NUEVE HUECOS





NUEVE HUECOS
DRAMA CÓMICO DE JAVIER MORENO





PERSONAJES:

DALIA…
RAÚL…




CUADROS:

1.- EL OJO DERECHO
2.- GENITALES
3.- LA FOSA NASAL
4.- EL OJO DE LA CERRADURA
5.- LA FOSA COMÚN
6.- EL OÍDO
7.- LA BOCA
8.- LA OREJA DE VAN GOGH
9.- EL CULO DEL MUNDO




CARACAS, ENERO DE 2007





NUEVE HUECOS de JAVIER MORENO

Cada hombre perfectamente creado
posee nueve huecos por donde corren
las inmundicias más repulsivas.
Johanes Von Teple.

LA ACCIÓN TRANSCURRE EN UN APARTAMENTO EN LA CAPITAL.

I.- EL OJO DERECHO
SALA DE RECIBO.
ALLÍ ESTÁ DALIA, PARADA EN EL UMBRAL CON SUS MALETAS Y ASPECTO AFLIGIDO. RAÚL ESTÁ SORPRENDIDO Y TARDA EN REACCIONAR.

DALIA Yo sé que es un abuso. Yo no quiero molestar. Pero tú me entiendes, Raúl, yo no tengo confianza contigo… pero necesito que me ayudes. No vi otra salida. (LO ABRAZA)

RAÚL Buen calma,… mujer. Vamos a ver.

DALIA Soy Dalia.

RAÚL Dalia

DALIA Es por pocos días. Te lo juro. Mientras se me arreglan las cosas.

RAÚL Este… ¿pocos días? ¿Qué?

DALIA No puedo seguir arrimada en esa casa, y menos después de lo que ese desgraciado me hizo.

RAÚL Tú no me estás diciendo… Este apartamento no es mío, yo no puedo… Yo vivo alquilado.

DALIA ¡El tipo me echó a la calle! Martín, valiente amigo tuyo.

RAÚL Yo apenas lo conozco. Lo saludé accidentalmente en esa tasca.

DALIA Y bueno, nos presentó, ¿te acuerdas? “Raúl, Dalia” Yo era la mujer de su vida.

RAÚL Martín tiene mala bebida, lo sabe todo el mundo. Es insoportable, desagrada a cuanta persona tiene la mala fortuna de acercarse a él.

DALIA Pero tú fuiste muy amable, gentil, se puede decir… y hasta bailamos. Yo creí, no sé, yo soy así, me hago una idea de un momento para otro, yo creí que podía contar contigo.

RAÚL ¿Como para venirte a vivir a mi casa?
DALIA No será mucho, es una emergencia y tú vives tan cómodo…

RAÚL Sólo tengo una habitación.

DALIA Yo te había dicho, el día que vinimos a celebrar tu cumpleaños…

RAÚL Te aclaro que yo no los había invitado. Se colearon con otros locos ahí.

DALIA …que me parece un lindo apartamento, con unos ajusticos por aquí y unas cortinas…

RAÚL Sí, a Martín le dio por usar su sinceridad con los invitados y le dijo loca, vieja y gorda a la dueña de la agencia, y gritaba y acaparaba la conversación… y hasta empujó a una señora mayor.

DALIA A nadie le hizo gracia, ¿verdad? y eso que ya no es un muchachito.

RAÚL Tú tampoco, ¿no?

DALIA Tampoco. Una mujer de mi edad en la calle, pasando vergüenza. ¡Una perrada, vale! Pero tú, tú me vas a ayudar.

RAÚL Es que yo no puedo. Es una cuestión de disciplina, entiéndeme. A mí me cuesta mucho no estar solo. Es una decisión de vida y no puedo aceptar…

DALIA Martín, ¡ese sátrapa!, que no le importaba que yo me quedara en la calle.

RAÚL Me parece sospechoso que una mujer haya compartido con un sociópata como Martín

DALIA Soy una estúpida. Yo sabía que tú me ibas a entender, Raúl.

RAÚL Tú tienes que estar loca. Y él es un … bicho

DALIA Ese bicho como tú le llamas me dijo que era tu amigo. Él no podía ser tan malo.

RAÚL No es mi amigo. Ustedes son unos anormales, ni siquiera te conozco, una vez estuvimos aquí de parranda, pero…

DALIA En esa oportunidad tú te me insinuaste y estabas la mar de accesible.

RAÚL Seguro pasado de tragos

DALIA Yo pensé en ti. Sabía que no podía equivocarme. ¿Dónde pongo estas bolsas? ¿El cuarto es por aquí?

RAÚL Espérate. Yo no te he dado mi consentimiento.

DALIA Todavía… me duele la cabeza. ¿Tienes algo como analgésico o así? ¿Dónde está el gabinete?

RAÚL Ya va. Eso lo busco yo.

DALIA ¡Ay! ¡Ay! Me mareo y todo. Siento que me voy a caer. (SE LE LANZA EN LOS BRAZOS)

RAÚL Pero Dalia, estás bien jodida, chica.

DALIA Tengo una basura en el ojo, puedes soplarme aquí.

RAÚL Yo no te veo nada.

DALIA Yo tampoco, Raúl. Mira bien. (TRATA DE BESARLO)

RAÚL ¡Epa! ¿Qué te pasa? Tú me estás malinterpretando.

DALIA Ah, (DESCARADA) ¿Tú eres del otro tipo de persona?

RAÚL No seas pendeja, chica. Me vienes a pedir alojamiento y también me vas a decir marico.

DALIA No, no quise decir eso. Pero yo no tengo rollos. Esa es tu vida y yo no me meto.

RAÚL Te estás metiendo.

DALIA Está bien. Me lo merezco. (OTRA VEZ SUPLICANTE) ¡Qué vergüenza, vale! No sé lo que me pasa. Estoy toda confundida.

RAÚL Equivocada. Usted se equivocó.

DALIA No, mi vida. No, vale. Yo tengo que buscar para donde coger y la única cara de gente, el único rostro amable que se me vino a la mente fue el tuyo. Estoy desesperada. Por eso hago las cosas torpemente. Me equivoco. Lo voy a estropear todo… (APARENTEMENTE SE DA POR VENCIDA) Ay!

RAÚL Mira, yo estoy bastante encochinado con mi pelea por ser un escritor y …

DALIA Tú vas caminando por una avenida y de repente, de un apamate, de un árbol grandote de esos que dan sombra por la calle, te cae una semilla como una bellota…

RAÚL ¿Una bellota?

DALIA Pero madre bellota, un taparazo en la cabeza. Una cosa tropical, pues. Un mamonazo de kilo y medio que te da en la crisma y Tú… pues, lo ves todo claro.

RAÚL No te entiendo. ¿Fue que te cayó algo en la cabeza?

DALIA No. Es una metáfora. Los golpes de la vida te hacen ver, te hacen entender.

RAÚL Ah, Es una canción de despecho. Eso es un lugar común, una letra de bolero. “La letra con sangre entra”.

DALIA O “Dale que el golpe avisa” (SE MIRA UN MORETÓN EN UN BRAZO MIENTRAS RÍE) ¿Ahora sí nos vamos entendiendo?

RAÚL Cada vez me pareces más rara. Yo no te conozco, casi… No quiero entender.

DALIA (DRAMÁTICA, RÁPIDA) Que tú eres mi salvación. No tengo otras opciones. Yo por eso me vine y te pido, de verdaíta, vale, por esta, (SE BESA LOS DEDOS EN JURAMENTO) que me dejes quedarme. Tú eres un tipo chévere. Discúlpame si te ofendí, pero... Estoy desorientada, como loca. Ayúdame, vale.

RAÚL Yo lo siento mucho. Pero yo tengo mi vida hecha. Yo no sé estar acompañado. Tengo problemas con las relaciones.

DALIA Yo tampoco soy el modelo de una buena relación.

RAÚL ¡Coño! Precisamente. Tú no me captas. Me da por huirle a la gente, de pronto. Y no soporto que me fiscalicen. Cada irrupción de alguien en mis espacios la tomo como una censura. Sí una mujer me gusta de verdad, de verdad, yo no la traigo a vivir a mi casa. Yo necesito mi soledad. Me gusta andar desnudo por la casa. Dejar los zapatos en la sala, los platos para fregar al día siguiente. Mi baño es un chiquero, me tiro peos, me orino en la ducha, a veces ni me ducho en días y se me olvida cepillarme los dientes. Mis peroles son un desorden pero sólo yo conozco su ubicación exacta. No tengo horarios, soy promiscuo y me encanta perder el tiempo viendo televisión.

DALIA Nadie es monedita de oro. Y te aseguro que la adolescencia pasa.

RAÚL Gracias por el diagnóstico, pero no puedes venir a vivir conmigo.

DALIA No será contigo. Sólo es un lugar para pasar algunas noches. Cuando tú aparezcas yo… dejaré de respirar si es preciso. Como un bulto que llegó y se está inmóvil hasta que lo retire el destinatario. No haré ruidos, no escucharé música. Estaré en la calle, en una plaza de día o buscando trabajo y volveré cuando tú ya estés dormido. Puedo preparar el desayuno para los dos. Yo sé dar masajes si los necesitas o hacer la pedicura. Cuidar las plantas, el servicio de adentro. Puedo ser tu inspiración. ¿No quieres escribir? Seré una musa. Un tema, una mujer abandonada. Sólo será un lapso muy corto. Te lo juro. Te lo juro y te lo ruego. Nadie tiene que enterarse. ¿La gente no piensa que es raro que un hombre de tu edad viva solo? Puedo ser tu fachada.

RAÚL ¿Vas a insistir? No soy del otro lado y lo que opine la gente es problema de ellos.

DALIA Yo sé que lo sientes, en la espalda como un gran ojo que te escudriña, la vigilancia de los vecinos, de tus jefes, de tus malintencionados amigos, te persiguen, como una banderola sobre tu cabeza. Eres diferente. ¿Qué piensa tu mamá?

RAÚL Mi mamá no piensa más. Se murió.

DALIA Mi sentido pésame.

RAÚL Hace dieciocho años.

DALIA Discúlpame el retraso.

RAÚL Muy graciosa pero no. Te voy a dar dinero para que tomes un taxi y te vuelvas.

DALIA ¿A dónde? ¿Quién me puede estar esperando?

RAÚL Vete a una pensión.

DALIA ¿Tú sabes lo que me estás pidiendo? Eso es horrible. Yo no sobreviviría en un ambiente como ése.

RAÚL Aquí tampoco vas a sobrevivir.

DALIA ¿Cuánto apuestas?

RAÚL Nada. Eres una desconocida y no tengo ninguna obligación contigo, así que te exijo que te vayas.

DALIA ¡Desconocida! Porque no quieres conocerme. ¿Has visto la basura en mi ojo derecho?... Sí eres.

RAÚL Sí soy ¿qué?

DALIA Raro, del otro lado, sí eres.

RAÚL Cállate y vete, por favor.

DALIA “Me gusta el güisqui, me gusta el tabaco y las buenas mujeres”

RAÚL Tú lo dices, loca. Las buenas mujeres. No un adefesio como tú.

DALIA Hablando de locas, no te gustan las mujeres.

RAÚL Eso lo saben las mujeres de verdad.

DALIA Yo no soy una mujer suficiente para ti. ¿Eso quieres decir?

RAÚL Enferma. Sacúdete, chica. ¡Qué barata!

DALIA Chico, tú me gustas y tengo afán de quedarme contigo en tu casa. ¿Es tan difícil comprenderlo?

RAÚL Tú me estás desafiando. Ha sido un buen intento, pero… (SACUDE LA CABEZA)

DALIA ¡Ay, Raulito! Qué mal estás quedando, medio pollo.

RAUL SE LE TIRA ENCIMA AGRESIVAMENTE CON UN ABRAZO

RAÚL A ver ese ojo. Eres una puta, sucia, puta.

SE PRODUCE EL PAGÓN.

2.- GENITALES
LA COCINA
DALIA ESTÁ SENTADA EN UN TABURETE, DISTANTE. RAÚL SIRVE EN UN PLATICO UN ATÚN DE LATA Y DOS REBANADAS DE PAN, DESTAPA LA MOSTAZA, UNA BEBIDA GASEOSA, CON HAMBRE PERO COHIBIDO POR LA INMUTABLE PRESENCIA DE ELLA.

RAÚL Es mentira. Es pura apariencia. Lo de la desenvoltura. Lo de la mujer experimentada.

DALIA (DISTRAÍDA) Es posible. ¿Por qué lo dices? ¿Tú cómo lo sabes?

RAÚL Hay hechos que están a la vista, una vez que…

DALIA ¿Una vez que me estabas fornicando?

RAÚL Digamos que no resultaste coherente con la imagen que yo tenía.

DALIA La de una puta, ¿no?

RAÚL ¡La devoradora! No pasas de la pura publicidad.

DALIA A lo mejor es que no me das la talla.

RAÚL Tú eres sorprendente. Mira como hablas , la ofrecida, la negociante del sexo, … No te ha tocado nadie en años, hasta señorita serías… si con el tiempo ciertos tejidos se regenerarán. Y a esa edad. ¿Quiere decir que con Martín, ni siquiera…?

DALIA Es un zafio, pero también un imbécil.

RAÚL No le ibas a dar tu virginidad a ese inútil. En tu caso hasta se puede hablar de virginidad. (SE BURLA) ¡Virginidad, por Dios! ¡La mujer de su vida! (SE RÍE)

DALIA Son detalles de mal gusto, ¿no te parece?

RAÚL Las manchas, la sangre…

DALIA Te hace sentir incómodo, ¿verdad?

RAÚL Las mujeres no son tan impredecibles: unas vienen, “no, ahorita no, ¡que no estoy preparada!”, o vienen como tú: “cógeme, impotente, maricón” y después desembocan en el “ponte el condón, ponte el condón”. Pero esta sí no me la sabía. (DESPUÉS) ¿Por qué conmigo?

DALIA Tú me caes bien. Siempre me has caído bien.

RAÚL Coño, qué excusa más barata. Lo de quedarse sin casa donde dormir es una experiencia extrema. Una película de terror.

DALIA ¿Tú no tienes sentimientos?

RAÚL (DESPUÉS DE MIRARLA SOPESANDO SU AFIRMACIÓN) Perfecto, Martín hace creer que es un tipo duro, y mira… con razón esa capacidad para irritar a los demás. Pobre malcogido. (HACE PAUSA.) Ven, siéntate conmigo. No vas a estar como una mampara mientras yo me doy “este banquete”. (ELLA INMÓVIL) ¡Dalia! Por favor, ¿tendría la amabilidad…?

ELLA OBEDECE Y SE SIENTA FRENTE A ÉL.

RAÚL Así está mejor. Tienes que perdonarme. Yo no soy violento pero me salgo de mis casillas. Nadie se merece tanto maltrato, ¿verdad? Tienes marcas, recientes. ¿Él te pegaba? Quiero decir, Martín.

DALIA Me pegó. Pero también llevó su parte. Igual que otros se salía de sus casillas.

RAÚL (DEFENDIÉNDOSE) Seguro lo provocabas.

DALIA Sí, parece que tengo esa facultad en los hombres inseguros.

RAÚL No vayamos a empezar de nuevo. (OFRECE UN SANDWICH.) ¿Quieres? Es lo que hay por hoy. Mañana podemos hacer un mercadito.

DALIA ¿Mañana?

RAÚL Está bien. Puedes quedarte por unos días. Yo intento ser correcto. No creas que es un compromiso, ni nada.

DALIA Yo sabía que tú no ibas a fallar.

RAÚL Para que veas que no soy tan mala gente.

DALIA Como Martín.

RAÚL Yo no soy así como me has visto. Me cegué por un momento. Me retaste y... ¿Por qué no iba a hacerlo? Yo soy un tipo sano, potente, coño… ¿y qué vaina es ésa de venir a ponérmela en la nariz y salir tan campante?

DALIA Tu amigo Martín siempre repite que la neurosis empieza con el olfato.

RAÚL No es mi amigo, ¿hasta cuándo tengo que decirlo? Además yo no lo citaría.

DALIA Está bien, saquemos a Martín de nuestra conversación.

RAÚL La tenemos cogida con él, Pero lo que quiero decir es que me haces sentir un poco de vergüenza.

DALIA ¿Te da vergüenza? Ya pasó.

RAÚL Quiero evitar un malentendido, es todo, y sí, eso ya pasó, lamento que haya resultado así, de verdad. (PAUSITA) Puedes quedarte unos días hasta que consigas algo mejor.

DALIA ¿Cómo crees que resultó?

RAÚL Pues… terrible. Ha podido ser más … más suave, que lo disfrutaras. Quedé como un patán.

DALIA ¿Estás seguro de que no lo disfruté?

RAÚL (CON AGRADO) ¿Cómo es la vaina? No puedes seguir con esas ambigüedades, vale. La gente tiene que ser íntegra

DALIA ¡Tiene que! Por favor, no me instruyas, no estoy de humor y no es necesario.

RAÚL No te instruyo. Como tú digas.

DALIA Yo me basto a mí misma. Me enciendo y me apago a voluntad.

RAÚL ¿Debo entender que sentiste placer a tu manera?

DALIA Quiero decir que ya pasó…

RAÚL Es una rara forma de sibaritismo.

DALIA ¡…y que no te metas!

RAÚL ¿Estás segura de que yo te caigo bien? ¡Bueno! No te ofendas.

DALIA ¿Siempre sabes por qué haces las cosas, porqué ahora de repente me aceptas en tu casa? ¿Será la culpa, acaso?

RAÚL También tienes el poder de incomodar a los hombres.

DALIA Hay veces que tú tienes que dar, conceder algo. Perder si es tu gusto verlo así, aunque fuera una equivocación entregarse de este modo. Yo también tengo un cierto poder de juicio. Es mi decisión, inoportuna, a lo mejor, pero mía. Yo me complazco de mi decisión.

RAÚL ¿Tú eres masoquista o algo?

DALIA (SERIA) Pongámoslo así, todo en la vida tiene un costo. Tengo que pagar. No hay razones más allá de comprobar hasta dónde llega mi capacidad de equivocarme, de fallar y hasta dónde llega la penitencia y hasta cuando la aguanto. Hay un cierto gusto en eso. ¿A ti no te pasa?

RAÚL Parece profundo e individual.

DALIA Cada uno con su culpa. Cada uno con su Karma. (GROSERA) ¿A ti no te gustó? También puede ser que necesito dónde pernoctar y he comprado una casa.

RAÚL Te aseguro que es un mal negocio.

DALIA Depende de para quién.

RAÚL Dejemos estos juegos de palabras.

DALIA Estoy de acuerdo

RAÚL (DUDA Y LUEGO) Todavía pueden salir bien las cosas, ¿no? Tus peroles irán a un espacito que queda todavía en el armario de la entrada. No tengo horarios, Puedes ocupar el sofá en la sala y usar mi baño cuando lo desees y sea prudente, por supuesto. Podría ofrecerte mi cama, pero te aseguro que no es ningún honor. No es mejor que el sofá.

DALIA ¡Ah! (LUEGO) Voy a necesitar las llaves de tu casa.

RAÚL ¿No te parece demasiado pronto?

DALIA ¡Chico, un mínimo grado de autonomía! Yo no voy a estar como obligada, apretada, sobrando…

RAÚL Es solamente provisional

DALIA (CONTINÚA) Errar por la ciudad o por la casa con igual libertad, tener cosas buenas, cosas tuyas. ¿Eso parece un lujo? Sin embargo… yo no aspiro a nada menos.

RAÚL Suena a manipulación. ¿Tú estás bien de la cabeza?

DALIA Yo quiero esas llaves porque yo no soy menos que nadie.

RAÚL Voluntariosa la muchacha. Dispuesta a adjudicárselo todo.

DALIA Nada menos, ya lo dije. En mi tierra comerse un bistec es una proeza, vives restringida y lo peor es que te están cuidando. Si tú supieras lo que es pasar trabajo, entenderías lo bueno de la libertad. Aunque pierdo el tiempo convenciendo a un cómodo maestrito con aspiraciones de literato; ése no es tu asunto, estás inutilizado por el ocio, por el confort.

RAÚL Después dicen que no es resentimiento. No me voy a sentir mal por vivir bien. El rollo del feminismo es que la libertad empieza por la autosuficiencia. Que te mantengas tú misma. Y lo dijo un literato, mejor dicho, una literata y bien burguesa que era.

DALIA Virginia Wolf lo podía decir porque era antes que todo una mujer. Era discriminada.

RAÚL ¡Ah! ¿Pero conoces la referencia? Era lesbiana. Y heredera, tenía mucho dinero.

DALIA Más a mi favor. Ella quería su libertad para crear.

RAÚL Pero en tu caso uno podría pensar que lo haces más por el bistec. Y, ojo, no veo nada de malo en eso.

DALIA Por la libertad.

RAÚL La libertad y mis llaves. ¿Quién sabe cuánto me va a costar entregarte libre acceso a mi casa?

DALIA Es un derecho básico. Si no, ¿qué sentido tiene lo que haces por mí? ¿Vas a ser mi carcelero, mi vigilante?

RAÚL Pero mis llaves son algo de mucho valor. Una pieza de lomito.

DALIA Tendré que pagar un precio por ellas entonces.

RAÚL Ganártelas, junto con mi confianza.

DALIA Tú dirás cómo.

RAÚL ¿Tú qué me propones?

OSCURO.

3.- LA FOSA NASAL
LA PUERTA DEL BAÑO
RAÚL TOCA A LA PUERTA CON CIERTA INSISTENCIA.

RAÚL ¡Dalia! ¿Qué te pasa? Necesito que salgas ya del baño. ¿Te sientes bien?

DALIA (DESDE DENTRO) Estoy bien. Pero ahora no puedo salir.

RAÚL ¿Qué tienes? Hace cuarenta y cinco minutos que llegué y espero por el baño; ¿es que no te dignas salir?

DALIA Si tienes alguna urgencia, pídeles el favor a los vecinos.

RAÚL ¿Cómo voy a hacer eso? Yo tengo un baño en mi casa, coño. ¿Qué va a pensar esa gente?

DALIA Creí que no te importaba. (ABRE LA PUERTA, APARECE CON TOALLA EN LA CABEZA Y BATA DE BAÑO) Lo que piensen los vecinos, digo.

RAÚL ¿Se puede usar el baño ya?

DALIA No he terminado. Me estoy haciendo unos vapores, una aromaterapia, tú sabes.

RAÚL ¿Puedes figurarte, por casualidad, que esto es una emergencia? ¿Que ni siquiera es para mí? ¿Sino para una muchacha que traje a la casa?

DALIA ¿Que trajiste qué? ¿Y ella va a venir a hacer pupú a la casa ajena?

RAÚL Cállate, no seas vulgar. Necesito el baño porque vamos a tener intimidad. Es más, necesito que te vayas y des una vueltita por ahí, mientras.

DALIA Ah, estás muy urgido. Ya veo.

RAÚL Es una nena perfecta. Y se me dio el chance. ¿Puedes colaborar?

DALIA Tengo el baño ocupado. No puedes sacarme así.

RAÚL Son estupideces tuyas. Después tendrás el baño toda la tarde para tus infusiones y brujerías.

DALIA No son brujerías, ni tampoco estupideces. Y si eres tan orgánico, tan esclavo de tus sentidos y tienes una emergencia como tú la llamas, págate un hotel.

RAÚL No puedes ser tan inhumana, tan poco solidaria.

DALIA Yo no acepto ese hacinamiento al que tú me quieres condenar. Esa promiscuidad.

RAÚL Pero, ¿cuál hacinamiento? Si eres tú la que estás invadiendo mi casa. Eres una intrusa, una usurpadora.

DALIA No me sigas insultando con tus títulos de telenovelas.

RAÚL La tipa está en el cuarto y no me la va a dar toda… Se va a hacer su retoque. Yo mismo tengo que hacerme un cariñito. No puedo alargarlo más.

DALIA Ahórrame los detalles.

RAÚL Por un solo día, ten la cabeza en su puesto, no me estropees el numerito.

DALIA Pero en el lavandero hay una poncherita.

RAÚL Mira, abusadora, te voy a tener que sacar a la fuerza.

DALIA Claro, ¡la pendeja! ¿Quién me manda a estar en el medio de tus groseros apetitos?

RAÚL Estás es en el medio de la puerta. (AMAGO DE FORCEJEO) No te atravieses, carajo.

DALIA Inmoral.

RAÚL ¿Por qué lo estás haciendo? ¿Por qué no puedo tener una mínima gratificación con una mujer que está dispuesta a hacerme feliz, siquiera por un ratico?

DALIA ¿Tú me estás reclamando algo? ¿Tú me lo estás diciendo en mi cara?

RAÚL ¡¡Yo no te reclamo más que el derecho a utilizar el baño!!

DALIA ¿Es porque ya no tenemos nada?

RAÚL Será que no quieres acostarte más conmigo. De un tiempo a esta parte siempre con un dolor de cabeza. Querías las llaves, te las di y mira. Pero no es eso. Tú eres libre, yo soy libre. ¿Por qué vamos a sentir celos?

DALIA Yo no estoy celosa.
RAÚL Me estás haciendo la vida imposible. Coopera conmigo, anda, ¿qué te cuesta?

DALIA Estoy en la mitad de mi rutina de belleza y que no me da la gana.

RAÚL Te recuerdo que esta no es tu casa y que te puedo sacar a patadas.

DALIA Bonita figura estás haciendo con la moza que te espera en el cuarto. Vas a quedar ante ella como un hombre cariñoso.

RAÚL ¡Coño, con razón Martín te daba tu ración de palos, no joda!

DALIA (SE VIOLENTA UN POCOC) ¡Deja al bicho ese tranquilo! (SERIA) Ésas no son razones.

RAÚL (AZORADO) Por lo menos, un preservativo que tenía en el gabinete,

DALIA ¿Éste? (LE MUESTRA UN PRESERVATIVO INFLADO CCHORREANDO AGUA POR UN HUEQUITO)

RAÚL Te pasaste, muérgana.

DALIA Creo que hoy no se te va a dar el “chance”.

RAÚL Estás liquidada. Esto es crueldad psicológica y yo no voy a convivir con nadie en esos términos. Te jodiste conmigo.

DALIA Si quieres lo discutimos en la sala, o en el cuarto.

RAÚL No, no vayas a salir así que se va a dar cuenta.

DALIA Darse cuenta de qué.

RAÚL ¿Cómo le explico yo a esa mujer tan dispuesta, tan deseable, a esa estatua de bronce que respira, tu presencia en mi casa? Me vas a comprometer. Me vas a perjudicar.

DALIA Entonces yo no existo.

RAÚL No quiero que lo sepa.

DALIA Yo no soy parte de tu vida. ¿No nos vemos todos los días, ni dormimos puerta por medio, ni desayunamos en la misma mesa, ni hemos tenido un pasado?

RAÚL ¡Un pasado! No es el momento para discutir ese asunto.

DALIA ¿Quiere decir que yo tengo que acostarme contigo todas las noches para que tú me respetes?

RAÚL ¿Quién está hablando de eso? El baño… es simple.

DALIA Que yo merezco que tú me pases por las narices cuanta furcia encuentres en el camino, como si yo estuviera pintada en una pared.

RAÚL Sí, es una escena de celos, ¡qué interesante!

DALIA Tú me das mi puesto, o no respondo.

RAÚL ¿Y cuál es tu puesto, si se puede saber?

DALIA Yo soy una mujer digna, decente. No quiero que me atropelles con tu falta de carácter, de moralidad.

RAÚL ¿Cuál es tu puesto?

DALIA El que me he ganado en esta casa. Yo tengo mis derechos.

RAÚL ¿Cuál puesto te has ganado?

DALIA Sácala de la casa y aclaramos ese punto.

RAÚL No, no tiene que salir de la casa. Ya se me pasaron las ganas, ya me importa un carajo si se entera o si se quiere ir. Que esto me parece más importante, porque tú me vas a aclarar este punto.

DALIA Yo no quiero un rebulicio. Quiero vivir en paz.

RAÚL (EN GRITO) ¿Cuál es tu puesto?

DALIA (LLORA) Me estás maltratando. Me estás gritando y haciendo daño. Eres un hombre violento, descarado y violento.

RAÚL ¿Te quedaste sin argumentos?

DALIA (VUELVE A BURLARSE) Tú eres el que está usando la fuerza.

RAÚL No. Yo me quedo es sin pareja, pero lo prefiero así a tener que aguantarme una inquilina.

DALIA Yo no soy una inquilina.

RAÚL Bueno, mi roonmate. Estoy tratando de ser sarcástico.

DALIA Tampoco soy tu roonmate. He sido tu mujer.

RAÚL Te me metiste por los ojos. Y yo no te debo a ti nada.
DALIA ¿Ahora quieres hacerte el loco, no quieres dar la cara?

RAÚL Yo te lo dije. No había compromiso alguno.

DALIA Esas son vainas que se dicen para no asustar a la posible víctima.

RAÚL ¡Tú! ¿La posible víctima? ¡Ni siquiera eras virgen!

DALIA Y si no ha habido virgo, para ti no ha habido violencia. Además, ¿cómo puedes estar tan seguro de que no lo era?

RAÚL Lamento que lo hayas entendido así, pero yo fui muy claro y tú misma te deshiciste de mí en cuanto pudiste.

DALIA Quise ponerte una distancia, que no me invadieras. Tenía miedo de perder la cabeza.

RAÚL (EN VOZ ALTA) ¿Perder la cabeza, tú? ¡Frígida!

SE OYEN UNOS PASOS RÁPIDOS Y LA PUERTA DE LA CALLE QUE SE CIERRA

DALIA (COMPLACIDA) Ya se fue.

RAÚL (COMO DESPERTANDO) ¡¡¿Cómo que se fue?!!

DALIA Aguantó demasiado.

RAÚL Se fue. Lo lograste.

DALIA Una a mi favor.

RAÚL Pero tú te vas detrás de ella.

DALIA Ni lo sueñes. Ni que me saques arrastrando.

RAÚL ¡Dalia! No lo puedo creer.

DALIA Acostúmbrate. En esta casa están cambiando las reglas.

RAÚL Tú echas a perder mi mundo, mi casa.

DALIA No servían para mucho, te lo aseguro.

RAÚL Tu aliento contamina la estancia.

DALIA Había una vez un monstruo, la hidra de Lerna, que contaminaba con su aliento y no dejaba prosperar la comarca. (DEJA CAER LA TOALLA DE LA CABEZA)

RAÚL Llega Hércules y zas. (PASA LA MANO DECAPITANDO) Con toda justIcia.

DALIA A ti te falta mucho para llegar a ser un Hércules.

TAMBIÉN CAE LA BATA Y DEJA VER BREVEMENTE SU ESPALDA DESNUDA MIENTRAS SE RETIRA AL BAÑO.

4.- EL OJO DE LA CERRADURA
LA PUERTA CERRADA DEL CUARTO
DALIA A UN LADO DE LA PUERTA SE HACE LA MANICURA MIENTRAS RAÚL AL OTRO LADO DE LA MISMA INTENTA ESCRIBIR Y HACE REBOTAR UNA PELOTA CONTRA EL MURO. HAY UN CARTEL QUE DICE “ESTOY TRABAJANDO”
DALIA Quiero pedirte que me disculpes.

RAÚL No me interrumpas. Estoy tratando de concentrarme.

DALIA Yo sé que son ya tres semanas en tu casa y que… quizás lo que he hecho no está bien. He faltado a mi palabra.

RAÚL Si me hablas que sea sólo para avisarme que te marchas.

DALIA Estoy tratando de portarme como la gente contigo.

RAÚL Entonces, ¿ya cesa la ocupación?

DALIA No. No es eso. ¿Podrías abrir para que habláramos?

RAÚL De ninguna manera. ¿No sabes leer? Estoy trabajando.

DALIA Estás rebotando esa maldita pelota y martirizando ese bendito muro.

RAÚL Interesante cómo reparte maldiciones y bendiciones cuando no es su asunto.

DALIA Habla conmigo, por favor. (GOLPES DE PELOTA EN LA PARED) Lo que ha pasado entre nosotros… Yo sé que no debí inicialmente, pero estaba en un apuro, sin casa y de verdad… (SIN CONVICCIÓN) Tú eres una persona maravillosa… y yo he logrado violentarte, pero… No puedo seguir así, sin que me hables. Soy un ser humano, no me merezco…

RAÚL Habías prometido ni siquiera hacerte sentir. Que yo ni me enteraría de tu paso por esta casa, pero ya lo de anoche... Esto se salió de madre.

DALIA Bueno, por lo menos me contestas.

RAÚL ¿Cuándo te vas de mi casa?
DALIA ¿No ique no era tuya, pues? Ahorita no puedo. Estoy buscando pero por favor, no me presiones.

RAÚL Vete a casa de una amiga.

DALIA No tengo amigas. Las mujeres son muy competitivas.

RAÚL Así serás tú de buena persona que no hay ni una pendeja que quiera intimar contigo. El único oligofrénico que cae en la trampa soy yo.

DALIA Perdón, no pude oírte claramente. (NO HAY RESPUESTA) ¿Por qué me tratas así, vale? ¿Qué te pasó? (ÉLVUELVE A REBOTAR LA PELOTA) ¿Es por lo de anoche? (PAUSA) Estaba pensando, ¿Por qué no escribes como todo el mundo en tu ordenador, en la computadora? Hay máquinas de escribir eléctricas y manuales y tú todavía en la prehistoria. ¿Tú te crees Cervantes? Raúl. Raúl... Cónchale, vale, así son ustedes, no saben aprovechar lo que tienen.

RAÚL No seas descarada, chica. Aquí la única que sabe aprovechar eres tú. Por algo te viniste de tu tierra.

DALIA ¿Ves? Esas son las cosas que me sacan la piedra. Siempre con rencor, como si yo te hubiera quitado algo.

RAÚL No volvimos a hacer el amor desde que lograste que te diera las llaves del apartamento.

DALIA ¡Hacer el amor! Tú me forzaste y pasó… ¡Me utilizaste!

RAÚL No, tú me estuviste provocando, como todos estos días. Una semana de sexo recreativo. Eso se llama acoso y te podría demandar, si este fuera un país serio. Pero cómo va a ser serio si en él se permite que habites tú… Es más, déjame tranquilo que no quiero disertar sobre nada, estoy trabajando.

DALIA Tú me desprecias, ¿no es así? (NO HAY RESPUESTA) Por cierto, hace rato llamaron de un periódico. Querían hablar contigo. Una señorita muy amable. Creo que coordina publicaciones en la revista del domingo. Te estaba llamando.

RAÚL ¿De cuál periódico?

DALIA Ay, no me acuerdo. Pero como tú estabas tan ocupado le dije que no te encontrabas.

RAÚL ¡Coño! A lo mejor era importante.

DALIA No creo. Una de esas encuestas que le hacen a los jóvenes que están de moda, les hacen unas pregunticas de lo más ligeras y zás, frivolidades que aparecen en una publicación. A mí me extrañó que quisieran a un escritor como tú, tan intenso, en esas páginas y la despaché para que no te molestara.

RAÚL Júrame que no hiciste eso.

DALIA Bueno, lo hice con mejores modales que los que hubieras usado tú, que eres un ogro. Figúrate que hasta le dije que yo también escribía.

RAÚL ¿Qué? ¿Tú?

DALIA ¿Y qué tiene? Yo soy una mujer muy talentosa.

RAÚL Se habrá cagado de la risa.

DALIA No, figúrate. Le pareció que podía ser muy interesante y me pidió mi nombre y si le podía mostrar algo de mi trabajo.

RAÚL Pero tú, ¿qué carajos vas a escribir?

DALIA Ahora no sé. Tendré que usar tu ordenador, perdón, tu computadora.

RAÚL No vas a hacerlo, ¡pero qué lisa!

DALIA Te la pasas encerrado ahí por horas, ni cuenta te vas a dar. Además tú no la utilizas. Tiene centímetros de polvo.

RAÚL ¡Vampira! ¿Tú entiendes lo que es la propiedad privada?

DALIA (SE MOLESTA) ¿Por qué no lo voy a entender? ¡Yo sé quién era Carlos Marx!

RAÚL Lo mamaste desde la cuna, seguro; pero es un libro de Proudhon.

DALIA (SE CONTROLA) No te lo tomes así.

RAÚL Esto no te lo voy a perdonar. Carajo, qué baja, pana, qué vil.

DALIA ¿Sabes una cosa? A mí me duele que me trates así. ¿Qué es lo que me hace tan despreciable? ¿Que te necesité, que te aprovechaste y todavía no has podido salir de mí?

RAÚL Ya basta. Está suficientemente claro.

DALIA Abre esa puerta ya. Dame la cara y terminemos de una vez.

RAÚL (ABRE) ¿Qué es lo que te tiene tan ansiosa? ¿Que ya no puedes espiarme por el ojo de la cerradura porque lo cegué con un trapito?

DALIA No le di ninguna importancia. Yo creía que no lo ibas a saber, fue un accidente.

RAÚL No es suficiente que me sabotees la promoción de mi trabajo, sino que también me espías.

DALIA Yo no lo diría de esa manera.

RAÚL Cuando estoy trabajando estoy en mi intimidad y no me siento cómodo contigo viéndome.

DALIA Especialmente cuando te masturbas leyendo esas porquerías que escribes. Así serán de cochinas.

RAÚL ¡No es tu problema, coño! Y no me masturbo. Me consuelo de la abstinencia.

DALIA Después está la mujercita esa que te visita, escuchándote que se le corre la baba, y tú con las bolas como un tigre.

RAÚL Enferma, voyeurista. Esa puede ser mi novia…

DALIA La de turno…

RAÚL La que me dé la gana y eso no te da derecho a estropearme una jornada de placer.

DALIA Eres un sádico y un desconsiderado. Tú no respetas que yo estoy aquí y no estoy acostumbrada a esos escándalos sexuales.

RAÚL Yo estoy en mi casa de habitación, ¡no joda!

DALIA Claro y ahora no valgo para ti. No seré como una modelito de revistas con el cerebro hueco, pero valgo la pena. Bastante que me lo repetiste en la oreja.

RAÚL Eres una ordinaria oportunista.

DALIA No, mijo, yo sé mi vaina. Tú crees que tú puedes disponer del cuerpo de una mujer porque te compromete en tu virilidad y después lavarte las manos. Pero no, eso no es así.

RAÚL Ah, no es así. ¿Y cómo es entonces?

DALIA Tú tienes que respetarme, al menos una mínima convivencia y no traer mujeres cuando se te antoje.

RAÚL Tú misma me estás dando la pista de cómo conseguirte un alojamiento. Lo tuyo es un sanatorio mental, urgente. Porque estás de amarrarte.
DALIA Vamos a ver a quien atan primero hasta la puerta del manicomio. (REACCIÓN DE ESPANTO) No te asustes no es una apuesta en serio. Oye, pero tú no eres tan famoso como para aparecer en esas revistas.

RAÚL ¡Esas revistas! Coño. Y dime el nombre del periódico y el de la señorita que llamó.

DALIA Ay, no sé. Lo dejé anotado por ahí.

RAÚL Tú sí eres viva.

DALIA ¿Y cómo haces para que te entrevisten?

RAÚL Contraté un agente. Mi novia la que se le cae la baba.

DALIA Ella también podría hacer algo por mí.

RAÚL Ni se te ocurra.

DALIA Yo también puedo contratarla como agente.

RAÚL ¿Con el dineral que te ahorras por vivir aquí? Dame el número de la mujer.

DALIA No te preocupes que dijo que volverá a llamar.

RAÚL En esto no te vas a salir con la tuya. ¡Cómo te voy descubriendo! Eres una zorra taimada.

DALIA Está bien, me equivoqué, cometí el error de mi vida. ¿Puedes perdonarme? Tampoco sería tan importante.

RAÚL Lo importante para mí lo decido yo. Me negaste. ¡A propósito!

DALIA No me grites. Ni me mires como una criminal. Mijo, yo he tenido una vida muy dura.

RAÚL No otra vez, ahora empieza el cuento de la vida muy dura y del sacrificio.

DALIA Mira, cuando yo estaba chiquita, me gustaba escaparme con los primos, realizar aventuras que sólo cabían en nuestra cabeza asoleada. Una vez fuimos a recolectar insectos, bichos de monte y a la vista de un hormiguero di un paso en falso y resbalé por un barranco, con la mala suerte que algo me desgarró la piel de la sien; y yo sangraba copiosamente; estaba yo misma alarmada, nerviosa. Tenía la certeza de haber encarado por primera vez la desgracia; con toda la culpa en el alma y las manos cubiertas de sangre (SE MIRA LAS MANOS) A la vista de mi padre lo que sentí fue terror y él enfurecido se quitó el cinturón y la emprendió a azotes contra mí y contra toda la familia. Y lo justificaba con que yo iba a quedar marcada para siempre, desfigurada, y fue toda una tragedia familiar. Búscame hoy en día la cicatriz en la cara, no se halla, o no es de ninguna importancia, pero búscame esa marca en el alma… en el carácter.

RAÚL Eso lo único que demuestra es que tu papá era un bruto.

DALIA Estás tratando de castigarme por una falta y no consolarme ante mi error.

RAÚL Ay, sí, la niña pobre y abusada. ¡Qué vaina despreciable eres! Eres como la ropa usada, una vez que te la quitas de encima se vuelve del revés y la conoces realmente por dentro, de qué estás hecha.

DALIA Mi padre era una bestia, como tú.

OSCURO

5.- LA FOSA COMÚN
LA SALA DE RECIBO
DALIA ENTRA SATISFECHA DE LA CALLE Y ENCUENTRA A RAÚL EN EL SOFÁ NEGLIGENTEMENTE CONCENTRADO EN UN LIBRO.

DALIA Podrías bañarte, por lo menos. Y a veces rasurarte, como la gente…

RAÚL Ya llegaste. ¡Cómo te haces sentir!

DALIA Adivina a quién acabo de ver… A la señora de la renta, a tu casera.

RAÚL (CON SORNA) ¡Caramba! Qué suceso.

DALIA Me miró como si le debiéramos el mes.

RAÚL ¡Coño, es verdad!

DALIA No, no es verdad, porque se deben dos meses.

RAÚL Lo había olvidado, vale. Y como esta mierda de trabajo no paga fijo…

DALIA Abandona ese proyecto entonces. Busca algo más inmediato.

RAÚL ¿Por qué no lo buscas tú? Bueno… no es correcto. En el ministerio no me pagan completo, porque no tengo cargo todavía…

DALIA Trata de que te dejen fijo…

RAÚL Yo no quiero morir como un profesorcito. No te metas en mis vainas. Yo me estoy probando como escritor y tengo que desafiarme con cosas enjundiosas.

DALIA La épica hindú en ochocientas páginas. No vas a terminar en diez años.

RAÚL Me hará famoso. Voy a ser recibido en la India. En un ashram, con honores y bendiciones. Y me publicarán por cuenta de ellos. Quién sabe y un premiecito por ahí.

DALIA Y mientras tanto estás atrasado en el alquiler.

RAÚL Tendré que llamar a mis tíos, otra vez, para que me auxilien.

DALIA Por esta vez no será necesario. Ya le pagué a la señora, los dos meses atrasados.

RAÚL ¿Y cómo hiciste eso? No debiste.

DALIA Tenía un dinerito por ahí. De unas oportunidades que me han salido.

RAÚL Por fin pegué una contigo.

DALIA Si te escuchan es que te he estado viviendo.

RAÚL No, chica, te lo agradezco. Se me había ido de la cabeza, pero… no te lo puedo devolver en este momento.

DALIA Devolverme ¿qué?

RAÚL El dinero que me acabas de prestar, ¿no?

DALIA No me lo vas a devolver. Déjalo así. Por los favores recibidos y no es un pago, es por colaborar.

RAÚL Hace dos meses habría pensado que se trataba de una trampa. Me tenías asustado. Pero ahora es que te tengo como mi benefactora de primera mano. Gracias, de verdad. ¿Te dejarías abrazar por un momento? Siéntate aquí conmigo… (LE PASA EL BRAZO SOBRE LOS HOMBROS) (ANTE EL SILENCIO DE ELLA) O… ¿Tú estás esperando algo a cambio?

DALIA Quería pedirte un favor.

RAÚL (SONRISA CONGELADA) ¿De qué se trata?

DALIA Déjame instalarme en la habitación, por favorcito…

RAÚL Lo sabía.
DALIA Es que estoy harta de dormir en la sala, no tengo privacidad. Tú te la pasas por ahí echado, vagando, dejando tus trapos, y mírate. Éste es mi dormitorio, mi cama, debajo de ese desorden, mi mesita de noche, mi altarcito encima del televisor, velas en la batea, no, puedo más.

RAÚL Pues es hora de que busques a donde marcharte.

DALIA ¿Ahora que puedo ayudarte con la renta?

RAÚL ¿Me lo vas a sacar en cara? Algo venía detrás de todo esto.

DALIA ¿Qué te cuesta? A ti te da lo mismo, amanecer despatarrado sobre una silla, dormirte encima de un libro, ni planchas tus camisas. Pero, yo soy distinta. Soy una mujer, necesito el espacio de la institución, la feminidad.

RAÚL Pero tú no puedes venirte conmigo al único cuarto; tú y yo no tenemos nada. Es verdad que ya no he traído ninguna mujer más a la casa, pero eso no significa… Y no se me han olvidado tus gracias… Puedo llamar a alguna chica una de estas noches y vendría. Y tú, yo creo que tú no quieres que pase nada entre nosotros, ¿o me equivoco?

DALIA No, no te equivocas. Pero me has entendido mal. Yo quiero la habitación, para instalarme sola, allí dentro.

RAÚL Esto es increíble. ¡Tú me vas a desocupar!

DALIA Estoy tratando de emanciparme, que tú no sientas que yo soy una carga para ti, pero que tampoco estés de opresor, que tú no juegues ese rol. Porque si yo ya soy autosuficiente, si ya puedo pagar el apartamento, estamos en igualdad de condiciones para disfrutar y disponer de los espacios.

RAÚL Igualdad de condiciones un cazzo. Ésta es mi residencia y yo tengo un contrato de alquiler, y yo llegué primero, ¡coño!

DALIA Por el contrato ni te preocupes. Ya yo hablé con la señora y está dispuesta a aceptar el traspaso, siempre que tú lo firmes.

RAÚL Primero me muero.

DALIA (SONRÍE) No tienes que ponerte en ese extremo, querido.

RAÚL No sigas alegando mierdas que tú siempre crees que vas a salirte con la tuya.

DALIA Ni te violentes. Aquí el que alega, siempre, es el señorito. Que la independencia de la mujer, que la lesbiana con dinero, que la libertad. Bueno. Ya está. Tengo derecho a establecerme en el cuarto. Es justo. Por lo menos hasta que tú puedas pagar tu alquiler.

RAÚL No, y no me da la gana.
DALIA ¿Tú no eres un intelectual, un humanista? Pues ahí lo tienes. Tú respétame mis derechos, o es que la cabeza no te da sino para los mantras y el Ganges.

RAÚL A mí me da la cabeza es para echarte una cueriza o meterte siete colas de iguana por ese culo.

DALIA ¡Uy, qué caballeroso! Los hombres de verdad que dan risa. Quien te miró y quien te mira. ¿Te acuerdas? Nuestros primeros días de idilio. La camisita planchada, el café calentito, los zapatos pulidos, rasuradito a diario, buenos días, buenas tardes, buenas noches. Una colonia vieja que tenías por ahí te la gastaste en una semana y hasta la reemplazaste por otro frasco de Jean Marie Farina. Levantando el asiento de la poceta para orinar. Haciendo buena letra, que dicen. ¿Querías conquistarme? Y mírate en qué has caído. Ahora sí eres tú, francamente, pero como eres tú de verdad.

RAÚL (LEVANTA LA MANO) Desgraciada, malparida.

DALIA Cabeza de Güebo. ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar? ¿Me vas a sacar a patadas de aquí? Llamo a la policía, no joda. Y a ver si no te llevan por maltratos a tu concubina. Que hasta la señora del alquiler es testigo que tenemos connubio, convivencia.

RAÚL Llamo para que te saquen, por invasora. Por irrespeto a la propiedad, por allanamiento de morada.

DALIA No toques el teléfono que también lo pagué yo. (CORRIGE) Hice que lo pagara el viejo de la ferretería que se la pasa picándome un ojo.

RAÚL Puta. (SE LE VA ENCIMA)

DALIA ¿Qué pasa? ¿Me vas a violar, como al principio? Ya yo no tengo que darle de aquello para que me complazca el sultán, el Maharahá. Y fue un mes comprándote con el aparato.

RAÚL ¿Qué te está pasando a ti? ¿Qué tienes en la cabeza? ¿A ti te parece normal?

DALIA ¿Y tú crees que yo soy tu sirvienta, tu azafata, tu barragana? ¿Que tú me vas a tener en ese nido, porque ya no es un sofá, es un nido, sí, de culebras y que yo te tengo que mantener y que me puedes pegar, también? Chulo, vividor.

RAÚL ¡Qué loca de mierda! Y yo le estaba haciendo un favor y me sale con estos argumentos.

DALIA Se acabaron los favores. Yo ahora tengo plata y me quedo con el cuarto. Y no me provoques porque te hago echar con los conserjes. Hay una ley que protege de la violencia contra la mujer.

RAÚL Tú eres una extranjera, no joda. Una recién bañada.

DALIA Me nacionalizaron, me dieron mi cédula y hasta puedo votar en las mil elecciones que estos locos programan cada año.

RAÚL (RESPIRANDO HONDO) Mira, esta situación es insostenible, es inaceptable. Fuera de toda lógica. Tú vas a agarrar tus cuatro trapos y te vas de mi casa de una. Por la paz del mundo, por la concordia de las razas y por la buena voluntad. Un poco más allá lo que hay es un crimen de lesa humanidad.

DALIA No me amenaces, papito. Y no te hagas el ecuánime y parsimonioso porque no me voy a conformar con poca cosa. Yo quiero la habitación y según tú mismo has dicho y puedes entender, porque si no, no estuvieras pegando tanto brinco, se trata de algo justo y basta. Mira lo que yo puedo hacer. Tengo tanta razón, que ahora mismo me voy a encerrar en el cuarto y no tienes la fuerza moral para impedirlo.

RAÚL ¿Qué tiene que ver la moral con lo que tú haces?

DALIA Es un matiz, solamente. Yo estoy hablando de razón y fuerza y yo soy mucho más fuerte. (ENTRANDO A LA HABITACIÓN, TIRA LA PUERTA)

RAÚL (SE COMPRIME EL ROSTRO CON LAS MANOS) ¡No, vale! ¡No!
APAGÓN

6.- EL OÍDO
LA MESA DE LA COCINA.
DALIA LEE EL PERIÓDICO TRATA DE DESAYUNAR. RAÚL BEBE CERVEZA, ESTÁ TRASNOCHADO.

RAÚL He estado pensando…

DALIA En avanzado estado etílico no se piensa, se delira, desbarrando…

RAÚL Las cosas entre nosotros no tienen que terminar tan mal.

DALIA No, no existe ninguna obligación. Ningún imperativo.

RAÚL Puedes bajar el periódico para que te vea los ojos mientras resbalan mis comentarios sobre tu aceitosa e inexpresiva humanidad.

DALIA Estás amanecido, vas a empatar la borrachera.

RAÚL Estoy escoñetado porque ese sofá es una cama de fakir. Y sí, estuve bebiendo toda la noche.

DALIA No puedo soportar la cerveza, me embucha, y el olor… Tiene todos los puntos en contra por su efecto en la apariencia de la gente.

RAÚL (SE BURLA) “No soporto la cerveza”. Tan fina. Si lo tuyo no es ni cañablanca, un lavagallos ahí.

DALIA Se llama ron blanco y en mi tierra es una delicatess. ¿Puedo seguir leyendo?

RAÚL Tan intelectual. Deberías pararme bolas, y baja el periódico que tenemos que hablar.

DALIA En “Casa de Muñecas” esa línea está dicha con mejor arte.

RAÚL No me vengas con tu cultura, que a Ibsen te lo enseñé yo, maldita.

DALIA ¡Qué raro! Porque los homosexuales son muy poco feministas.

RAÚL ¿Homosexual? Tú te crees mi macho, ¿acaso? Me estás tratando con superioridad. ¿Qué te crees, no joda? ¿Una ejecutiva de película? (SE RÍE) La perfecta escena del matrimonio en crisis, ella se oculta tras las hojotas del diario y me contesta con displicencia. (SE LEVANTA COMO LA PERFECTA AMA DE CASA) Rápido, niños, los espera el transporte. ¡Dalita, tu lonchera! Raulito, un beso para mamá.

DALIA El lugar común de la misoginia.

RAÚL Y tú más bien pareces un empresario de boxeo de película negra, “noir”.Te falta el humito del tabaco.

DALIA Tú dices un promotor deportivo. No. Tú quieres decir un personaje que se gana más que la vida con el desgaste de los demás.

RAÚL ¡Mira! Eso mero. Eso propiamente.

DALIA Y tú el atleta abatido por el vicio y la desgracia.

RAÚL Un gangster explotador.

DALIA Y tú la imagen del fracaso.

RAÚL Hasta cachapera debes ser, tortillera, plash, plash.

DALIA Estamos perdiendo el glamour.

RAÚL Es verdad. Yo lo que quiero es que te vayas, así, francamente.

DALIA Pero yo no voy a hacerlo.

SE MIRAN OBTUSAMENTE.

RAÚL (DESPUÉS DE UNA PAUSA) ¿Recuerdas nuestra primera vez juntos? O estás enferma o eres una pervertida calculadora.
DALIA ¿Qué tiene que ver mi salud con esto?

RAÚL Mucho. Porque al comienzo te entregabas con estoicismo, como en un sacrificio, imponiéndote con fuerza sobre tu victimario. Y eso sí lo capto, lo leí en alguna parte: una fuerza que proviene de la debilidad. (ELLA CALLADA) ¿Demasiados libros? ¿Me estoy enrollando innecesariamente?

DALIA A mí no me gusta que especulen sobre mi forma de funcionar…

RAÚL ¿En la cama?

DALIA En donde sea. ¿O es que es un privilegio masculino?

RAÚL ¿Cómo puedes hablar así? ¿Qué sabes tú de los hombres?

DALIA ¿Por qué tan seguro de mi ignorancia?

RAÚL Por lo menos estoy seguro de una cosa. No es un asunto de dolor, de dolor físico, digo. Yo traté de ser gentil y te vi sufriendo. Finges que puedes, pero en verdad, sufres.

DALIA También podrías pensar que te estaba engañando. Que fingía, pero no sufría.

RAÚL Quizás. O no te habrá gustado.

DALIA Es asunto mío.

RAÚL No tiene que haberte gustado la primera vez.

DALIA Si eres idiota, vale.

RAÚL ¿Quieres que te abrace? Hago un hueco entre mi pecho y mis brazos para que quepa tu humanidad.

ELLA SE RESISTE. SE ERIZA.

DALIA Está bien, te lo digo de una vez. Nunca estuve satisfecha. Nunca has sido un hombre suficiente para mí.

RAÚL (REACCIONA ANTE EL GOLPE Y LUEGO) A lo mejor no es sólo un hombre lo que tú necesitas para satisfacerte, sino los coñazos que te daba tu noviecito. Por eso te buscaste un soberano imbécil que te pegara brutalmente como ése…

DALIA ¿Martín? ¿Vas a volver a nombrarlo? ¿Te sientes herido? Yo me siento estafada.

RAÚL No. Yo soy el estafado.

DALIA ¿Qué te crees? ¿Que no es un sacrificio tener que calarse tu infatuación, tu engreimiento de macho potente?

RAÚL ¿Lo ves? Las mujeres siempre hablan desde el resentimiento. La envidia del pene. Las desvalidas. Las sacrificadas.

DALIA Proviniendo de quien proviene tu chauvinismo no es sólo incorrecto sino lastimoso.

RAÚL Este es un continente hembra. Nosotros no inventamos el melodrama, pero le hemos sacado una punta… que ni te cuento. Siempre nos están maltratando, nos explotan, nos ultrajan. Somos pobres, atrasados. No nos dejan ser. No nos dejan arrancar. Estamos desvalidos, la injusticia se abate sobre nosotros. Y ahí, con el puño derecho en la frente y la cintura arqueada, transidos de dolor pero erguidos de dignidad. Oprimidos pero nobles. Valientes aunque inactivos. Resistencia pacífica, neurótica, agresividad pasiva.

DALIA Estás hablando de ti mismo. Un psiquiatra no te habría retratado mejor.

RAÚL Y eso tiene efecto en la gente. Ese victimismo es un gran negocio. Mira, tenemos la transnacional de los desplazados, de los preteridos, así como venden incienso en la India.

DALIA (CON SORNA) Yo te creía más espiritual, Ghanesha, Krishna Murti.

RAÚL Tú ves las grandes ciudades ricas y ves la nube de depauperados que viene de aquí, pobrecitos, chupando sangre de un sistema que podría ser más saludable. Y la obra de arte del melodrama eres tú. La gente te considera porque sabes inspirar lástima.

DALIA Además de representar una plaga, como tú la describes, los pobres del mundo son la carne del cañón. La fuerza de trabajo y la grasa que lubrica sus engranajes. Hablas así porque estás dolido, pero en el fondo tú también sientes esa piedad que la industria del dolor sabe hacer nacer en nuestros corazones. Date cuenta de dónde estamos. Tú también das lástima.

RAÚL ¿Yo?

DALIA ¿Qué es lo que no te perdonas?

RAÚL ¡Ahora va a terminar en un curso de crecimiento personal!

DALIA ¿Qué no te publiquen? ¿Qué no te ganes la vida con tu trabajo? ¿Me vas a poner de culpable?

RAÚL Te gusta el maltrato físico.

DALIA ¿Qué sabes tú?
RAÚL ¡Enferma!

DALIA Castrado. Niñito rico. Maricón.

(SE MIRAN UN MOMENTO)

RAÚL Tú te convertiste en un obstáculo en mi vida y te aconsejo que salgas de mi casa y de mis asuntos o lo vamos a lamentar.

DALIA Para amenazar a alguien hay que tener un mínimo de entereza. Y tú eres pedacitos de carne regados por goticas de alcohol.

RAÚL Está bien, estoy borracho, pero tienes que irte, por favor. No aguanto más.

DALIA Y si estás tan desesperado, ¿por qué no te vas tú, mejor?

RAÚL Y reconocer que me has vencido.

DALIA No te lo tomes como una lucha o una competencia.

RAÚL No voy a permitir más que me tomes por gafo, por un tonto, que te aproveches de mí.

DALIA ¿Quién está jugando a la víctima ahora?

RAÚL ¿Eso es sagacidad? ¿Con esas agudezas pretendes qué, desanimarme de mi propósito? ¡Qué brillante! ¡Qué delicada!

DALIA Tú tuviste mamá, ¿verdad? ¿No te parece que deberías hacer honor a algún buen sentimiento que ella te inspirara?

RAÚL No me queda claro si me lo pides por mi madre.

DALIA Te estoy mentando la madre.

RAÚL Era una santa. La alegría de la casa. Cuando ella se fue, yo no sabía vivir con más nadie. Eso fue muy doloroso. La única mujer buena que he conocido. Y tenía sus bemoles.

DALIA En su caso tener un hijo no fue de las mejores obras que hizo.

RAÚL Tú qué vas a saber, desnaturalizada. Se la comieron los bichos. Los microbios, las bacterias, los bacilos. Había un coco. Un estafilococo, un estreptococo, que le hacía grandes llagas y supuraba, yo mismo con un bisturí, le intervenía los abscesos, chas, chas, y explotaban, después no sabía qué hacer con las excrecencias, con los humores y el hedor. Hablaba y su aliento era un vaho podrido, como un chiquero, como tres mil chiqueros, proliferando en mierda de cochino, y se le paralizó la cadera y ya no pudo moverse más y se hacía encima y se consumió en una sola inmundicia y luego, se murió.
DALIA Me acabas de estropear el desayuno.

RAÚL Y eso es decir algo. Si no te estropeas el día cuando te miras en un espejo.

DALIA Hay unas reglas y unos modales.

RAÚL Pero como ves, la mentira puede arruinar cualquier contrato social.

DALIA No veo nada todavía. Pero tú me lo vas a hacer ver, a continuación.

RAÚL Yo también puedo simular mis dramas. Mi madrecita, que Dios me la guarde, vive en una quinta en Valencia, muy gorda y muy sanota y riega las matas todas las mañanas.

DALIA Con eso no se juega.

RAÚL ¿Y lo dices tú? Que finges como una cucaracha en peligro.

DALIA Hablando de ficciones. Aquí está en el periódico y lo estaba guardando para una mejor oportunidad, pero ya está hecho.

RAÚL Dime, ¿Qué es eso?

DALIA Acabo de ganarme un premio como autora de narraciones cortas.

RAÚL Me estás jodiendo.

DALIA No, no, Mira aquí mismo en la prensa está. Soy tan feliz. Mi primera publicación en solitario. Mi primer premio como escritora.

RAÚL ¡Tú no eres una escritora!

DALIA Lo dice la prensa y el jurado lo dijo primero.

RAÚL ¡Eso es mentira! ¿Tenían que ser narraciones cortas? Mi género. No podías dedicarte a la poesía.

DALIA No. Narraciones cortas, literatura erótica: “Arenal y espumas”, tendremos que discutir el título.

RAÚL Pero ese es el nombre de uno de mis proyectos, “Arsenal de espumas”

DALIA No es lo mismo. Lo envié y es de mi propia inspiración.

RAÚL Yo te puedo matar.

DALIA (TOMA UN CUCHILLO) Yo también te puedo matar. Yo también te puedo matar, y no me jodas.

RAÚL (REVISA EL PERIÓDICO) No estoy ni entre los finalistas.

DALIA ¿Y tú también estabas concursando? ¿Eso no era demasiado vulgar para ti?

RAÚL Esa política no te va a llevar a ninguna parte. Te voy a rayar por plagiaria.

DALIA Demuéstrame el plagio, demuéstrame que registraste algo así.

RAÚL Ahora sí te jodiste.

DALIA Pero no te preocupes. Tengo dinero y seguro hasta un cargo y un agente artístico. Podremos seguir prósperos, y juntos. (SE ENCIERRA EN SU CUARTO)

RAÚL ¿Te importa si te digo que no quiero?

OSCURO.

7.- LA BOCA
EN LA PUERTA DEL APARTAMENTO.
DALIA, ARREGLADA PARA HACER FOOTING, ABRE LA PUERTA PARA SALIR Y RAÚL CAE HACIA ADENTRO ADORMILADO CON UN RAMITO DE POSTALES EN LA MANO. SE DESPIERTA CON EL GOLPE.

DALIA ¡!Oye!! ¿Qué haces tú ahí? Cuidado, chico. ¿Qué te pasó?

RAÚL Finalmente me quedé dormido.

DALIA Pero por qué no duermes en tu casa, en tu sofacito rico.

RAÚL No pude entrar, se me quedaron las llaves.

DALIA Oye, ¡Cuánto lo siento! ¿Y por qué no me tocaste?

RAÚL Sabes demasiado bien que estuve toda la noche tumbándote la puerta. Y tenías el celular apagado.

DALIA ¿De verdad? No te escuché. Estaba profunda.

RAÚL Venía tan esperanzado. Resuelto a hacer las paces contigo… sinceramente emocionado. Visité a mis tíos y tú sabías que iba a llegar anoche.

DALIA (POR LAS POSTALES) ¿Y eso? ¡Postales!

RAÚL Soy un imbécil. ¡Qué guebón! Eran para ti.
DALIA Ay, qué lindo detalle. Si a ti te parecen bastante las postales…

RAÚL ¿Qué? ¿No te gustan?

DALIA Sí, claro. Todavía se pueden poner por ahí. Pero no tengo tiempo, estoy apuradita, mi amor. (SE VA A IR)

RAÚL Pero, ¡epa! ¿En serio no recibiste mis llamadas?

DALIA ¿Ah? No. Esa telefonía es tan falible…
(BUSCA EL MÓVIL EN SU CARTERA POR REFLEJO) ¡Ay, míralas! ¡Ay, qué casualidad! Están llegando todas las llamadas perdidas.

RAÚL ¿Y no has visto mis llaves? (QUE SE CAEN DEL BOLSO DE DALIA DISIMULADAMENTE)

DALIA ¡Ups! Las debo haber metido aquí por equivocación.

RAÚL Por equivocación.

DALIA Pero deja la sospecha, chico. ¿Qué malicia voy yo a tener contigo? Por eso es que te pasan las cosas. ¿Estás viendo? (PASA A PONER LAS POSTALES, JUNTO A UN DESAYUNO SERVIDO)

RAÚL No voy a poder ir a trabajar esta mañana. Me siento aporreado.

DALIA ¡Qué broma, chico! Y anoche que avisaron que venía una supervisora del ministerio y que te iba a monitorear, por la mañana.

RAÚL No me digas esa vaina. Tú estás jugando conmigo.

DALIA No. Te lo juro. Es que tienes que ser más organizado. Mira ese sistema que a uno le falta para estar al día, ese mismo sistema lo tiene la casualidad para echarte una broma cuando tú menos te puedes defender.

RAÚL ¡Coño, coño!

DALIA Y no vayas a aprovechar de ducharte ahorita que tengo el baño ocupado. Y reza para que no quiten el agua hasta que yo vuelva; y no gastes la caliente que la voy a necesitar.

RAÚL ¿Y eso que van a quitar el agua?

DALIA Tienes cuatro meses del condominio vencido.

RAÚL ¿Por qué no me abriste la puerta?

DALIA No te oí y no es mi culpa si se te olvida el detalle de las llaves. Y no me levantes la voz.

RAÚL Ahora sí oyes que te grito, ¿no es así? Se te ven las costuras, perversa, perra.

DALIA Ya vamos con los insultos y tan temprano, vale. ¡Qué manera de empezar el día!

RAÚL Eres una hija de puta, ¿si te lo digo en la cara destruyo tu armonía interior?

DALIA Eres más basto que una esponja de alambre.

RAÚL ¿Qué pasa? ¿Te altera que yo te descubra las artimañas?

DALIA ¿Tú, descubrir? Estás embrutecido. Yo te paso la cola por los ojos y tú ni cuenta te das.

RAÚL Tú sí eres sutil. (POR EL DESAYUNO) Por lo menos hay comida.

DALIA ¡No la vayas a tocar!

RAÚL Eres una zorra, una lagarta, y además egoísta.

DALIA Es para alguien más, alguien que me conviene. No como tú.

RAÚL Y tú, ¡qué cínica, no joda!

DALIA No hagas ruido que está durmiendo en el cuarto y no quiero que lo molestes.

RAÚL ¡¡¡¿Qué?!!! ¡¡¡¿Quién?!!! ¿Quién coño…? ¡Me ausento por dos días y ya tú metes un hombre en la casa!

DALIA ¡Yo pago el alquiler de esta mierda y meto a quien me da la gana!

RAÚL Esta mierda como tú la llamas es mi casa y lo voy a echar tan a las patadas que los pedacitos de nalga me los deja en la punta del zapato.

DALIA Shhht. (CON EL DEDO EN LOS LABIOS) No vayas a hacer escándalos ahora. Es el productor general de la Editorial que se quedó anoche conmigo y… (UNA RISITA PÍCARA) debe estar agotado.

RAÚL (SOTTO VOCE) Tú si tienes bolas… ¿y ese tipo no es casado? ¿Recién casado? (SE ACERCA AL VASO DE JUGO YA SERVIDO)

DALIA ¡Ay, qué absurdo! Y deja ese jugo ahí, que es para el desayuno de él. Y si quieres te tomas ese café de la taza, pero enciendes la hornilla que ya la cafetera está montada. No me fastidies el trabajo, por favor. Me voy…

RAÚL ¿De la Editorial? Pero… (DALIA SE HA IDO) ¡Coño!
SE QUEDA COMO PASMADO, DUBITATIVO. MIRA EL PLATO CON EL SANDWICH. MIRA A LA PUERTA. SE ACERCA AL JUGO, LO PRUEBA,

RAÚL De la editorial. (BUSCA SIN ÉXITO ENTRE SUS COSAS) ¡Una foto! Bastaría sólo una foto.

DALIA ESTÁ DE NUEVO EN EL UMBRAL.

DALIA Si estás buscando tú cámara fotográfica, te advierto que se la presté a una compañera de la tienda que iba para una primera comunión.

RAÚL ¡Pero, bueno… si esa cámara es mía! No importa, todavía puedo convencerlo mostrándole mi trabajo. (SIGUE BUSCANDO)

DALIA Y si es por unos papeles amarillentos, rallados, que tenías en una carpeta,

RAÚL ¡Mis cuentos!

DALIA ¿Tu obra maestra? Es inútil que la busques. La usé para secar cuando se inundó la taza del baño. (DESAPARECE POR LA PUERTA)

RAÚL VENCIDO SE DESESPERA, DE UN GOLPE SE CALMA, VA AL DESAYUNO. ESCUPE EL SANDWICH Y LO RESTITUYE AL PLATO.
SE VA A UNA POLTRONITA Y SE SIENTA CON SONRISA CANSADA.

OSCURO.

8.- LA OREJA DE VAN GOGH
EN EL BAÑO.
RAÚL CON NAVAJA DE BARBERO ANTE UN ESPEJO QUE NO ES TAL SINO UNA PANTALLA DE VIDEO QUE LE REPRODUCE EN LAS LABORES DE PELARSE LA BARBA. RECITA UNA HIPOTÉTICA CARTA.

RAÚL Querida mamá. Confío en que estés bien y que me envíes antes que todo tu bendición. Te preguntarás por qué te estoy escribiendo esta carta y no resuelvo las cosas con una simple llamada telefónica. La verdad es que había descuidado mis deberes contigo y no te había telefoneado desde hace tres meses ya, uff, ¡cómo pasa el tiempo! Me da vergüenza hablarte personalmente.
Bueno… al grano. Me encuentro en la cárcel y ésta es una petición de auxilio. A lo mejor no lo merezco, yo siempre te he causado dolores de cabeza, tu hijo problema, pero no tengo a quién acudir. Aquí es imposible hacer una llamada. Y más en el estado de pobreza en que me encuentro.

SE ABRE EL PLANO EN EL VIDEO Y VEMOS A RAÚL AFEITARSE ENTRE BARROTES DE UNA CÁRCEL.

No quiero alarmarte, es sólo que he ido a parar con mis huesos en prisión después de un proceso de degradación no muy largo, pero sí, sostenido. ¿Que cómo me he degradado? Pues ha sido intenso, se trata de una mujer.

VUELVE AL PRIMER PLANO. RAÚL CONTINÚA RASURÁNDOSE.
RAÚL: (EN EL VIDEO) No, no vayas a sacar conclusiones apresuradas, no es un caso de amor desesperado, ni de una mujer fatal que ha seducido a tu retoño. Se trata más bien de un caso de depredación. No estés orgullosa no se trata de bellos sentimientos obstaculizados por el destino, no es un romance imposible y no me siento despechado ni en depresión. En realidad lo que siento por todo esto es asco.
Me corrijo. También se trata de una historia de amor, pero de un amor que se manifiesta en forma de urgencia, de desespero por sobrevivir. Déjame decirte que aunque la literatura nos llena la cabeza de historias sentimentales más o menos nobles, la realidad siempre nos decepciona con su cualidad más prosaica. Estoy amargado, discúlpame.

RAÚL (SOPESA LO ANTERIOR Y ARREMETE CON MÁS GANAS)
No me preguntes cómo, una mujer se vino a vivir conmigo a la casa, al apartamentito de Los Chaguaramos, el que conociste la última vez que viniste a chequearte las várices. Bueno, empezó a desplazarme de mi propia existencia y de mis propiedades,

RAÚL: (EN EL VIDEO) Me encuentro sin trabajo, sin vocación, sin casa, cama o comida. Y con muy poco amor propio.

RAÚL (SE APURA UN POCO MOLESTO) Después de nuestra última discusión, - las discusiones son cada vez peores, imagínate, una ración diaria - me ausenté por tres horas de la casa, tú sabes que prefiero caminar mis interrogantes, subir el cerro, escucharme a mí mismo. Exhausto ya, ayer a esta hora volví a entrar a mi apartamento, decidido a solventar esa situación de una vez. Me costó bastante porque tuve que forzar la cerradura a la que la muy desgraciada le había cambiado el cilindro. Hice bultos con todas las cosas de Dalia, Dalia es que se llama, y civilizadamente las saqué al pasillo.

RAÚL: (EN EL VIDEO) Tuve dos horas para ver lo que había quedado del apartamento, ¿te imaginas’ un vacío insoportable, como si un huracán hubiera arrasado con las cosas, con los muebles, las ollas, los cuadernos, hasta el piso era un asco y los grifos del agua, siempre goteando. Esperaba su aparición, como se espera el último estremecimiento de una pieza orquestal antes de que se precipite el final, la coda.

RAÚL Quizás ella lo presentía, quizás es bruja, como siempre sospeché, quizás hay un demonio que la acompaña, quizás es más sabia que el común de nosotros. Lo demostró en varios meses de convivencia. Era superior a mí y a todo lo que podía inventar para salir de ella. No, no estoy loco.

RAÚL: (EN EL VIDEO) A veces pienso que es una mujer imposible. No vayas a pensar que es una creación de mi imaginación enferma. Existe y es malévola hasta los extremos, aunque tuvo su gracia, sobre todo al comienzo, cuando estaba decidida a conquistarme.

RAÚL El hecho es que tuvo que entrar por aquella puerta ultrajada, como mi vida durante una temporada tan larga. . Estoy seguro que habría deseado evitar ese encuentro fatal, pero estaba decidido por algo más potente que todas nuestras reticencias. (INTERRUMPE, SONRÍE SACUDE LA NAVAJA) Lo siento, me estoy dejando llevar por la tentación de escribir.

IMAGEN DE VIDEO. CHORRO DE GASOLINA ILUMINADO AL TRASLUZ SOBRE UN FONDO OSCURO.

RAÚL Desesperado, no hallaba cómo asestarle un golpe definitivo que me permitiera salir de ese atolladero existencial. Estaba yo regando sus pertenencias con gasolina y entró ella. Me miró sin sorprenderse. Y se contentó con interrogarme lacónicamente.

RAÚL: (EN EL VIDEO) “¿Sabes lo que estás haciendo?”, me dijo. “¿Sabes a lo que te arriesgas si destruyes mis cosas?”

RAÚL Se acercó con todo el refinamiento y la habilidad que muestra una gata cuando está de cacería. Casi podías ver su cola inexistente ondulando tras su figura. Yo empecé a sentir ese temblor que nada más me atacaba de niño ante las pesadillas; una tensión muscular que en los malos sueños te impide escapar o reaccionar ante un peligro más que físico. Eso mismo debe ser, siempre lo he pensado, la epilepsia, ¿no? fue Dostoievsky que la describió en el Idiota.
Yo estaba ardiendo, era un calor que me subía por debajo de la nuca y que me hacía espumear la mandíbula, los dientes apretados. Pude pensar, “el fuego”. Sólo falta el fuego y escapé de sus zarpas inmisericordes. Me lancé a la cocina en busca de una caja de fósforos, ya ella estaba gritando en la sala, insultándome, yo había dejado unos fósforos por ahí, “inútil, poco hombre”. Nunca debí dejar de fumar, habría tenido un yesquero a la mano. Pero esa tos tan molesta, y ese temor de morir de neumonía…
Revisé torpemente el gabinete, nada. Pero ella no me siguió a la cocina sino que empezó a deshacer el atado de cosas que yo había confeccionado en horas de espera.

RAÚL: (EN EL VIDEO) Mañana me llamarán el monstruo de Los Chaguaramos, el caníbal, pero yo no soy capaz de ser tan bárbaro, te lo juro.

RAÚL Fue como cuando se le va la onda a una radio. Yo estaba buscando una caja de fósforos y mi mano tropezó en lo alto de un gabinete con…

RAÚL: (EN EL VIDEO) Los talones extendidos, la columna en arco, el cuello sumergido en el pecho, los dedos nerviosos, allí estaba…

RAÚL ¿Tú recuerdas cuando me inscribiste en un grupo de exploradores infantiles? Que nunca me consultaste si yo quería ir, que llegaste con el morral, las botas montañeras, la cantimplora y una lámpara de queroseno, y hasta un machetico del que nunca me pude deshacer, ¿lo recuerdas? Allí estaba, reposado, aserenado como una toma para las lombrices, como un talismán que ahuyenta los malos espíritus, puro acero, gris, filoso, esperando en el techo del gabinete por mi mano temblorosa.

RAÚL: (EN EL VIDEO) Allí se me fue la onda, yo era un radio cuando entras a un túnel. Lo recuerdo como una película, como algo que sucedió fuera de mí. Tú sabes que nunca fui hábil con las manos, pero blandir un machetico, un machetico júnior, para un Robert inexperto…

RAÚL Cuando volví a la sala la encontré de rodillas hurgando en los paquetes, ofendida, cerciorándose de que no le hubiera sustraído nada de valor, ¡de valor! Esta perra no tiene ni un gramo de valor, era como un hueco negro, una estrella difunta que absorbe la materia de los demás, la energía de los demás, supernova implosiva de la bondad ajena, Caribdis y Escila, agachada allí, concentrada en su miseria material, sus joyitas, su bisutería, su grabador… y la oreja, su oreja, como una disonancia… una interferencia, un micrófono junto a una corneta, la oreja, el dolor.

DESDE EL VIDEO RAÚL MIRA AL LENTE SORPRENDIDO, ALEJA BRUSCAMENTE LA NAVAJA DE SU MEJILLA A TIEMPO QUE DE SU OREJA IZQUIERDA VA MANANDO UN HILO GRUESO DE SANGRE
BLACK OUT A TIEMPO QUE SE ESCUCHA RUIDO DE NAVAJA AL CAER Y LA VOZ DE RAÚLQUE GRITA, ¡Mierda!
OSCURO
9.- EL CULO DEL MUNDO
SALA DE RECIBO.
DALIA A PUNTO DE IRSE CON UNA MALETICA. HABLA CON CAUTELA A RAÚL QUE PERMANECE SENTADO EN UNA SILLA DE RUEDAS.

DALIA Sé que va a ser difícil para ti. A pesar de todo ya nos habíamos acostumbrado. Tú también me harás falta.

RAÚL No vas a hacerme falta.

DALIA Tienes que aprender a ser más sincero, a soltarte un poco, con los sentimientos.

RAÚL Gracias por el consejo.

DALIA Bueno, quería decirte, que… Bueno, será duro al comienzo, tienes que organizarte. Porque de la forma en que venías haciendo las cosas, pues… no funcionó. Yo espero que no haya rencores. De mi parte te juro…

RAÚL No, ¿verdad? No hay razón para abrigar esos resentimientos.

DALIA Hasta lamento que haya ocurrido así. Pero con sinceridad, y de pana, te lo digo, tú eres fabuloso, sensible, una persona con quien compartir, eres entregado, complaciente…

RAÚL ¿Me vas a halagar?

DALIA Pero no es lo que yo necesito. Este apartamento nos quedó chiquito, ¿no es así?

RAÚL Te quedó chiquito. Tienes problemas con el tamaño.

DALIA (SONRÍE SIN HACERLE CASO CONTINÚA) De un tiempo a esta parte es pura incomodidad. La tubería ya no se da abasto, los servicios son muy caros, el condominio y eso… Suena como una estupidez pero no hay una relación justa precio valor. No hay calidad de vida.

RAÚL Sin embargo te sirvió en su momento.

DALIA No. No te lo niego, ni vas a pensar que soy una malagradecida, pero ya no se puede más. No es suficiente para lo que yo espero.

RAÚL Ojalá y te mueras.

DALIA Dale salida a esas emociones feas, son pesos muertos en el alma.

RAÚL ¿Y ahora? ¿A despellejar a otros más? Eres una mujer cruel.

DALIA Eso es algo que debes cambiar radicalmente. Echarle la culpa, responsabilizar a los demás, siempre. Eso no es sano. Ni te ayuda.
RAÚL No te sacia sino la aniquilación total.

DALIA ¿Qué estás diciendo? No empieces a desvariar. Yo he respetado tus cosas, tuvimos desavenencias, pero tampoco fue tan malo.

RAÚL Me lo quitaste todo.

DALIA Es una forma de verlo y…

RAÚL También se lo hiciste a Martín.

DALIA ¿Quién es Martín? Hay nombres que no me suenan, que no me dicen mucho.

RAÚL Tu presa anterior, el idiota al que destruiste antes de mí. También me vas a olvidar así. Algún día vas a preguntar ¿quién es Raúl?

DALIA Si vas a insistir en ese caso déjame decirte que los nombres son lo de menos.

RAÚL ¡Y yo me dejé cambiar por ti! ¡Qué estúpido! Me convertí en un ser ofensivo, desagradable. En la última reunión a la que mis amigos tuvieron la clemencia de invitarme - ya huyeron de mí, todos - me sorprendí a mí mismo maltratando al tío de la dueña de la casa.

DALIA Para que tú veas, siempre hay un Martín dentro de nosotros.

RAÚL Yo quería entrar al baño, él parecía atascado en la dimensión rectangular de la puerta y tuve que empujarlo, producto de la ansiedad, seguro: “¡Viejo, enclenque, quítate, estorbas!” Me educaste a tu medida: lo que para todos era un anciano digno de reverencia para mí era un lamentable obstáculo.

DALIA ¿Ver la decadencia de los hombres te pone ansioso? O ¿soy de verdad yo quien te produce esa ansiedad?

RAÚL ¿Qué vas a hacer el día que estés demasiado vieja o demasiado flácida para simularte… doncella, una doncella en apuros?

DALIA Estoy tratando de ser sutil, de que esta despedida te sea leve, en consideración a tu estado, a…

RAÚL No tienes que suavizarte, ni fingir… Haz que duela, un poco más.

DALIA Los tejidos, los cartílagos de los hombres también se vencen. La biología perece, tiende a ser menos rubicunda. Todos vamos a experimentar pérdidas.

RAÚL ¿A dónde va todo eso? Dime qué más.

DALIA Tú mismo lo estás pidiendo. Desde que somos amamantados, desde que con tiernos deditos de recién nacido tocamos el seno de la mamá, estamos alimentando una sensación, y luego una noción y un sentimiento de propiedad, eso va acendrado en nosotros, como una semilla que va a germinar en nuestra integridad, en nuestro carácter. Pero a esa planta paralela y simultáneamente le crece maleza, un fantasma que prospera en nuestro interior y es el miedo a ser desposeídos. De niños, lloramos, pataleamos, reclamamos a nuestra manera, pero si esa insatisfacción y ese temor no haya cauce oral, si no se expresa como un concepto verbal, una palabra liberadora y sana, entonces se acumula como una sombra en nuestro inconsciente y busca su expresión en la entidad del otro. Ése es un recurso de la neurosis.

RAÚL Eso es de Lacán. ¿Ahora me vienes con psicología?, loca barata de mierda.

DALIA Yo me he ilustrado, para algo tiene que servirme vivir con un tarado que se cree intelectual. Tú crees que yo soy la mala de la película, pero yo no te he hecho nada.

RAÚL Tienes una capacidad asombrosa para aprender, para crecer en la adversidad de los demás.

DALIA Y si no es psicología, también es historia. Fíjate en los países, en las comunidades que psicóticamente le atribuyen sus sombras, sus contenidos oscuros a la responsabilidad del otro, del diferente; el nazismo y las minorías, las naciones capitalistas a los extranjeros; la inmoral y decadente sociedad subdesarrollada al inmigrante, al desplazado; los blancos a los negros, los rojos, los amarillos; los sifrinos a los monos… Sin la posibilidad de verse hacia adentro, ¿dónde están tus limitaciones, tus defectos de concepción?

RAÚL ¿Me quieres más introspectivo?

DALIA Aclara tus asuntos no resueltos.

RAÚL El asunto no resuelto que yo tengo eres tú, podrida, corrupta.

DALIA Tú eres el que está podrido por dentro. Me miras como a una extraña, como a una invasora. Como si yo fuera el daño.

RAÚL De bolas, que eres el daño. Uno lo sospecha desde el comienzo y luego solo queda una triste comprobación.

DALIA Eres un nacido de complejos. A mí no me toca vivir tu paranoia, ya me hizo bastante mal.

RAÚL ¡No puedes afrontar las consecuencias de tus actos, no toleras experimentar la culpa!

DALIA Pero si fuiste tú quien me agrediste. Me las vi feas para sobrevivir.

RAÚL Es eso, ¿no? Ése es el secreto que te hace ponzoñosa para los demás. Aspiras a actuar con impunidad.

DALIA Trataste de lanzarme por el balcón. Tenía que defenderme.

RAÚL Tú no tienes remordimientos. Son una grieta en el modelo que quieres ser.

DALIA Lo que yo quiero ser es mejor persona cada día, yo; no me estoy protegiendo del lobo feroz a toda hora. Yo pienso para fuera, pienso en grande, no me voy a quedar enganchada en culpas.

RAÚL Eres canalla. Progresista y canalla. Pero así no se es persona.

DALIA Agradéceme que me voy. ¿No me encargué, según tú de perjudicarte, todo este tiempo?

RAÚL Si te oyeras, no hallarías tanto ímpetu para pensar en asuntos grandes y afuera. Llevas un infierno en las espaldas. Te estás quemando y no te das cuenta. No siempre hallarás tontos en tu camino.

DALIA No, gracias a Dios; sólo entonces podré crecer en compañía.

RAÚL Alguien que se atreva a incendiarse contigo, en ti. No serás más tú. Te vas a partir en pedacitos.

DALIA Poesía. Se me hace tarde. Por ahí llegó una cuenta por los destrozos y tienes que desalojar la casa porque no te quieren más aquí, por mal viviente. Te enviaron un citatorio ante un juez de paz y un abogado que te busca por lo de una demanda. Y no olvides presentarte cada semana en la jefatura civil, tienes casa por cárcel. Y con respecto a mí, es la última vez que me verás a tan pocos centímetros de distancia; solicité una caución, que no te me pudieras acercar ni a quinientos metros a la redonda, de lo contrario, a la cárcel de nuevo. Así quedan las cosas.

RAÚL Tienes razón, así quedan las cosas. (PAUSITA. MIENTRAS SE LEVANTA DE LA SILLA DE RUEDAS) ¿Un último estrechón de manos? ¿Quieres que te abrace? …

DALIA LO MIRA IMPASIBLE. ÉL UN POCO ANSIOSO,
APAGÓN FINAL.