POLIDORA
¿Segura? ¿Absalón dices?
JAQUETA
Absalón digo. Como que soy su prima. A quien su madre, gran lectora de los viejos testamentos lo llamó como al más hermoso judío.
POLIDORA
Yo soy de un villorrio humilde y encantador que dieron en llamarle Batatillo. ¿Lo conoces?
JAQUETA
Más mi primo que esta servidora. Es de allá. Quién sabe y te conoce, señora.
POLIDORA
Puede que sea, amiga.
JAQUETA
Y ahora que los hemos mencionado, caigo en mí. Mira qué cabeza la mía. Debo despedirme de ellos. Con su venia por supuesto. Salgo ahora y vuelvo pasado el almuerzo. Voy hasta la Maiquetía, donde dispusimos nuestro coche, carpa y velero. (SE INCLINA)
POLIDORA
Si insistes en doblarte así, darás con tu frente en el piso y la cargarás a rastras como uña de arado. Exagerada. Además, te agradezco no dar mis señas en ese circo que te traes.
JAQUETA
Menos circo que romería. Mas sea como quieras. A tu servir, señora. Parto, después a tu vera tengo de echarme pronta a tus requerimientos.
POLIDORA
¡Qué expresión! Ve y vuelve con holguras. Aguanto lo preciso el hambre de tu conversación.
JAQUETA
Que yo te sacie. (YENDOSE) Haber de vernos.
POLIDORA
Absalón, ¡Absalón! ¿Quién que no el amante que decidí adormecer en mis adentros cuando era sujeta a la desesperación? ¡Por todos los santos! Aún pervivo en otro ser y no entre cuatro encaladas paredes de almacén de iglesia o entre las agrias parras del Caribe. ¡Santísimo! ¿Qué propósito lo trae a mis cercanías? ¿Qué viene a cobrar, mi amado Absalón? ¡Amado! Ya no hay gobierno en mi verbo. Ni en mi juicio discreción. Ya hiervo como en el pasado. Que sólo las mujeres seamos estimadas ligeras y fútiles.
Estoy condenada, señor. Que en un minuto me enciendo, y... ¿Qué orejas son éstas? Otro que orejas son. Conchas ardidas, calientes por el rumor del mar, por el susurro de brasas de un adolescente travieso, como lo describe la graciosa.
Alinea el paso, Polidora. Eres mujer decente y se te veda el arrebato.
(SEÑALA LA VENTANA) La resolana por ese hueco me tuesta las entrañas. ¿Despierto aún, corazón? Te creía embaldado en la Guaira. Te siento doler y crepitar bajo el sol, como cenizas. Como pedazo de mar, efervescer en la ola o bullir de luz.
¿Por qué me sigues, Absalón? ¿Para qué me quieres? ¿Me quieres? ¡Aaaayy! Mejor averiguarlo con presteza. (VA A SALIR) ¿Y el señor Trojillo? ¿Qué sé yo? La mantilla (LA TOMA). Amor y prudencia se querellaron a principios del mundo, no seré yo, pobre mortal, quien haga de alcahueta en esta reconciliación. Poco podría. (SALE DEL ESCENARIO)
SE PRODUCE UN OSCURO






EN EL MUELLE
ABSALÓN BUSCA CON ANSIEDAD ENTRE LOS ENCERES DEL CARRO COCHE VELERO ALGO EN PARTICULAR. JACOBO ENTRA CON UN SACO ACUESTAS, UNO DE VARIOS QUE HA DISPUESTO PARA DELIMITAR UNA PISTA O ESCENARIO.

JACOBO
¿Qué apuros lleva mi niña? ¿Qué busca?
ABSALÓN
Déjese de mariconadas, niño. Hoy se acaba la guachafa. Y no me trate de señorita.
JACOBO
Oh, Oh. Encontró lo que buscaba.
ABSALÓN
Aún no. Entre tanto tiempo de desarreglos y ése desarreglo de cachivaches, no retengo dónde moran los últimos calzones largos. Los que guardé al paso de Borburata.
JACOBO
¿Y usted a la caza de unos calzones? AAAAyyy. Ya yo sabía que esos retrueques no le iban.
ABSALÓN
Déjese de burlas necias, que necesito empantalonarme. Ya la encontré y seguro viene a buscarme luego luego.
JACOBO
¿Qué? O ¿A quién?
ABSALÓN
A Polidora. ¿Quién más sería?
JACOBO
¿Y pasa algo, que no vienes contento?
ABSALÓN
No sé. Hablamos, como tenía pensado que haría. No se prevé nunca el humor que te inunda, el sentimiento que va a afectar.
JACOBO
Me lo dijeron como decir pagano, disfruta la vía y la guía que goce en la empresa no había. Lejos que en el propio fin. Tantas mujeres en la costa y tanto placer realengo que es lástima finiquitar el empeño. Ya. ¿Cómo sabe que vendrá? ¿Lo manifestó?
ABSALÓN
No, pero yo sé que sí. Hablante largo, dígame de los calzones. Porque hasta el culo de Elisa le registro si preciso y usted no me satisface.
JACOBO
Es que es un tanto difícil. Porque el último par lo vendimos en Colón. Restan sólo los que llevo puestos.
ABSALÓN
Jodido turco. Me roba.
JACOBO
Jamás. ¿de dónde saca eso?
ABSALÓN
¿Y usted, qué espera para sacarse esos?
JACOBO
¿Qué? No me proponga indecencias, joven.
ABSALÓN
Se pone fuñidor y pendejo. A ver. Quíteselos de un brinco. O le brinco y lo despellejo a patadas.
JACOBO
Será muy fácil.
ABSALÓN
Será muy difícil. Que me asiste la razón y la necesidad.
JACOBO
Ay, sí tú, Alejandro Dumás.
ABSALÓN
¡Los calzones, carajo!
JACOBO (POR UN RUIDO DENTRO)
Calma, Absalón. Es que la rusa pretende participar del jolgorio. Mi querida Jaqueta. Así no podemos. Yo también espero visitas y están concertadas desde vísperas. Además, será hora de presentar a la artista y no quiero que me hallen fuera de mis paños. No es honorable.
ABSALÓN
¡Honorable! Después de todo, usted lo que quiere es mostrarle el contenido de los paños a toda pollera distraída que se acerque.
JACOBO
Lo que diga y como lo diga. Pero todo tiene su método. ¿verdad? Tú misma en las previas no te presentas en fondos.
ABSALÓN
Y vuelve a las bromas. Ensériese, que trato sobre lo más importante de mi vida, lo más de singular.
JACOBO
Y yo por defender lo que no siendo singular, no deja de ser únicamente la vida mía.
ABSALÓN
¡Qué truhán y ligerezas! Pensar que hemos atravesado grandes horas y espacios haciéndonos el compañero. En ello no hay ni el recuerdo de la lealtad. (MIRA QUE VIENE POLIDORA) ¡¡No!! Polidora. Ya viene por allí.

ABSALÓN HUYE TRAS EL VELERO. POLIDORA LLEGA Y MIRA A JACOBO, QUIEN SE AMANERA EVIDENTEMENTE.

JACOBO
¿Sí?
POLIDORA
Buen día. ¿El circo, la romería?
JACOBO (QUE NO ENTIENDE)
¿Sí?
POLIDORA
Vienen del Batatillo.
JACOBO
¿Sí? Quiero decir sí. Se vuelve uno tan inseguro...
POLIDORA
Bueno. Es que me dieron estas señas pero... Yo busco a un hombre que viene por la costa en amorosa penitencia.
JACOBO
Ay, sí. Aquí mismo es. Ya nos encontró, m´ijita.
POLIDORA
¿Sí? Pues, yo venía para aligerar penas que nos afligen en comunidad.
JACOBO
Usted nos honra compartiendo estas humildes cuitas. ¿Qué le digo? Mire. Yo sufro de un dolor y de una debilidad, acá. (SE SEÑALA LA CADERA)
POLIDORA (SORPRENDIDA)
Sí, pero... ¿Tendría usted a bien?
JACOBO
A bien y a buenísimo, señora. Superlativo. Pintiparado, mi negra. ¿Vino usted dispuesta?
POLIDORA
Excúseme. Principalmente quiero saber, dónde.
JACOBO
AH, sí. Bueno sí. Exactamente en la cartuchera, donde desembocan los caños del Isquión. Donde se abulta luego el cacho de carey y se forma la verija, le digo.
POLIDORA
Pero yo no entiendo, a mi me dijeron...
JACOBO
Sí, sí, sí. Siempre hay quien diga. Pero de primera mano, por cuanto ocurre y yo soy el protagonista, digo que en las bocas del caño Maño.
POLIDORA
¿Entonces? (SE QUITA LA MANTILLA Y LA DEJA SOBRE UN SACO)
JACOBO
Pues allí sozobró mi navecilla. Yo me precipitaba espantado en el fondo del estuario, cuando un pez enorme, apareció entre la arena y el barro. ¡Qué grande belleza! Larga cabellera, hermosas mamas, que mi palabra no la ofenda.
POLIDORA
Usted me habla de una sirena.

VIENE ENTRANDO MAGDALENA CON DOS BOTELLAS DE AGUARDIENTE. JACOBO NO QUIERE QUE ESTA VEA A POLIDORA Y EMPUJA A LA ÚLTIMA.
JACOBO
Sirena, sí, sí. Pero éntrese señora. Más luego hablaremos luengo. Por aquí, señora. (LA SACA DETRÁS DEL VELAMEN)
POLIDORA
Pero...
JACOBO
Se lo suplico, señora, espéreme acá.
MAGDALENA
Niño.
JACOBO
Si es su gusto.
MAGDALENA
Mi gusto y necesidad. Hace rato te tengo pendiente.
JACOBO
Seguiré pendón, según va el día.
MAGDALENA
Yo te diera ánimos, gamín. Venía y traía. (POR LAS BOTELAS)
JACOBO
Pues ahora, ibas y llevabas, mejor.
MAGDALENA
¿Qué me temes? (POR LA MANTILLA) ¿Y esos velos?
JACOBO
No. No. No son míos.
MAGDALENA
Eso creí. Pero ya no lo tengo así de claro. (SE COLOCA LA MANTILLA) Me será divertido quererte entre tanto faralao y encaje. Como mascar los corazones de lechuga, que se quiebran al diente y estallan líquidos en la boca.
JACOBO
¡Uyy!

ENTRA TROJILLO MUY AIRADO. CONFUNDE A MAGDALENA CON POLIDORA.

TROJILLO
Señora Polidora, me escandalizo de verla ambulante por esta costa de pillos y sin la venia de su marido.
JACOBO
¡Qué tempestad, señor!
TROJILLO
¡Señora Polidora!
MAGDALENA
A juicio de mi conciencia, el señor se engaña. De seguro, lo conozco en antes. Pero no es mi gracia lo que solicita el santurrón.
TROJILLO
Ah. No es Polidora.
JACOBO CAE EN CUENTA DE LA IDENTIDAD DE SU REFUGIADA
JACOBO
No. No es Polidora.
TROJILLO
Puah. Insulto a mi esposa confundiéndola con semejante hetaira.
MAGDALENA
Ser su esposa será suficiente insulto, señor Horrible.
JACOBO
Y el señor, ¿se interesaba por alguna danza?
TROJILLO
Cortesanías a mí. Insulso. Han visto a mi mujer en carreras hacia estos rincones. Lo dijo el monaguillo Antulio. Y la verdad es la única culpa en la inocente lengua del servidor de Dios. (VASE POR EL LADO OPUESTO AL QUE ENTRÓ)

VIENE ENTRANDO EL NEGRO
JACOBO
¿Y éste?
MAGDALENA
Éste me maltrata y aquel de peores modos. (CORRE DETRÁS DEL VELERO Y SE OCULTA)
EL NEGRO
La he visto. Lo sé. Casi volaba la puta cuando corría hacia acá con frascos de aguardiente. Que no se oculte. Poco le vale, que ya está vista. Y como me ha visto se mete en prisas para empiernarse en un catre de allá adentro.. La muy zorra.
JACOBO
La violencia. Con rapidez de espasmo cae la negra noche del invierno.
EL NEGRO (AGARRA A JACOBO POR LA PECHERA)
A mi no me parábolas, mariquilla. Te sacudo lo empolvado, flor de retrato.
JAQUETA (ENTRANDO)
¡Ay, que me desgracia al jovencillo! Suéltalo, abusador, mal hombre.
EL NEGRO SE ENFURECE MÁS. LOS TRES SE TRABAN EN UN FORCEJEO.
ENTRA DIVICIA CON EL DELANTAL OCUPADO POR ALGUNA VIANDA.
DIVICIA
Déjalo ingrato oscuro. Moro, azul. Ay, no me lo menees que me lo descompones. Me van a quebrar el muchacho. Zángano. Ay, las aceitunas. Yo que las traía para el niño y así protagonizar vivir un sensual romance mediterráneo.
EL NEGRO (DEJA EL BARULLO)
Hay quien nace excusado y otras necias para hacer defensas. (SE ACERCA A LAS VELAS POR DONDE VIÓ DESAPARECER A MAGDALENA) ¡Magdalena! ¡Rata de muelle! ¿Con quién te revuelcas en este chiripero?
APARECE DIGNAMENTE POLIDORA, CON LA MANTILLA Y LAS DOS BOTELLAS EN LAS MANOS.
EL NEGRO
Ay, señora, perdona. No tengo cara. ¿Qué hago?, ¿qué hice?
POLIDORA
Jaqueta. Invenciosa. Mira a qué emboscada para la honra me traes. Me insultan a voz en cuello.
JAQUETA
Pero señora.
POLIDORA
Nada, mujer. Sácame de esto. ¿no andas? Hija, me sigues.

VIENE ENTRANDO TROJILLO.
JACOBO
¿Ahora justo? No se vayan, señoras.

POLIDORA APROVECHA PARA VELARSE
TROJILLO
Heme aquí de nuevo. Algo sospecho de este tenderete miserable.
POLIDORA (A JAQUETA)
No, Jaqueta. Que no podemos luego marchar.
TROJILLO
¿No eres tú Jaqueta? Te hacía casera y comprometida.
JACOBO
Jaqueta linda. Habiendo gente, avemus público. (SE SUBE AL ARCÓN) Desde la estepa más lejana, donde roncos cosacos arrullan el Volga, y una matrushka entona nostálgica la gran balalaika. Debo presentarles... ¡Cuánto es un placer para mí! No, no es mi reliquia que tampoco vivo de ella. Sino mi bailarina, Elisa.
LA JAQUETA TOMA UNA PANDERETA, Y HACE TODA SUERTE DE REVERENCIAS QUE PRECEDEN LA ENTRADA DE ELISA, LA OSA DANZARINA. HAY UNA MÚSICA ORIENTAL. LA OSA VIENE DE ODALISCA. TODOS COMIENZAN A LLEVAR EL RITMO DE LA DANZA CON LAS PALMAS.
EL NEGRO Y TROJILLO EMBEBIDOS. DIVICIA APLAUDE Y CAEN LAS ACEITUNAS. LA OSA SE DESCONCENTRA Y SE LE ENCIMA PARA COMER. DIVICIA GRITA. ESTO CONLLEVA AL FRACASO DEL ACTO. MAGDALENA Y POLIDORA APROVECHAN PARA HUIR. LOS HOMBRES RIEN. ELISA RUGE, DIVICIA LLORA. CON LA CONFUSIÓN GENERAL JACOBO APROVECHA PARA ENFUNDARLE LA CABEZA AL NEGRO EN UNA TELA NEGRA SE PRODUCE EL APAGÓN.

VOCES: El eclipse, el eclipse. El eclipse.
DIVICIA (ENCIENDE UN CERILLO)
Ay si es verdad que hoy había eclipse. (LO APAGA)
TROJILLO (ENCIENDE UN CERILLO)
Por eso siempre es bueno cargar velas. (ENCIENDE UNA VELA) Será un eclipse.
(LA LUZ DE LA VELA NOS DEJA VER A ELISA A SU LADO QUE RUGE Y APAGA LA MISMA)

OSCURO TOTAL

FIN DEL PRIMER ACTO.











EN EL CASTILLO DE MUCHINGA.
UNA SILLA CUMANESA, UN MARINERO EBRIO REPOSA EN ELLA. UNA BOTELLA DE CRISTAL PARDO LLENA DE LICOR. UN BACÍN CON AGUA, UNA JARRA PEQUEÑITA Y UNA TOALLA. UNA VELA ILUMINA EL CUARTUCHO. LA LUZ ES TRISTE Y VIOLENTA, TORNASOLADA. MAGDALENA ESTÁ BEBIENDO DE PIE FRENTE AL MARINERO.

MAGDALENA
Estamos en guerra. ¿No es así? (LE AGARRA EL SEXO) dijeron que eras griego. ¡Qué lejos! (EL MARINERO HACE SEÑAS DE QUE TIENE CALOR) ¿Acalorado? Me doy cuenta. Desabotónate aquí. (EL MARINERO APROVECHA PARA HALARLA Y SENTARLA EN SUS PIERNAS) Dijeron también que del idioma, ni el “amen” de los rosarios, ni el tam tam de las canciones.
UN RUMOR IMPRECISO AL COMIENZO, SE VA DEFINIENDO COMO UN REVENTAR DE TAMBORES MATIZADO CON LA INTERVENCIÓN DE UN VIOLÍN QUE, DISCRETO, ATACA LOS COMPASES DE UN AIRE CARIBEÑO DE LA ÉPOCA.

MARINERO
Tam Tam.

Ay, habráse visto. Ya me estropeaste la frase y el comentario. Sí, tam tam. Aquí es así. Las piedras se reavivan, con el tambor recuerdan la cantera y una se cimbrea y se ilusiona con el ritmo. Creo que el ritmo sirve para eso, para engañar la monotonía. (EL MARINERO LA MANOSEA) Musiú, ya va, chico. Beba, beba. (LO HACE BEBER) Musiú, ¿ustedes están en guerra? ¡Qué manotas! (SE RIE Y SE LEVANTA) Tan importante la guerra en Europa, ¿verdad? De magnitud muy principal. Y yo aquí, con mi drama caribeño. ¡Uff! ¡Qué olores! Por aquí como que se murió alguien y como que lo malenterraron, porque hiede. ¿Fumas? (LE MUESTRA UN CIGARRILLO, EL MARINERO SACUDE LA CABEZA. ELLA ENCIENDE UNO) Lo hago, pero mal. Dicen que se me ve feo. Cuando yo estaba chiquita, las mujeres no fumban, y menos estos cigarritos putos. Sí, pues fumar es de putas. Se daban sus mañas las negras viejas para libar su rollo gruesote de tabaco, oculto acá. (ABULTA EL LABIO INFERIOR. EL MARINERO CREYENDO QUE SE TRATA DE UN BESO LA TRAE A SÍ) No se agite, No recomiendo la agitación. Que nadie se muere la víspera. Aunque aquí hiede horrible. Traiga acá. (BEBE) Si me permites que me asee... (VA HASTA EL BACÍN Y COMIENZA SUS ABLUCIONES DE VIENTRE) No lo puedo evitar, soy muy limpia. Era retoño de una buena familia. Gente con decencia, no así. Tenía papá, Gómez lo fusiló cuando el nueve. Mi mamá Ursulina y mi hermano Jacobo que fue a parar a Colombia. De cura. Mi mamá lo envió y el muy zángano va y se convierte a misionero. ¡A tierra de indios! Murió mi madre y él jamás volvió a escribir. Un tío, antes de exilarse, demandaba por él en el arzobispado. Y fue la respuesta que estaba perdido en La Goajira. Partió el tío y el resto de la familia. No podía viajar y me quedé sola, con unas hinchazones y toda griposa. Y cuando vine a ver, estaba en Muchinga de residente. Con las mujeres pobres que me tenían por caridad y me enseñaron el oficio. Pero poco hay que aprender.
Creo que quien huele mal ees tú. Seguro. Da acá ese calzado. ¿De dónde te sacan que no ves donde arrastras los pies? (LE HACE SEÑAS AL MARINERO DE QUE HUELE MAL Y LE OFRECE BEBIDA) Tomad, bebed. Es mi gusto hablarte así, remedando el verso curero. Porque confundiendo lo sagrado con lo carnal hallo más que gusto. Como que uno hace cosas muy malas, pero muy sabrosas. Pero como no dominas mi habla, ni entiendes lo que digo y razono en alta voz... Hallo el placer solita. Son vainas. Me tengo por sencilla, ¿sabes? No espero demasiado del vivir. Pero hay días como el de hoy. (LE LAVA LOS PIES, SE LOS HUNTA CON ÓLEO, SE LOS SECA CON EL CABELLO) Así está mejor.
(SE VA MUY SUMISA Y SE ACUESTA EN EL SUELO) El tiempo es hechura de Dios. Sabemos de él, muy poco. ¡Cosa divina! Pero hay días como hoy. De otro modo se extravía una en lo continuo. No se halla norte dentro de una serpiente que se muerde la cola. ¡Qué día! Para muestra: Voy a la calle y me asalta una chiflada. Me insulta neciamente un chupacirios. Aparece un hombre que se dice niño y que porta reliquias mágicas, para encontrar lo perdido. Me confunden con una señora. Veo bailar la osa, cosa que yo cría de Musiús pobres y gentes de leyenda. Y coronando, como que estoy enamorada. El mundo anda loco. Pero es hoy.¿Tú sabes cosa grave? Una puta enamoriscada. ¡Qué triste! ¿Tú viniste sin gorra o la dejaste caer por ahí? ¡Dios! Casi veo doble. Yo no me rindo. (EL MARINERO LLEGA A RASTRAS HASTA ELLA. ELLA LO ACOGE CON BRAZOS Y PIERNAS)
Me dijeron que eras griego. ¿Eso es en Europa, no? ¡Griego! ¡Griego!
(EL GRIEGO ESTÁ DORMIDO Y RONCA)
OSCURO

EN CASA DE POLIDORA
A UN LADO DE LA VENTANA SE ENCUETRA POLIDORA SENATDA MUY ATRIBULADA, TRATANDO DE CONCENTRARSE EN LA LECTURA DE SU DIARIO PASAJE DE LA BIBLIA. DEL OTRO LADO DE LA VENTANA ESTÁ JACOBO, TRATANDO DE LLAMAR LA ATENCIÓN CON BISBISEOS Y PEQUEÑOS TOQUIDOS.

JACOBO (MUY QUEDO)
Polidora, psst. Polidora, psst.

POLIDORA (SOTTOVOCE)
¡En los días del señor! ¿Qué hace usted, vagabundo? Requiriéndome en la celosía. Esto se llama atreverse. Desaparezca, que me grava vergüenzas sin yo meritarlas.
JACOBO
No pierdas continente, señora. En tal arrebato. Dame tu venia para hablarte y convencerte.
POLIDORA
Me respetaría poco yo misma si mantuviera conversaciones de dintel con bribones de tal talla. Siendo como y quien soy. (EMPRENDE EL MUTIS PERO...)
JACOBO
Infinitamente menos te has de respetar, sabiéndote fría asesina.
POLIDORA
¿Yo? (DEVOLVIÉNDOSE) Lo he escuchado todo. No levante la voz. Que aunque mi marido es en los templos, orando y comerciando, mucha recepción y comentario habrán de tener las vecinas.
JACOBO
Te apostrofaré en la calle: Asesina.
POLIDORA
Mayor bochorno. ¿A cuenta de qué?
JACOBO
Responsable de la muerte de un muy querido amigo mío. Un ser tontuelo que agoniza en los muelles por tu querencia, después de atravesar la costa del lado del poniente.
POLIDORA
Ahora imagino que aboga por un hipocampo tristón o por una serpiente marina, amigo del engaño y la fantasía. Usted embauca y compromete, marche de aquí. ¿Qué hace? No entre.
JACOBO
Estricta... concedo. Soy un embaucador, pero nobleza obliga y paridad de apetitos. Hay un Absalón doliente, reducido a la vileza entre llantos, porque duda que su señora Polidora, patrona de su peregrinación, quiera concederle una entrevista. De sus dudas y peticiones soy emisario ante la severidad, la prudencia, virtud y belleza de usted.
POLIDORA
No modera un ápice el tono de su discurso y menos se acerca a la finalidad de su empresa.
JACOBO
Evito me reproches la falta de diligencia.
POLIDORA
Pues me pinta un monstruo oceánico, varado y berreante en las dunas de Maiquetía.
JACOBO
Al contrario, cruel, un griego sapiente le llamaría: Tritón nostálgico, criatura anfibia de tanto frecuentar la playa en tu búsqueda.
POLIDORA
Sublimiza la improbable aventura de Absalón. Ni siqyuiera estoy segura de que haya venido a la costa. Me he atrevido demasiado para cosechar lo suficiente. Ya engañada una vez y vituperada de modo atroz.
JACOBO
Todo ha sido parte de un malentendido.
POLIDORA
¿Y de qué clase entre los amantes es éste que me expone, severa, prudente, virtuosa, bella y patrona de sus lances al escarnio de una conversación agraviante en las veredas de la maledicencia? No. No es de la mejor clase. Lo aseguro. No de la que se coteje con la fidelidad y buena dignidad de mi marido.
JACOBO
Buscas una salida, señora Polidora, que deshace cualquier duda para amarte por genio e ingenio. Mas estimas poco la circunstancia y el imprevisto. Queriendo ser terrible en el juicio condenador, acarreas también perjuicio de tu parte como reo. El toro enviste la montura del picador jinete y más de lanzas el picador le mete.
POLIDORA
Esclarezca, que no hallo transparente el decir.
JACOBO
Es que en el amor, todo es simple y nada es simple. Amar es una elección hecha de la estima propia del amador. En esto sí que no hay cegueras aunque sí caprichos. Damos quereres a quienes creemos los merecen en acuerdo a su facultad de completarnos. No por azar se habla de las mitades de la naranja. El amante elige el otro hemisferio de la fruta, sabiéndose parte de ella, por alguna razón no tan descabellada como la que diseñan los poetas ramplones.
POLIDORA
Me encadena, usted, a lo que Absalón piense de sí propio.
JACOBO
Error es menospreciar al amador. Secretos vínculos crea amar. Y esto ya es filosofía: el hecho de ser amado es también reflexivo y sustantivo.
POLIDORA
¡Tanto sabe de estas materias!
JACOBO
Soy cultivado en estos campos. Iniciado en el amor más especial y sencillo que es el de Dios.
POLIDORA
¿Religioso?
JACOBO
Creí querer ser sacerdote.
POLIDORA
¿Y sucedió?
JACOBO
Ocurre que no soy honesto.
POLIDORA
Aunque sí sabio. ¿Qué hace un hombre como usted flotando en las Antillas?
JACOBO
No es raro ver ilusionistas desconsolados bogar por esta geografía. Hace tiempo pensé tumbar el gobierno.
POLIDORA
Pero usted es Colombiano, según dice La Jaqueta.
JACOBO
Eso es un invento, como lo del niño. Mi nombre es Jacobo, soy comerciante, nacido en Caracas y le pido que se entreviste con Absalón. Porque siento culpa de que usted lo desprecie por segunda vez.
POLIDORA
Eso no es así.
JACOBO
Mejor me acompaña y lo habla con él. Me explico.
POLIDORA
Usted asombra, conmueve y convence...
OSCURO.
EN UNA CALLE DE MUCHINGA
ENTRA TROJILLO.

TROJILLO
Comienza en la tarde. Una peregrinación de espaldas al astro que declina. El sol es rojo. Roba el pigmento a las frutas mientras desciende en el punto más lejano del horizonte. Y es más una bola de fuego, y se enciende completamente cuando alcanza la altura de su frente martirizada. Cuando salpica al mundo con una mancha ambarina y tiñe el aire, las pieles y las aguas.
JAQUETA
¿Lecturas piadosas?
TROJILLO
Menos piedad y más deleite. Cuestión de alimentar los sentidos, que humanos es. Y se regocija el alma mientras se cumple la espera.
JAQUETA
¿Cuál es la razón de la espera por cumplimentar?
TROJILLO
Que se revele lo ignoto.
JAQUETA
(ACERCÁNDOSE) ¿Algún misterio?
TROJILLO
Venía por conocerte.
JAQUETA
¡Ay! A su merced, señor. Mi nombre es Joaquina, mas por pereza del hablante, de Joaquina pasé a Joaca, y como por las vías iba loqueando, me pusieron Jaca, y por cariños, Jaqueta, que es como decir Yeguita.
TROJILLO
Que será agradable de montar.
JAQUETA
¡Mi vidita, que no! Que esta Jaqueta es, como dicen los paisanos, cimarrona, cabalga que no la atajen y al paso es muy irregular.
TROJILLO
Irregular, sí. Que en las iniciales se ofrece servicial y oficiosa...
JAQUETA
Por convencer generosidades y hallar patrón, que no padrote.
TROJILLO
Yo también llevo un nombre trocado. No podía usar el propio si había de dedicarme al comercio en los templos.
JAQUETA
Después de todo Jesús el Cristo los echaba a latigazos.
TROJILLO
Era una vergüenza para la familia. Lo supe.
JAQUETA
Y yo lo comprendo generosamente. A veces con un recambio paliamos una angustia interna.
TROJILLO
Te agradezco lo comprensiva. Te tengo algo muy bueno en retribución.
JAQUETA
Yo sirvo por gracia, usía. Como las mulas. Es penitencia.
TROJILLO
¿Cómo así? Te va a gustar.
JAQUETA (FALSAMENTE DRAMÁTICA)
Discutía con mi madre por cosas vanas. Por lo amanerado de mi modo de chupar las alcachofas. Que yo entornaba los ojos y parecía retardada. Y yo: que era linda y que me iban las monerías. Y lo era. Y va mi madre y se molesta y me surte de coscorrones y con el acaloramiento va y se traga las espinas, y en tragándoselas se le atascan y en la tranca se me asfixia. Y yo reída y ella en el asfixiamiento. Y yo reída y me quedo huérfana.
TROJILLO
Más parece historia bufa que tragedia personal.
JAQUETA
Es mi drama, señor. (CASI LLORA) ¡Qué cosa singular! Que unas hallamos torcido hasta el sentimiento trágico de la vida.
TROJILLO
Y yo te diera consuelos. (LA ABRAZA)
JAQUETA (LE GOLPEA EL PECHO)
Inconsolable, señor. Me conmueve usted, tan a la orden. Pero yo he jurado abstenerme de mis vanidades y servir sin pagos a cambio y mantenerme virginal, impoluta, señorita pues, hasta vieja, cuando cuelgue el pellejo y sequen las fuentes y el pudor sea irremediable.
TROJILLO
Eso es severidad extrema, aunque, hija, los juramentos a veces distraen o hacen concesiones.
JAQUETA
Pues yo llevo un garrote colgando que se pone elocuente cuando se divierte la atención.
TROJILLO
Qué curioso. ¿Gustas del flagelo?
JAQUETA
(CON LA SEÑAL CORRESPONDIENTE) Sólo en soledad. Usted me excusa pero ya son impertinencias. ¿Y qué hace usted que a cada tanto se jorunga la bragueta?
TROJILLO
Es que tengo aquí un botón que de puro duro parece de carey, y es que me encantaría mostrarte la costura.
JAQUETA
Innecesario y de poco provecho. Pues yo de primores y labores manuales soy negada.
TROJILLO
Sin embargo, estoy seguro de que llevas muy bien hechos los ojales.
JAQUETA
Y muy apretados, sí. Como me los hizo mi madre. De modo que al momento de descargar suelto los tantos pujidos.- Prefiero los broches.
TROJILLO
Y yo tengo uno de presente para ti. Que a lo mejor te lo hago futuro.
JAQUETA
No acepto regalías, mi dueño. Es una promesa sagrada.
TROJILLO
¿Y si te obligo?
JAQUETA
(PARA SÍ) Eso es intentándolo. (LLOROSA) Usted me estrecha porque me encuentra desasistida. No siendo éste el caso, yo le echara la osa.
TROJILLO
Yo te echara una jauría.
JAQUETA
Usted me abusa. ¡Qué jaqueca! Me hace doler el cogote.
TROJILLO
También te echara un polvito sedante.
JAQUETA
¡Mi Dios! Que me asaltó un morboso malavenido. ¡Los santos! ¡Las vírgenes! ¡Los ängeles!
TROJILLO
Cese el escándalo. El amo de la casa tiene sus atribuciones.
JAQUETA
Sí, ¿como no? Con su casa. Disponerla, mantenerla, refaccionarla.
TROJILLO
Me refiero además a otras.
JAQUETA
Colmarla de respeto y seguridad, defenderla.
TROJILLO
Tú me gustas, mujer. Acércate. Olvida lo que te he dicho, que ya te he conocido lo suficiente. (LE PELLIZCA LA MEJILLA) Eres más honrada que un asta de bandera. Estate tranquila que lo hice de simulacro.
JAQUETA
Ja, ja, ja. ¡Qué simulacro más real! Muy gracioso el señor. Y qué bueno fingidor.
TROJILLO
Tú disculpa que yo debo saber a quién meto en mi casa, de quiénes rodeo a mi señora Polidora. Toma este cuartillo.
JAQUETA
Señor, ¡que no acepto presentes!
TROJILLO
Luego lo recoges y me lo devuelves. (LA JAQUETA VA A RECOGERLO CON GRAN DESCONFIANZA. TROJILLO LA AGARRA DE LAS CADERAS Y SE RECUESTA)
JAQUETA
(ENTREDIENTES) Baboso. (A TROJILLO) ¡Ay! Mi dueño, usted abusa y yo ingenua, creyente. ¡Suelte! (TRATA DE SAFARSE)
TROJILLO
No pasa nada, te cuento las enaguas.
JAQUETA
¡Ay! Afloje. No traigo. Que estoy indispuesta y mancho y hiedo. Son esos días de luna. La férula.
TROJILLO (RÍE A CARCAJADAS Y LA SUELTA)
Eso es falso. No te alarmes, ni mientas con impudicia, muchacha.
JAQUETA
¡Ay! Don . Usted me quita un peso de las espaldas.
TROJILLO
¡Qué pintoresca! No resistas más y deja el cuartillo. Yo te lo pido. Era un último por si acaso.
JAQUETA
Un por si acaso muy definitivo
TROJILLO No te habrás de comparar con la belleza de mi esposa, membrosa tú, caballuna. No temas, era un chiste. Vivo satisfecho de las delicias de mi mujer, de quien soy devoto. Adios... Yeguita. (SALE)
ABSALÓN (A SOLAS)
Buen chiste y buen aprieto. Yeguita. (DRAMÁTICO) Y las delicias de Polidora, gotas de hiel.
OSCURO.

CALLE DE LA GUAIRA
POR UN LADO ENTRA APURADA MAGDALENA VESTIDA DE MARINERO.
POR EL OTRO ENTRA TROJILLO ABSTRAÍDO EN UN LIBRILLO DE PICARDÍAS. POR DESCUIDO DE AMBOS TROPIEZAN.

MAGDALENA (ACTUANDO Y SIN SABER QUÉ SIGNIFICA)
¡Oh, sheat!
TROJILLO (CASI AVERGONZADO)
Me disculpará. Caray, que he perdido hasta el sombrero. (RECUPERA SOMBRERO, LIBRILLO, ANTEOJOS) Sabrá entender que pasa el distraimiento.
MAGDALENA (MECANICAMENTE)
Bull Shit. !OoooH, Sheat!
TROJILLO
Sí, en estas tardes. ¡Ah, mis anteojos! Ajam. Pero usted es marinero. Muy agradable.
MAGDALENA
¡Oh, Sheat!

EN UNO DE LOS EXTREMOS APARECEN JACOBO Y POLIDORA QUE DESCUBREN A TROJILLO.

POLIDORA
¡Mi marido!
TROJILLO (AL SUPUESTO MARINERO)
¿No sabe español?
MAGDALENA
Oh, Sheat.
TROJILLO
Es una lástima no hablar. ¿De dónde será ese uniforme? Raro en verdad. Jamás vi uno tan holgado.
MAGDALENA
Bull Sheat. (SE MARCHA HUYENDO)
TROJILLO
Au Revoir. Lástima, tampoco conozco la suya. Bueno. Para las partidas, se hicieron los puertos. Aunque los muelles se construyeron para el regreso. ¿No es así? “Ni un reproche al puerto hecho de partidas, bendiciones a las tablas del muelle, para el regreso apercibidas” Verso chapucero, pero la idea es bella. La propondré en las sesiones de los Marianos. Como el señor era pescador... ¡Bella idea! (TROJILLO CASI SE VA)
JACOBO
Se va.
TROJILLO
No, no. Mejor la anoto. Después se me olvida. Acá en la guarda del libro.
JACOBO
Ahora escribe.
POLIDORA
Si se detiene a escribir, pasará horas en este punto. Dice adorar el sitio que le inspira ideas felices.
TROJILLO
Ideas felices. ¡Ahh! ¿Pero qué hago? Que en este librillo no puede ser. No es un librillo para adentrar en el templo. Reuniones marianas con romances púrpuras. No, no ha de ser. Y con uns idea, que es una idea. Lástima y sea barrida por la brisa marina. ¡Dios! Que lo que yo piense y el viento lo estrelle contra aquella fortaleza en ruina moral que llaman Muchinga. Pues no lo pierdo. Ya sé. En el pañuelo. (CON LA PLUMA FUENTE COMIENZA A TEÑIR EN EL PAÑUELO)
JACOBO
Ahora sí no entiendo qué hace.
(VIENE ENTRANDO DIVICIA POR EL LADO DE JACOBO Y POLIDORA)
POLIDORA
Ahora la mujerzuela, ¿podrá hacerla callar?
JACOBO
Diligencia que no se hace... (A DIVICIA AMANERADO) ¡Deliciosa mía!
DIVICIA
Maravilla. No es conmigo. Me niego a creerlo.
JACOBO
Con tú.
DIVICIA
Ay, niño. El cerebro desdice de los ojos porque y que le engañan mostrándole ilusiones. Desconfían ojos, oídos y cerebro. Se me hace una riña en el cráneo. Consuélame que me pongo malita. Eres tú. Eres tú. Ay, que yo te toque y al tacto dirá.
JACOBO
Es bastante, cómica.
DIVICIA
Me lo acaba de decir la baraja. Pero, ¿eres tú? Me decía “hoy te casas”. Lo que soy yo abandono el oficio ya. Iba por verte y a conseguir marido.
JACOBO
Pues eso no harás. Óyeme, te hago peticiones. Mucho impresiona el que cede a ciegas. Eres buenita, lo sé, y no necesitas comprender. Conocer y envalentonarse son una misma cosa. Y pecador el que se engreye.
DIVICIA
Tienes lo tuyo. Hablas como fraile.
JACOBO
¿A dónde va esta senda?


DIVICIA
¿La senda? A ninguna parte. Ella está ahí, quieta. El que va es el caminante que se adentra en el Castillo
POLIDORA
Por ésta no.
JACOBO
Es la única. No retrocedemos porque no está en el cuento ni en previsión.
POLIDORA
Exhibes al peligro mi honra.
JACOBO
Creo que has leído demasiado, Quijota. ¡Qué gravedad!
DIVICIA
A ésta la conozco. ¿Qué harás con llevarla allí? Sobadas pero sin sebo, siervas sobran.
JACOBO
No importunar. Irás a la barca. Allí te espera la Jaqueta. ¿La conoces?
DIVICIA
¿La chiflada? Demasiado, la muy ocurrente.
JACOBO
Irás y dirás. El niño te espera en Muchinga.
DIVICIA
El niño te espera en Muchinga, ¿nada más?
JACOBO
Dame ese chalete.
(DIVICIA LE DA SU CHAL, JACOBO SE ENVUELVE EN ÉL Y SE QUITA LOS PANTALONES PARA ENTREGÁRSELOS A DIVICIA)
JACOBO
Llévale esto
DIVICIA (ENCOGIÉNDOSE DE HOBROS)
Entre chiflados.
POLIDORA
Pero...
JACOBO
Vamos.
VAN. SALIENDO SE CRUZAN CON EL MARINERO GRIEGO QUE VIENE DESNUDO ENVUELTO EN UN CHAL Y MUY EBRIO)
JACOBO
Adiós, colega. (SALEN)
DIVICIA (AL CONTINUAR SU CAMINO SE ENCUENTRA CON TROJILLO QUE AÚN ESCRIBE) ¿Bordando?
TROJILLO ENOJADO QUEDA EN EL CENTRO DEL ESCENARIO Y SE ENCUENTRA CON EL MARINERO EBRIO QUE LO TROPIEZA.
TROJILLO
Se hace demasiado oscuro, tardío y espeso para andar estas vías. ¡Indecentes! ¡Maldito chiquero! SOBRE TROJILLO Y SU PAÑUELO SE PRECIPITA EL OSCURO.

A UN LADO DEL ESCENARIO EL CARRO VELERO.
DEL OTRO LADO DEL ESCENARIO LA MURALLA EN RUINAS DEL CASTILLO.
FONDO DE PERCUSIÓN MODERNA CON TAMBORES QUE PROGRESIVAMENTE SE TRANSFORMARÁ, ACOMPAÑADO DE UN VIOLÍN EN UNA MELODÍA AFROCARIBE MUY BAILABLE.
MAGDALENA VESTIDA DE MARINERO Y ABSALÓN VESTIDO DE JAQUETA MIRANDO PARALELAMENTE SENTADO ACIERTA DISTANCIA. SUSPIRAN COMO ESPERANDO, PREOCUPADOS. EN RESPECTIVOS DESCUIDOS, MAGDALENA SE ACOMODA CON COQUETERÍA LA GORRA, LAS UÑAS, EL PANTALÓN.
ABSALÓN, SIN SABER QUE SE TRATA DE UNA MUJER, DESAPRUEBA CON LA MIRADA Y MUESTRA RESERVAS ANTER CUALQUIER OCURRENCIA DE TAN “EXTRAÑO” MARINERO.
A SU VEZ MAGDALENA, DESAPRUEBA LOS BRUSCOS ADEMANES DE ABSALÓN, QUIEN SE RASCA, SE ESCARBA, CRUZA PIERNAS Y LA MIRA EXTRAÑAMENTE.
POLIDORA Y JACOBO LLEGAN A MUCHINGA. POLIDORA SE NIEGA A TRASPASAR EL UMBRAL. JACOBO NO INSISTE MUCHO.
DIVICIA LLEGA FRENTE A LA BARCA Y, COMO SI SE TRATARA DE UNA SEÑAL, LEVANTA LOS PANTALONES PARA QUE JAQUETA LOS VEA. MAGDALENA Y ABSALÓN SE PONEN DE PIE. ABSALÓN TOMA LOS PANTALONES Y HUYE TRAS LA BARCA. DIVICIA MIRA CON EXTRAÑEZA A MAGDALENA Y CUANDO LA RECONOCE TRATA DE HUIR, PERO MAGDALENA LA DETIENE, TOMÁNDOLA RUDAMENTE DEL BRAZO Y LLEVÁNDOLA TRAS LA BARCA TAMBIÉN.
MIENTRAS LA MÚSICA EVOLUCIONA A UN GOLPE DE TAMBORES COSTEÑOS, APARECE EL NEGRO, SORPRENDIENDO A JACOBO Y POLIDORA, MUY EBRIO.

EL NEGRO
¡Señora, gusto de verla! ¿Por acá? ¿Y tan mal acompañada? ¿Vinieron buscando acomodo, colocación y empleo? Ocurre la casualidad que nos falta una pieza del aparejo. (HACE LA SEÑAL DE RIGOR) Como se dice: precisamos un aparato más. (CON MALICIA A JACOBO) Pero de mujer.

POLIDORA
Le ruego nos vayamos. Haga algo.

EL NEGRO
¡Haga algo! Justo aquí se viene a hacer.

JACOBO
No tema nada, es puro buche y pluma.

EL NEGRO
Por supuesto, puro buche (LE MUESTRA UN CUCHILLOTE) ¡Qué, maricón!

JACOBO (MUY COMPROMETIDO)
¡Señora! (SE ENCOGE DE HOMBROS)

EL NEGRO
No. Sí, disculpe. Pero es que nos falta una puta. En este lupanar, primera experiencia comunitaria y bien dispuesta de casa de citas para pobres y desesperados en esta latitud. Porque para ricos... Desde que llegó Colón. Con cristalitos de colores y todo, pero ricos los hideputas. Pero un burdel para pobres y con orden, el primero. ¡Qué orgullo!, ¿no? Ahora, No sé quien le puso el orden. El gobierno no fue. Eso es seguro. A lo mejor la providencia, o el destino. Pero es que el orden es como una cosa pesada que le cae encima a las mujeres que entran aquí. Igualito a una sombra. Se ve, marrona ella.
La desesperación se pega. Y para desesperados, nada mejor que los muelles, los hospitales o las cárceles. Que lo diga este pimpollo.(POR JACOBO)
(EL NEGRO RIE, BAILA Y CASI GRITA) “Nos falta una mujer” Nos falta una mujer. La falta que nos hace la que se fue, la que nos hace falta. Concho. La mujer que uno ama. Ella está ida, hará rato. Se fue disfrazada de macho, De marinero. Ja, ja. Cree ella que yo no lo sé. También creerá que no estoy de muerte. (LLORA) ¡Aaay! Puro buche. ¡Qué, maricón! Por supuesto, mejor me mato y... ¿verdad?
(VIENEN ENTRANDO ABSALÓN, VESTIDO DE HOMBRE, MAGDALENA CON LAS ROPAS DE DIVICIA Y DIVICIA DE MARINERO GRIEGO)
EL NEGRO (QUE NO SE PERCATA)
Esa desgraciada que no quiere saber de mi querer y yo la quiero. No se parece a la vida misma, ¿verdad? El negro más malo que guardajumos propone, Dios dispone y la puta me traiciona. Nos traiciona a los dos. A Dios y a mí. Porque eso lo tengo claro desde carajito, que a uno negro como yo sólo le queda proponer. Y si la vaina de la gran mierda resulta una mierda, por vainas, el jodido siempre será este negro. Lo que nunca creí, de tal negrito miserable un final más amoroso,... ¡Me mato! Me mato!
(SALE CORRIENDO)

ABSALÓN
Polidora, señora. (LE TIENDE LA MANO)
MAGDALENA
¡Niño! (LE BRINCA ENCIMA PARA COMÉRSELO A BESOS)
POLIDORA (MUY NERVIOSA)
¿Cómo has estado?
ABSALÓN
Mal y bien pero siempre pensando en ti.
MAGDALENA
Que no te me quitas de entre ceja y ceja.
JACOBO
Cumplía un encargo de estos lados y pasé a saludarte.
MAGDALENA
¿Naciste enmantillado?
ABSALÓN (A POLIDORA)
Hablarte.
POLIDORA
¿Y los del pueblo? ¿Qué de ellos?
ABSALÓN
No sé. Yo me vine tras de ti.
MAGDALENA (A JACOBO)
Naciste enmantillado. Qué gusto el tuyo por las mantillas. Te regalaré cuatro.
MAGDALENA LLEVA A JACOBO MÁS ALLÁ DEL MURO.
JACOBO
Te engañas...
MAGDALENA
Engañador, brujo, te tengo mío.
JACOBO
Apenas me conoces. Ay, la reliquia.

ABRAZADOS Y RECOSTADOS EN EL SUELO LOS ENVUELVE LA OSCURIDAD.

ABSALÓN
Vine a buscarte
POLIDORA
Bueno...
ABSALÓN
Ven conmigo
POLIDORA
¿Dónde?
ABSALÓN
A la barca. (SALEN)
DIVICIA (SE QUEDA SOLA)
Pues por este lado, (EL DE MAGDALENA) aún no saben de sus señas y ya se habla de consumación. De estos otros, desconozco la historia. Prefieren un dulce paseo lunar que distraiga la reticencia del tiempo transcurrido.
¿Y esta? (SE REFIERE A SI MISMA) ¿Qué se la coman los mosquitos? No, está del Señor que no sea así. Ayúdate, Divicia, que yo te engraso y te doy el empujoncito. Agudeza que hoy dejas el oficio. Casas con el negro sentimental o no eres tú. ¿Otra cosa quieres de la vida, Divicia? Más vale oportunidad cuando justicia se desanima juzgando entre méritos pares. La ocasión no tiene pelos para que en un después no tiren de ellos. (SALE. EL ESCENARIO QUEDA VACÍO)
OSCURO.

EN EL INTERIOR DEL CASTILLO.
JACOBO Y MAGDALENA YACEN DESPUÉS DEL AMOR.
MAGDALENA
Tan aprehensivos los españoles nos hicieron este fortín, para defendernos de la piratería. Poco pudieron. Luego los holandeses tan venales hicieron su abasto. Y éste era el almacén. Y nosotros tan tropicales, pusimos un burdel. Eso tiene que ver con la forma en que uno es. Con la religión, ¿no?
JACOBO.
La historia tuya. La historia según tú...
MAGDALENA
La historia mía tú la eres. Que me sitias el fortín, me apertrechas el almacén y me pones maluquísima.
JACOBO
Enloqueces.
MAGDALENA
Tú eres rico, cielito, divino, sagrado, bendito, de otro mundo.
JACOBO
Eso sí tiene que ver con la religión.
MAGDALENA
Se puso bromista, papá Dios, mi santo.
JACOBO
No. es en serio. Yo me aplicaba en un seminario para cura.
MAGDALENA (INDIFERENTE)
Ahh.
JACOBO
¿No te sorprende?
MAGDALENA
¿De qué se sorprende una ya? Puede que del coincidente, pues a mí la vida me privó de un hermano. Quien ya debe estar siendo sacerdote. Eso sí tiene la familia. Vocación de servicio. Él oficiando y yo en el oficiamiento.
JACOBO
Todo lo haces un chiste. Qué perversidad.
MAGDALENA
La que me inspiras, hombrecito. Que así, no me conmueve ni una romería de crucificados, mi niño, querube.
JACOBO
Ven acá. Tú me recuerdas a mi hermanita, que ya de pequeña era medio traviata.
MAGDALENA
Recordar, evocar, evocar... (LO BESA) Tú me evocas un personaje de Salgari.
JACOBO
A ver, ¿qué sabes tú de Salgari?
MAGDALENA
A pues, aquí donde tú me ves, yo tuve nana que me leyera Salgari Emilio.
JACOBO Y MAGDALENA (JUNTOS)
Gradevole Salgari Emilio. Bevuto come un cane. Lupo di mare. Principe dell´aventura. Povereto chi non ha cura. Avanti i miei tigroti di Mompracen. (RÍEN)
MAGDALENA (CON SORPRESA)
¿Cómo sabes?
JACOBO
¿Y tú?
MAGDALENA
¿Cómo sabes que mi nana era italiana?
JACOBO (SOMBRÍO)
¿Cuál es tu nombre
MAGDALENA
Magdalena.
JACOBO
Soy Jacobo.
OSCURO

EN EL MUELLE ESTÁN POLIDORA Y ABSALÓN
ABSALÓN
¿No dices nada?
POLIDORA
No atino qué decir?
ABSALÓN
Sabes que vengo por llevarte conmigo.
POLIDORA
¿Dónde hallaste esta hurdimbre que a poco me convierte en desquiciada?
ABSALÓN
De un afortunado y santo libro antiguo que me ha inspirado hazañas que tú juzgarás pueriles y yo benditas de sólo tenerte así.
POLIDORA
¿Y habrás sabido de multiplicadas aventuras, mujeres...?
ABSALÓN
Ninguna que usurpara tu puesto en mi pensar.
POLIDORA
Eso no puedo creerlo.
ABSALÓN
Haces mal. Yo te amo y quiero que seas compañía mía.
POLIDORA
Pero... ¿Cuál será nuestro destino? ¿Dónde atracaríamos finalmente?
ABSALÓN
Cualquier lugar que decidas.
POLIDORA
Cualquier lugar no es ningún lugar.
ABSALÓN
No me quieres.
POLIDORA
Te he querido hasta en forma de la ocurrente mendiga loca. Felicito que sigas siendo tan fértil imaginador.
ABSALÓN
Mi imaginación es dócil esclava de tu imagen santa, deífica...
POLIDORA
Cascas la melodía.
VIENE LLEGANDO TROJILLO, TRAE POR LA OREJA A JACOBO.
TROJILLO
¡Ajá, ... Te hallé. Te tengo. Hasta que te tuve. Más que la oreja me vas a dejar en la mano confiscado, zagaletón
JACOBO
Ay, Suélteme, riguroso; me va a dejar como al Centurión del Evangelio, que en la refriega del Getzemaní los apóstoles le trozaron la oreja
TROJILLO
Ni con lamentos, ni contrito, ni de hinojos, ayayoso, ni redento, ni bendito, espanto de hombre, fugitivo.
JACOBO
Bueno, que ya está harto y bueno, caraj...
TROJILLO
¡Cómo que carajos, me dices a mí. Me carajeas, indigno, ruin.
JACOBO
¡Caramba que estaba queriendo decir!
TROJILLO
Y yo en cambio que te han visto sonsacándome la mujercita y ensebándola con labia experta.
JACOBO
Como es la gente de .inventadora! ¿Su mujercita de usted...? ¿Y no será que le deja el guarapo pago. Después de todo se le mira el caldo larvoso, pichiciciento y amosquitado.
TROJILLO
¿Me insultas?
JACOBO
Le dimensiono apropiadamente.
TROJILLO
Mira que este gran carrizo me va a leer la categoría. ¿Quién te da licencia, alcahueta? Después de arrimárteme a la casa por birlarme la moza. Pero no le doy oportunidad que ya la vida me quitó una familia..
JACOBO
¡Coincidencias! A mi me ha devuelto una y pesares.
TROJILLO
Declaro que son más edificantes los pesares de la parentela, que la ausencia absoluta de familiaridad, de la pareja.
JACOBO
Las mujeres tienen su sabiduría. Por algo le deja. Si ella se propone un lance, usted se queda con los ojos claros y sin vista.
TROJILLO
Jarto soy ya. Otra acusación se te acumula que te pone de sinverguenza, vivaqueando por la costa con atarantada moza, golpeando semejantes y haciendo el amaricao.
JACOBO (SE CUADRA PARA BOXEAR)
Pues eso lo vayamos viendo. Que ya venía yo mosqueado, cojitranco de la decepción y un godo cabeze´tapara no me va a dar la alternativa. Me va a dejar aquí el huesito de la nariz.
TROJILLO (SACA UNA PEINILLA)
Tú me vas a dejar el cuero en la peinilla, macaurel.
POLIDORA (INTERVIENE)
Señor Trojillo, ¿qué hace? Si usted nunca ha sabido echarse golpes.
TROJILLO Lo hago por el respeto y por lo mismo me interrogo. Extrañas excursiones, señora Polidora. Hasta dónde habré de ir a solicitarla.
POLIDORA
Era una diligencia vital, de ello no podía prescindir.
ABSALÓN
Ha sido y permanecido conmigo.
TROJILLO
Al caballero, espero que lo haya comprobado ser, le auguro una temporada en un carcelario. Tengo mis influencias
JACOBO (ABATIDO)
Claro, como tenemos poder, podemos al impedido.
POLIDORA
Yo le conozco las inclinaciones, joven. De verdad vienes pesaroso, anochecido. Me equivoco de cacho o... ¿la fea andanza te trajo a mala hora?
JACOBO
La pésima, y la peor. Y todavía debiera de ser alegre. (SE TOCA EL CORAZÓN) Me siento de balazo.
.TROJILLO (A POLIDORA)
No le consiento hablarle a estos.
POLIDORA
Pero es Absalón, de mi pueblo Y...
ABSALÓN
Tu amor y enamorado, Polidora.
TROJILLO
No acierta en provocaciones, el señor. Un despecho le pone silvestre el habla. La ira va mal a los hígados.
POLIDORA
Temperado de este modo me es bueno, señor Trojillo.(A JACOBO) ¿Y usted? ¿No veía ya resuelto su asunto en lo del corazón y sus persecuciones?
JACOBO
Niego con todos los ángulos de la cabeza y el arco entero que me permite el pescuezo. Un bien y un mal me aparece cuando imprevisto. Yo lo daba por negado, y hallélo. Complicóse porque mi nombre debí mentar y cállelo. Pero en aciago momento este iracundo me ha secuestrado del compromiso. Me ha hecho fuerzas para que abandone lo encontrado.
TROJILLO
Yo te reto a que de manera comprobante impongas tu inocencia y tu bonomía.
MAGDALENA (VIENE APURADA)
¡Jacobo! No te vayas tan veloz, ingrato. Te das a la ofuscación. Este viejo bruto te da prisas en exceso y para lamentar, demasiado temprano.
JACOBO (BRUSCO)
¿Pero sabes quiénes somos?
MAGDALENA
No se arrepiente uno del que no se ha consumado, a lo más, vergüenza por lo que estuvo a punto de suceder.
.JACOBO
¿Y te empeñas...?
MAGDALENA
Porque te quiero. Como familia, receloso. No por lo que estás pensando. Te esperaba y llegaste, culpa de la mar si éramos perdidos. Culpa de tus medallas si conseguidos.
TROJILLO
Palabra cierta. Lo invito a que se acredite como persona de bien y ya le corretean los vicios en torno y las mujerucas de mal vivir.
JACOBO
A esa lengua más comedimiento No le consiento el maltrato, Que la señora es mi hermana.
POLIDORA
¡Es posible!
TROJILLO
Tenía que ser, no tenía mejor procedencia la astilla, que de mal palo es pariente.
JACOBO (VUELVE A FORMARSE PARA PELEAR)
Eso suena a agravios.
MAGDALENA
Tranquilo, Jacobo. Cuántas listas aguanta el cuero del tigre? El señor me juzga con aliento de bostezo, desde la flojera de un culo fodongo, engordado en una banqueta de oficina. a la sombra mullida de las torres de un templo.
TROJILLO
Ya que se desafía la consistencia de mi justicia, como la de mis nalgas, afirmo que ambas tienen la autoridad de la experiencia. Fui un hombre de acción y nada extraño de esa vida.
ABSALÓN
Nada más repugnante que la fanática censura de un pecador arrepentido.
TROJILLO
Porque decidí principiarme luego en una vida de virtud. Supe del desengaño y sé que ambos son perdidos.
POLIDORA
Pero, señor Trojillo, usted se vendió higiénico, aséptico, moral.
TROJILLO
Pulcritud y pureza proporcionadas por austeridades y penitencias.
ABSALÓN
Y si en otros tiempos era otro, que hasta el nombre se ha cambiado.¿Justifica el señor una suya impostura?
TROJILLO
No soy yo el que tiene que justificar.
POLIDORA
Me resulta su severidad chocante y su doble condición un tanto hipócrita.
ABSALÓN
Como ninguno de los presentes es su personalidad la auténtica.
POLIDORA
Por mi parte confieso que he acallado y falseado las ansias de amor que Absalón encarna.
TROJILLO
¿Usted me dejará? (APARTE) Debo asirme de esta oportunidad pues veo que tambalea la estabilidad del matrimonio.
POLIDORA
No hallo qué creer.
TROJILLO (TRANQUILIDAD QUE SE VA CONVIRTIENDO EN AFLICCIÓN)
Soy hombre simple y sin gracias. Con escasa vocación de grandezas, aunque afecto a sus lisuras de usted, que venero. Lo sabe bien. ¿Usted me dejará? Yo resto en quietud si así lo decide, pero ¿qué hay de malo en ser modesto y simple, Polidora? ¡No me deje! A nuestras tranquilas tardes de calor, nuestras lecturas vespertinas, esa inmovilidad que yo creí entre las formas de la armonía, no nos deje. A ellas llamaba cariños. Yo la quiero mucho. No ofrezco más de lo que soy ni concierto en desproporciones. Quédese. (LUEGO DE UNA PAUSITA) ¿Me dejará?
POLIDORA (EXTRAÑAMENTE TRANQUILA)
Hace calor en La Guaira. Me descontenta aquello tan diáfano y la violencia en el estado de los elementos. La luz enceguece de puro verdadero. Toleraría mejor que mintieran.
ABSALÓN
Polidora, ¿vendrá conmigo?
TROJILLO
¿Me dejará?
VIENE EL NEGRO ESCOLTADO POR LA AMENAZANTE DIVICIA QUE PORTA EL CUCHILLOTE.
DIVICIA
Ya me dio el sí. Venía a contarlo. (A POLIDORA) Ya me besó una vez. No me gustó, pero ahí le cogeremos el paso.
EL NEGRO (RECUPERÁNDOSE DE LA EBRIEDAD)
Tú me fuerzas, Divicia mía.
DIVICIA
Yo no te fuerzo. Te salvo la vida. Ahora que si no has de cumplir, soy buena auxiliar en el morir. Ahorita ahorita vamos y nos civiliamos o te mato
EL NEGRO
¿Y los cariños, moza? Yo no te quiero.
DIVICIA
Me querrás. Ya de eso sé mucho yo. Andando se endereza la carga. Eso sí, yo me administro para cuando le cojas el gusto.
POLIDORA (CENSURANDO)
¿Y así llevarás la vida?
DIVICIA
Así y no así. Que hoy mismo salimos de este castillo y (AL NEGRO) Y te empleas en algo de provecho, zagaletón. Carretero si te gusta gobernar bestias, o remendón si te gusta el acomodo y la disposición. (A ABSALÓN) Adiós, señorito. Mira qué sorpresa que usted sea usted. Ser a ser, cumplir y responder. Camina, camina, prefectura y templo a nosotros.
NEGRO (SE RESISTE)
¿Y si te diera una cueriza? Pasando este debilitamiento, me volverá la voluntad, chaborra, y lo primero que concibo es darte una pela por atrevida.
DIVICIA
¿Lo estás oyendo, Magdalenica mía? Me amenaza. No es la primera que lleva azotes del marido y nos iremos midiendo a ver quien es el que más pega. Y si me rebasa en las pescozadas, siempre quedará la salida de echarte un maleficio y si fuera en vano, una maldición. Tócame un pelo, negro cobarde y tus hijos, mis hijos y tus nietos y toda la progenie por venir se metan a cosas de política, políticos hijos de puta, y creen la forma de convivencia que menos nos convenga.
(SE VAN DIVICIA Y EL NEGRO)
ABSALÓN
Señora Polidora...
TROJILLO (QUE SE HA ALEJADO UN POCO ABDICANDO)
¡Señora!
POLIDORA
¿A qué tal tristeza, señor Trojillo? No me posees. Si eres ajeno a la figura de marido que a mí me patronizaba, si ha sido esta su sinceridad y hasta otro nombre engastas, pues nuestro vínculo será nulo, ¿no? Me hube casado con un fantasma y ahora recién despierto. Ánimo, que soy liberta y en estas horas me puedo decidir.
ABSALÓN (DE RODILLAS)
¡Señora!
POLIDORA
Yo te quiero, Absalón, como fue en el recuerdo. En la paz de lo inmutable. Habíamos soñado que derivabamos en un mar de felicidades. Ya es hora de dejarlo. La madurez, creo, u otra cosa de estar mayor y tranquila, ha rasgado ese ensueño. Soy decentemente pretendida y quiero que me hagas la corte con formalidad. Es un nuevo comienzo y de gitano y travestido no me sirve de parejo. Usted se tiene que enseriar..
ABSALÓN
Lejos de mi voluntad obligarte a aceptar un extravío y un desorden. Será como mi señora lo diga. Y confío en poderte lograr. Con cabeza asentada como te guste.
POLIDORA
Tú me amas. Pero eres imagen de un sueño tuyo y amas una figura de sueño tuyo. No soy esa figura. ¿Puedes comprender?
ABSALÓN
En mi carácter siempre alienta un impulso de aventura, me dejo llevar por el hambre de riesgo, de asombro, de cosa insólita. ¿Podrás convivir con un enamorado de cuento, con un corsario emprendedor?
POLIDORA Tanto como se modere y use calzones y no polleras y sueñe para nosotros las andanzas domésticas que le depare nuestra humilde casa.
TROJILLO
Me salió malo el negocio y la tratativa. ¿Cómo continuar la existencia entonces? (SE APARTA MEDITABUNDO)
JACOBO
Por de pronto, Absalón... ¿viramos proa a levante?
ABSALÓN
Jacobo, no parto. Es tuyo todo lo que flota en la barca.
MAGDALENA (A JACOBO)
No te puedes marchar así. Por las circunstancias, por varios abandonos me encuentro fuñida y sin acomodo familiar. Sé que no lo deseó así nadie. Y si ahora te encuentro es una nueva esperanza que le brota al pecho. Pero repara en que relegarme en La Guaira, de la mala vida y vendida, a tu conciencia sólo será un peso y una mortificación. ¿Y es que yo no te valgo nada en cariños, en una mínima consideración?
JACOBO
Mas quedarme a tu lado es un mal asunto. Que un malentendido precedente nos puede anular la armonía fraternal.
MAGDALENA
Me tienes por muy maleada y pervertida. Yo soy una mujer como cualquiera y sé lo que es natural respetar. Yo te explico que la atracción entre nosotros fue casi accidente pero sanguínea inclinación. Somos hermanicos. Me ofende tu desconfianza.
JACOBO
Y con toda esa incorrespondencia, no tenemos más qué alegar.
TROJILLO (A JACOBO)
Deseo que tomen noticia que actúo con autoridad, con medios y poderes para hacerte confinar en un antiguo leprocomio que el benemérito usufructúa de cárcel, en la fortaleza de San Carlos de la Barra de Maracaibo. Allí irán a parar tus huesos, con los enemigos del gobierno. Pero en cambio, demostrada tu condición, sabe que, mi verdadero apellido es Santander como seguramente será el de ustedes.
MAGDALENA Y JACOBO
Lo es.
TROJILLO
Ustedes son mis sobrinos perdidos.
JACOBO
¡Y usted, nuestro tío Leandro!
TROJILLO
Los retoños de una familia que he negado por huirle a unas deudas de insurgencia, en otras épocas, en otros ejércitos. Pero, con la prolongación del tiempo y del gobierno, eso ya es olvidado. A ustedes les queda estarse al lado de su tío. Y prosperar. Mientras yo disfruto las circunstancias del retiro, donde descansan los sacerdotes del permanente servicio de Dios. La apostura del clima y el edénico paisaje hacen de San Sebastián de la Maiquetía el ideal para temperar.
JACOBO
Solazan los devotos en vez de penitenciar. Ignoro ese método de santidad.
TROJILLO
Cállate, Barrabás, que somos humanos y muy poco merecimiento tienes que puedas de estos modos juzgar a tus mayores. Antes bien, asiéntate aquí conmigo y establécete y dame seguridades de que vamos los tres a llevar una vida que dore la honra familiar. Y nada digo de la señorita que ahora va a vestir los santos y a mostrarse compuesta. (EXTIENDE UN PAÑUELO AL ESCOTE DE MAGDALENA) Que todo tiene su compón.
ABSALÓN (SOBRE LA BARCA)
Polidora, dispongo zarpar. ¿Qué más puedo poner a tus pies, señora, si tienes razón? Cambiaremos los dos. Buscaremos un lugar para volvernos formales. Siempre sentí veneración por mi noviecita del pueblo, por la auténtica ídolo perdido, por una mujer ausente que siempre será amada cuanto inexistente. Pero la historia es otra y debo hacerme a esta mi señora, diversa e independiente.. Y por todos ustedes, mi simpatía, mis cálidos recuerdos, lo mejor.
TROJILLO
Esto es puerto “Los hombres construyen puertos porque confían en regresar. ¿Les gusta?
ABSALÓN
(YENDOSE CON POLIDORA) Era de esperar que todo el enredo tuviera salidas tortuosas. De andar chueco, pandea el espinazo. Pero el asunto en general ha tenido un final mejor. Es muy raro sentirse gobernar una barca con el ansiado destino ya alcanzado, que contiene en sí propio la soñada meta. El llegadero de mi barco, por el que andaba desesperado, lo llevo dentro, lo llevo cerca.
ELISA ASOMA LA CABEZA POR LA CUBIERTA. REINA EL REGOCIJO Y TODOS SE DESPIDEN CON LAS MANOS.

OSCURO FINAL.