jueves, 5 de julio de 2012

Un monstruo con corazón

En el año 2000 la hoy no tan activa institución, por no decir extinta, del Teatro Infantil Nacional, TIN, propuso la realización de un festival de teatro infantil basado en el género unipersonal. Varias agrupaciones, bastantes creo, más de doce, se consagraron a hacerse los favores de igual número de dramaturgos para crear espectáculos inusuales puesto que no se acostumbra que el teatro infantil esté a cargo de un solo actor. Fue una experiencia rarísima, según mis apreciaciones creo que no tan exitosa por lo limitante de las condiciones , y sin embargo, de allí nació la idea de montar una obra sobre el monstruo de Frankenstein, llamada Un monstruo con corazón, cuyo texto estuvo a mi cargo.  La dirigió David Blanco para su grupo Katia con K, asistido por el inefable Tranquilino, Wilfreo Tortosa, (a quien podríamos llamar mejor Intranquilino).
La obra es una estructura defectuosa que pretendía someter a una actriz sobrehumanamente incansable al trabajo de actuar, monologar, manipular muñecos, títeres, marionetas, cambiarse de vestuario unas quince veces, por lo menos, e interpretar por lo menos una docena de personajes. Por supuesto eso no funcionó y el director halló la manera de ir incorporando otros actores para asistir a la agotada protagonista, repartir los roles y lo más importante individuar al monstruo en una muy conmovedora caracterización casi muda por parte de otro actor.
Así la obra faltó a los requisitos de unipersonalidad pero ganó en espectacularidad, aunque todavía el dramaturgo estaba inconforme. Y pasaba vergüenzas, porque gran parte de la inoperatividad del texto era mi culpa.
Luego Xiomara moreno, mi hermana, especialista en eso de revisar y reconsiderar el texto teatral, leyó el texto y determinó que yo lo que había hecho era un crimen contra la estructura y contra la capacidad creativa de esa agrupación, porque básicamente con tanto "perolito y mereñeque" el cuento no se contaba nunca o en realidad no había nada contado, más que una sucesión de escenas como sketches y sin organicidad.
Estoy revisando ese texto porque nos disponemos a poner en escena esta vez bajo mi dirección la misma obra, pero diferente.
De plano empieza porque ya hay varios actores y personajes individuados. Nelson Lehmann, Mayte Paria, Roberto Romero y Yusbely Áñez. Hay un dramaturgo tratando de esquivar la sobremonologación. Hay un equipo probando cosas y experimentando cuanta nueva idea  pueda encadenar la historia central de este monstruo que se fuga del laboratorio donde fue creado para tratar de descubrir "¿que cosa soy?". Y antes que todo, el nuevo requisito: que la obra pueda funcionar para todo tipo de público en todo tipo de espacios, plazas y parques abiertos inclusive.
Siempre hemos producido teatro infantil con las mismas y hasta mayores exigencias que el teatro de adultos. Me encomiendo en esta nueva oportunidad al equipo de Xiomara Moreno Producciones para que esta experiencia traiga mayores satisfacciones y un espectáculo digno del público que ansioso espera al otro lado del telón.