PIAR, COLOQUIO CON EL RIO

PIAR


Obra teatral de Javier Moreno

Para la Compañía Regional de Teatro de Guayana.

INSPIRADA EN “PIAR, CAUDILLO DE DOS COLORES” DE FRANCISCO HERRERA LUQUE E INVESTIGACIONES PARTICULARES.

CIUDAD BOLÍVAR 1.991

CARACAS 2005



DRAMATIS PERSONAE: MANUEL PIAR

SIMÓN BOLÍVAR

EL RÍO

CARLOS SOUBLETTE

JOSÉ FELIX BLANCO

MÓNICA HERRERA

BELÉN ARISTIGUIETA

SOLEDAD ARISTIGUIETA

DOMINGA 1

DOMINGA 2

DOMINGA 3

CONDE

SÁNCHEZ

PULIDO

LARA

LEAL

CEDEÑO

CARMONA

GUARDIA

ORDENANZA

UN BARBERO

UN CAPUCHINO PINTOR

TROPA DE SOLDADOS

VARIOS CURAS MISIONEROS.

























EL ESCENARIO ES UN PAREDÓN DESLAVADO POR EL TIEMPO Y LA VIOLENCIA METEOROLÓGICA. SU CUERPO CENTRAL MUESTRA UNA TEXTURA DE ROCA ERODADA, Y ASPECTO DE MURO DE CONTENCIÓN, DE FORTALEZA MILITAR, DE MURALLA. ESTÁ POR AMANECER, LA LUZ ES CONFUSA PERO ACLARA RÁPIDAMENTE DESLIZÁNDOSE POR LA PARED.

SOBRE UN PARAPETO O UNA GARITA PARA LA VIGILANCIA, UN GUARDIA MIRA DISTRAÍDO, MIENTRAS TRES MUJERES SE ACERCAN FURTIVAMENTE. LAS VISITANTES TRATAN DE NO HACERSE NOTAR DEL GUARDIA. COLOCAN SOBRE UN SALIENTE DE LA PARED UN CARGAMENTO DE FRUTAS, AVES MUERTAS Y HASTA PIEZAS DE LENCERÍA. SE DETIENEN POR SI DESCUBREN ALGO O A ALGUIEN. EL GUARDIA, DESPUÉS DE UN SUSPIRO DE ABURRIMIENTO O DE CANSANCIO, DEJA ESCAPAR UNA TONADA.



GUARDIA (CANTA) Viene, viene el día, señoría

Viene con la aurora, mi señora

Con el día pa´ desdicha mia

Con la aurora que es mi mala hora

DOMINGA 1 ¡Vámonos!



DOMINGA 2 No me quiero ir sin verlo.



DOMINGA 1 Nos descubren.



DOMINGA 3 Shhton.



GUARDIA (CANTA) Me estarán pensando en La Paragua

Y otra en Soledad me está anhelando

Quien tuviera espacio pa´ dos almas

Una al río, la otra se va al sur volando



MOVIMIENTO DEL GUARDIA. LAS TRES MUJERES SE PEGAN AL MURO E INTENTAN SALIR COMO ENTRARON, SIN SER VISTAS, PERO...



GUARDIA: Oigan, allá abajo. (CARRERAS) ¡Ustedes! ¡Alto! (SE DETIENEN. LAS RECONOCE) Mujerucas. ¿Qué es lo que hacen?



DOMINGA 3 Nada.



DOMINGA 2 El presente.



DOMINGA 1 Hacemos un presente.



DOMINGA 2 Para el General en Jefe.



DOMINGA 3 Embuste, no estábamos haciendo nada.



DOMINGA 2 Queremos verlo.



GUARDIA: Está difícil.



DOMINGA 3 Yo sabía.



DOMINGA 1 ¿No va a estar?



GUARDIA: Está detenido.



DOMINGA 1 (ENTRE SÍ) ¡Cómo no! Como detener un río. Quietesíto ahí. Detenío.



DOMINGA 2 Usted no la ve. La corriente va por debajo, arramblando, atropellando, arrastrando, detenío por arriba. Usted cree. Pero no.



GUARDIA: Está confinado y no se le puede ver.



DOMINGA 3 ¡Guardia maluco, me tiene preso al hombre!



DOMINGA 1 ¡Qué herejía!



GUARDIA: Y se están yendo faltonas.



DOMINGA 3 Repelente, hombre.



GUARDIA: (POR LAS OFRENDAS) Y se llevan lo suyo.



DOMINGA 2 No llevamos nada.



GUARDIA: No se las voy a aceptar.



DOMINGA 1 Esas no son para ti.



DOMINGA 2 Esas son para el nuestro.



DOMINGA 1 El que nos salva a nosotras.



DOMINGA 3 Que tú lo miras milagroso y te sanas de una vez.



DOMINGA 2 Que va a poner orden, carajo. Y cada uno en su lugar. Como corresponda.



DOMINGA 3 Justicia de los cielos en la tierra. Por fin.



GUARDIA: Hablachentas, fanáticas, agoreras. ¿Y esos avíos? ¿Ustedes creen que lo estamos matando de hambre?

DOMINGA 2 Pero lo tienen reo allá dentro.



DOMINGA 1 La esperanza del pueblo.



DOMINGA 3 Me lo matan de tristeza.



GUARDIA: Pasadas de tontas.



DOMINGA 1 Pasados de crueles. De abusadores injustos. Después de lo que ese hombre es y hace por nosotros, lo acusan.



GUARDIA: Ésa es su gente de él.



DOMINGA 2 Su gente de él, nosotros.



DOMINGA 3 Por eso es que es, ¿no? Digo... la calumnia.



GUARDIA: Lo suyo es impertinencia. Retírense mejor.



(MIENTRAS SE LÍAN EN UN FORCEJEO CASI CÓMICO)

DOMINGA 1, 2 Y 3 ¡Qué va! ¡Por qué! ¡Qué fue! ¡Danos el hombre, infeliz! ¡El nuestro! Paso. Paso.



VIENE PIAR.



PIAR (AMARGO, REPRENDE) ¿Y toda esta revolución, qué es?



DOMINGA 3 (SORPRENDIDA) Que no nos deja, señor.



PIAR Ordenanza, deja a las señoras.



DOMINGA 2 Y la ofrenda.



PIAR ¿Qué pasa?



DOMINGA 3 Son para el General Manuel Carlos Piar.



PIAR Supercherías. Quieren comprometerme.



DOMINGA 3 (LUEGO DE UNA PAUSA DE CONFUSIÓN ENTIENDE)

Pero usted es blanco, mi General. ¿Dominga, has visto? Es blanco.



DOMINGA 2 Diga algo, Dominga. (DOMINGA MUDA)



DOMINGA 3 Usted es blanco, pálido, rosado, marchito



DOMINGA 1 Blanco como un encaje de Holanda, como un querube de retablo de

curas.



PIAR ¿Por qué hacen esto?



DOMINGA 1 Usted nos va a salvar.



DOMINGA 3 Dijeron que usted, General, salvaba. Que nos va a poner en la buena.



PIAR ¿Y qué es lo bueno, según ustedes?



DOMINGA 2 Los pardos, señor... Nosotras somos pardos...



DOMINGA 3 Vamos a mandar.



DOMINGA 2 Todos en Angostura y adentro por este camino al sur y por el otro, todos nos preocupamos por su salud y estamos pendientes.



DOMINGA 1 Vamos a mandar. Un terreno, un animalito, vestido, sombrero, una alegría, vuelto el hijo ausente, la herida sana...El reino de Dios en la Tierra.



PIAR ¿Eso es lo bueno? ¿Quién las manda?



DOMINGA 3 Usted nos manda. Somos suyas, mi General.



PIAR Entonces vayan y tengan confianza.



(LA DOMINGA 1 EN UN IMPULSO RÁPIDO LE BESA LA MANO Y SE SANTIGUA)



GUARDIA ¡Mira qué haces!



DOMINGA 2 ¡Qué mal gesto, mujer!



DOMINGA 3 ¡Estás llorando!



GUARDIA: Locas arrebatadas.



DOMINGA 1 Es su estampa, la forma de mirar, un brillito por encima de su cabeza y de sus hombros.



DOMINGA 2 Y 3 ¡Alabado!



GUARDIA: De amarrarlas. Ruibarbo y baño de agua al sereno. Loca lunada.



DOMINGA 1 Es que lo tengo aquí. Palpita dentro, en el pecho. Es un mal presagio.



DOMINGA 3 Dios no lo quiera. Pavosa. Va de retro.



PIAR Calma. Es solamente un proceso. Un pleito, como por vacas o por gallos. Termina. Y se me declara libre de toda culpa y tú no tendrás qué temer.



DOMINGA 1 Tú eres bueno. Nosotras vamos contigo.



(CANTA) Mi sambo, mi pardo, mi negro.

Ay, Piarcito, ay pálido,

ay, desteñido, mi sufrimiento.



PIAR Callen esas mujeres, por favor.



DOMINGA 2 Somos suyas, mi General.



PIAR Tengan caridad y sáquelas.



GUARDIA: Vamos afuera, atrevidas.



DOMINGA 3 Estese con nosotros, mi taita, señor.



PIAR Ya está bueno. Mañana se olvidará todo.



SALEN LAS DOMINGAS CONDUCIDAS POR EL GUARDIA. VIENE ENTRANDO CONDE CON UN BARBERO Y SUS IMPLEMENTOS DE ASEO: BACÍN, TOALLA, NAVAJA, TIJERAS, CEPILLO, BROCHA,... TAMBIÉN TRAE UNA PERCHA DE LA CUAL SE SOSTIENE UNA CASACA MILITAR NUEVA.



CONDE (RISUEÑO) Mi General, buenos días. Aquí lo vienen a pelar.



PIAR: Tendrán que hacer la diligencia. ¿Quién se atreve?



BARBERO (SE DISCULPA) Si no se encuentra dispuesto... Si no es un buen

momento...



CONDE: No le digo, pues. Ya usted va a asustar al hombre. Lo van a pelar. Es por la barba, no más. (EXTRAE LA NAVAJA Y LA AFILA EN UNA SUELA)



PIAR: Así será. Porque ni en la baraja, ni en el ajedrez, ha podido conmigo, Conde.



CONDE Siempre tan aventajado, señor. Pero no hay que creerse. Déjele una ñinguita de espacio al azar y me lo llevo en los cachos.



BARBERO Cuando usted quiera. (ARRIMA UNA SILLA Y PIAR SE SIENTA)



PIAR Las cosas pasan, pero un hombre sin determinación no puede esperar nada del azar. Si yo no deseo, si no tengo en planes que las gallinas pongan, por ejemplo, no contamos con nada pa´l desayuno. Y el mundo es puro desorden.



BARBERO Pero eso no le tapa el rabo a las gallinas, y me perdona la vulgaridad.



CONDE No se meta, atrevido. No sea bárbaro. Limítese.



PIAR Amaneciste malo, Conde.



CONDE Nadie ha dormido bien la noche. No sería más inquieta y desvelada si el enemigo estuviera en frente, si la batalla estuviera por darse.



PIAR Entonces, ¿qué ha pasado, Capitán Conde?



CONDE Están retrasados, señor.



PIAR (LO PIENSA) El barbero tiene razón. ¿Cómo se llama usted?



BARBERO Jeremías.



PIAR Tiene razón Jeremías, pero no tiene sentido. Ponen las gallinas como algo natural y no deja de serlo, natural, digo, si yo lo planifico y deseo, si cuento con ello. Si lo sé de seguro. En eso debe estar el secreto de los grandes hombres. Regalarle un sentido a lo que fatalmente va a ocurrir.



CONDE Ah, caracha. Los huevos y la fatalidad.



PIAR Lo que es natural.



BARBERO No lo entiendo.



PIAR (SIN DETENERSE A EXPLICAR) Pero el asunto es para hoy.



CONDE Hoy es el día. Aquí le mandaron un traje nuevo, muy marcial, sí señor.



PIAR Me adornan, como un lechoncito con una manzana en la boca.



BARBERO Todos están preocupados.



PIAR ¿Quiénes todos?



CONDE Calle la boca, infeliz.



BARBERO (MUY CONMOVIDO) Discúlpenme. Será por la presencia de mi general, aquí. Se me salen las palabras...



CONDE Naturalmente. Su boca y el culo de la gallina.



PIAR ¡Conde!



CONDE Amanecí de malas.



PIAR (AL BARBERO) Suficiente. Ya está bueno. Puede retirarse.

(EL BARBERO SE VA) Usted conoce la sentencia.



CONDE No la sé.



PIAR ¿No la sabe?



CONDE Estamos todos nerviosos.



PIAR Teme lo peor, como yo.



CONDE Estoy arrecho.



PIAR Nervioso. Usted se molesta. Yo ni siquiera tengo derecho.



CONDE Todo el derecho del mundo.



PIAR Así lo he creído.



CONDE Trasnochados



PIAR ¿Qué me dice usted? Yo menos he pegado un ojo.



CONDE ¿Pensando?



PIAR Peor que eso. No he dormido la noche colgado de una imagen sola. No me deja hasta ahora.



CONDE ¿Una cosa mala?



PIAR No sé.



CONDE No se haga problema. ¿De qué se trata?



PIAR Es el río que corre siempre allá abajo. Y corre. Sin el debido

propósito, como un desperdicio, sin sentido.



CONDE ¿Y eso lo puede atormentar?



PIAR Una imagen sola. Hay una maldición en Arabia, ¿sabes dónde está

Arabia? Que un hombre no deja de pensar en la efigie de un león tallada en una moneda y, si no deja de pensarla, la imagen lo conduce a la locura.



CONDE Piense otras cosas.



PIAR ¿Qué me van a matar?



CONDE Seguro que hoy le dan la libertad y hasta lo comisionan para una

gran responsabilidad.



SUENAN CAMPANAS DE DUELO.



PIAR ¿Qué sabes tú, Conde?



CONDE Es un caso delicado, pero usted siempre las ha ganado todas.



PIAR Tengo enemigos.



CONDE Nos ponemos sombríos. La falta de sueño, la tensión.



PIAR Esas campanas son a muerto.



CONDE Usted es un gran jugador, general. No esté fúnebre.



PIAR Mal jugador, Conde. Quizás grande, pero malo. Siempre asegurando la ganancia.



CONDE Hoy mismo sale de esto.



PIAR Vencido.



CONDE Eso será una novedad.



PIAR Soy malo como cualquiera para los riesgos. No sé verme vencido.



CONDE Siempre se repondrá.





UN RUMOR DE TIMBALES SE HA VENIDO ACERCANDO EN TOQUE DE

MARCHA GRAVE. VIENE PULIDO CON UNA ESCUADRA DE SOLDADOS. A UNA SEÑAL DE ÉSTE CALLAN LOS REDOBLANTES.



PULIDO General Manuel Carlos Piar.



PIAR ¡Por fin, hombre!



PULIDO General



PIAR ¡Presente! Diga.



PULIDO Vengo a comunicarle la decisión del jurado y la sentencia. Dispóngase a escucharla.



PIAR Estoy más que dispuesto.



PULIDO En la debida postración y recogimiento.



PIAR Un Nazareno, ¿quieren? ¿Cómo se debe escuchar una sentencia?



PULIDO Hincado, General.



PIAR ¿Es buena?



PULIDO ¿Qué cosa?



PIAR La decisión del jurado.



PULIDO No muy buena. Hínquese.



CONDE Acomódese, mi General.



PIAR De rodillas.



. PIAR SE ARRODILLA ANTE UNA BANDERA PARA BESARLA. CON UNA

MANO SE ASE DE LA DE CONDE; APARECE CARLOS SOUBLETTE

HACIENDO SU DECLARACIÓN AL TRIBUNAL.



SOUBLETTE Piar no es un simple desertor o un miserable conspirador ambicioso, es el genio del mal que escapado de la espantosa mansión de los crímenes ha venido a vomitar sobre la tierra la guerra, el veneno de la discordia y la atroz desolación. Y la más odiosa, la más nefanda de todas las destrucciones; Piar ha querido armar la mano del hijo contra el padre, la del hermano contra el hermano y hasta la de la oveja contra su pastor, contra los ministros del señor y padres espirituales de los pueblos.

SOBRE ESTA ALOCUCIÓN APARECE EL RÍO QUE SE DIRIGE A PIAR

MIENTRAS JUEGA CON EL AGUA DEL BACÍN, LUEGO LE OFRECE LA

ESCLAVINA.



EL RÍO Acomódese, mi General



PIAR ¿Qué quieres?



EL RÍO Es tiempo de marcharse.



PIAR ¿A dónde? ¿Te conozco?



EL RÍO Usted no quiere estar aquí.



PIAR Te has presentado en mis sueños.



EL RÍO Y en la vigilia, señor. ¿Nos vamos?



PIAR ¿Nos vamos? Y si...Irnos, esas palabras suenan lo más extraño a mi persona. Debo quedarme a escuchar.



PULIDO El Tribunal de Corte Marcial de los Ejércitos Patriotas de Venezuela se pronuncia en Angostura a los quince días del mes de octubre del año de mil ochocientos diecisiete, sobre el caso de sedición, deserción y conspiración presuntamente cometidas por el General en Jefe Manuel Piar contra las fuerzas y el orden social de la República y sentencia...



EL RÍO Ya estás fuera, de tanto pensarme reconcentrado te entresaco de la corriente del tiempo.



PIAR Quiero oírlo.



EL RÍO Esta Angostura lo repetirá por siempre para que lo escuchen tú y los que te sigan.



PIAR Espera, debo saber.



EL RÍO Ya lo sabes, General. Desde siempre lo has sabido. Pa´ el sapo gobernar en los charcos tiene que mojarse las patas.



PIAR ¿Charcos?



EL RÍO Charcos. Una guerra de provincias encharcada. Sacarán las cuentas y dos de tres habrán sucumbido afogados en la sangre.



PIAR Compasión.

EL RÍO ¿Por ellos? Nunca tuviste, General. Un ojo muy angosto sobre lo que era la justicia. Mucha mano izquierda, pero nada de piedad.



PIAR ¿Qué dice la sentencia?



EL RÍO Pregúnteselo pa´ dentro. Ahí está la respuesta.



QUEDAN EL RÍO Y PIAR EN UN ESPACIO SIDERAL, FLOTANDO



PIAR ¿Dónde me llevas?



EL RÍO Donde te apetece estar mejor.



PIAR Quisiera estar en Curazao, o mejor aún, irme a Puerto Príncipe, a la República Negra con el Mariscal Petión.



EL RÍO Como quieras.



PIAR O mejor, estaría en Upata, encamado con mi mujer.



EL RÍO ¿Estás seguro?



PIAR Necesito a Mónica Herrera, Llevo noches sin dormir como se debe.



EL RÍO Pues vayamos a Upata un pueblo lejano de mi orilla y me despierta los celos.



PIAR ¿Quién eres? ¿Qué dices?



EL RÍO Por ahí adelante me llegan sus esencias, sus aromas, arrastradas por otras corrientes y suspiro, recordando Upata, donde las mujeres son hermosas. Ellas fundaron tienda aparte desviando el camino hacia el sur. Hacia las proliferas planicies y los bosques umbrosos y otros pasos y otros ríos.



PIAR ¿Quién demonios...? ¿Qué haces? ¿Qué es lo que eres?



EL RÍO Vámonos a Upata, General.



PIAR ¿Cómo debo nombrarte?



EL RÍO Ya me has nombrado la noche entera en el pensamiento. Mi verdadero nombre es siempre. Todo aquel estando a mi vera deja escapar del labio sorprendido: un siempre. Tú mismo, te gusta pasear mi ribera. Mi sola vista despierta en el hombre el ansia o el miedo de la eternidad.



PIAR Eres un río, entonces, y te conozco; estás allá abajo plateando el cauce y las lajas. Eres la idea del río que no me deja descansar.



EL RÍO En el decurso del tiempo ya habrá un recodo para eso. Sosiégate. Allí está Mónica, la Bella de Upata, la bella.





SE ACLARA LA LUZ Y ESTAMOS EN UN SOLAR ANTE VARIAS VENTANAS

COLONIALES, AL FONDO SE VE CON DIFICULTAD SOLDADOS EN

MANIOBRA MILITAR. HAY UN RUIDO DE PASOS Y CIERTO DESORDEN.



PIAR Éste es su solar de Mónica y esa su ventana en efecto.

(SE RETIRAN LAS HOJAS DE UNA VENTANA Y APARECE MÓNICA DE VIRGEN SEVILLANA) ¡Mónica! ¡Mónica! Flor de las Herrera. Bella en Upata. Consuelo, remanso, gloria, concierto,...



MÓNICA (DESDEÑOSA) Resentimiento. Hace un rato no quería ni verme, General.



PIAR (ANTE EL RUIDO DE LA MANIOBRA) ¿Por qué está todo tan revuelto?



MÓNICA ¿Está de mejor humor ahora?



PIAR Ven. Estoy consumido por la ansiedad. Yo te contara, pero, ven, abre la puerta, extiende esa mano. No me desprecies, Mónica. Lo único que quiero es estar contigo.



MÓNICA ¿Quién lo entiende? Usted ruega y parece que estuviera entregado en esos juegos suyos. Cosas leídas, ¿verdad? De ahí lo aprende. Pero no, no es un juego, le brillan los ojos.(SE RÍE)



PIAR No es un juego.



MÓNICA Tampoco yo voy de guachafita, señor. ¿No me ve? Debo ir a misa.



PIAR Vamos a la pieza, así entre los rodrigos portugueses y las holandas perfumadas, te necesito, mía, para hacerme olvidar.



MÓNICA ¿Olvidar qué? No me siento santa. Me habla con esas libertades y cree que soy su manumisa. (SE RETIRA DE LA VENTANA)



PIAR (SE APROXIMA CON VIOLENCIA A LA VENTANA) Vas a venir conmigo, gazmoña.



MÓNICA (SALE AL SOLAR) Cuidado, General. Haga venir, si no, al cura, pues. Estoy pecaminosa, manchada, necesito confesión.

PIAR Ya entiendo. Son arreglos de tu confesor, ¿no es eso? De ese mal nacido Félix Blanco.



MÓNICA (CON CINISMO, DULCE, SE ACERCA) Estás malo, Manuel.



PIAR Por ti me muero, justo ahora.



MÓNICA ¿Es verdad lo que dicen? ¿Que los ahorcados muestran el miembro en evidencia? (SE RÍE MALÉVOLA)



PIAR ¿Qué estás diciendo...? ¡Un muerto!



MÓNICA Quiero tramitar con el cura.



PIAR ¿... con esa lengua de mujer perdida? Tú no eres así.



MÓNICA Haga a las negras que me acompañen hasta la Iglesia.



PIAR Ese desgraciado, que se lo lleve el diablo.



MÓNICA Pero es lo más lucido y patriota que hay en Upata. Félix Blanco, un sacerdote y militar de campaña, por demás. Nadie que se respete quiere otro confidente.



PIAR Te digo, ven a la cama ahora mismo.



MÓNICA Y yo le digo que no, que no, que no.



MÓNICA LE ARROJA EL VELO A LA CARA Y SE MARCHA RÁPIDA. PIAR LA

VA A SEGUIR, PERO... VIENE JOSÉ FÉLIX BLANCO.



PIAR ¿Quién va?



FÉLIX BLANCO Príncipe.



PIAR Coronel José Félix Blanco.



FÉLIX BLANCO Y Pastor de este rebaño, mi General, o debo decir, mi Príncipe.



PIAR Padre, entonces.



FÉLIX BLANCO ¿No va a misa? (LE QUITA EL VELO DE LAS MANOS)



PIAR No me interesa.



FÉLIX BLANCO Pida la bendición, por lo menos.



PIAR Cuádrese usted, no sea abusador.



FÉLIX BLANCO Por eso nos las llevamos tan bien.



PIAR ¿Qué desea?



FÉLIX BLANCO Príncipe,...



PIAR Abájeme ese príncipe que ya me tiene podrido con su adulancia tan falsa.



FÉLIX BLANCO ¿Y no es acaso el Príncipe de la Guayana, de la Venezuela negra? Émulo de Pedro de Portugal pero republicano como Petión? ¿Y aquella Mónica, su alteza?



PIAR Me está buscando zorros, señor. Cualquier borracho sale y vocifera un proyecto monárquico y usted me lo va a engarzar de sombrero.



FÉLIX BLANCO Habría que ver quién se fue de borrachera.



PIAR Su asunto es de religión, no de medicina y primeros auxilios.



FÉLIX BLANCO De moral y Cívica, si le place.



PIAR La libertad no es inmoral. Va más allá que una juma. La libertad de los negros y de los sambos y mulatos y de todos los mestizos es un asunto más alto, va más allá de su doctrina y de sus acusaciones sobre mi aspiración a un trono.



FÉLIX BLANCO No soy yo quien lo dice.



PIAR No tengo tiempo de discutir, su merced. (SE VA A RETIRAR HACIA LAS HABITACIONES)



FÉLIX BLANCO Tendrá tiempo para enfrentar el levantamiento en las Misiones.



PIAR Otra vez los Capuchinos. Ya me tienen acatarradas las...



FÉLIX BLANCO No lo diga. Haga, mejor. Usted es el jefe designado por Bolívar.



PIAR Usted es también autoridad militar. No estoy para cuerear a esos monjes, de eso saben ustedes. Levánteles el hábito, azóteles como usted sabe disciplinar. Demuéstreles los límites del cuerpo. Yo no soy para eso.

FÉLIX BLANCO Pues el jefe Supremo no lo ha destinado a empresas mayores.



PIAR Yo no estoy destinado por Bolívar, señor. Félix Blanco. Escúcheme. Yo no estoy aquí frente a usted, no soy lo que usted está viendo. Conmigo no pueden ya.



FÉLIX BLANCO Porque es un rey entronizado.



PIAR Porque ya esto lo he vivido y usted y su Bolívar me están amorateando el caldo.



FÉLIX BLANCO (HIPÓCRITA, PROVOCADOR) Conténgase que ya eso es falta de respeto.



PIAR No me moleste con su respeto. Agarre a su Jefe Supremo y métaselo usted sabe dónde, o mejor hágalo pedacitos, introdúzcalos en el cepillo de las limosnas y repártalo entre los pobres para ver si por lo menos para eso.



FÉLIX BLANCO Una temeridad. Una insolencia. (SE HACE CRUCES)



PIAR Sea lo que sea. (LE DETIENE LA MANO QUE SE SANTIGUA) No quiero problemas de curas en mi casa.



FÉLIX BLANCO Son problemas del gobierno.



PIAR Los problemas de Gobierno en la casa de gobierno. (SALIENDO) ¡Mónica, Mónica! Ya se marcha el confesor.



FÉLIX BLANCO ¿Por qué no acabamos con esto y me pide la dimisión o un traslado?



PIAR Lo que faltaba. Ahora no es feliz en Guayana.



FÉLIX BLANCO ¿O me hace preso?



PIAR ¿Tengo que explicarle, especialmente a usted, que por política? Ahora estamos montados en el poder, pero “mai si sa, signor” Y al enemigo es preferible tenerlo cerca.



FÉLIX BLANCO A distancia de una puñalada, más o menos.



PIAR No se escandalice, la misma distancia de aquí a usted que de usted a aquí. Es por tenerlo presente.



FÉLIX BLANCO Le recomiendo que vaya por el templo y presencie a los Capuchinos, en pleno sacramento, arengando a los Indios en contra nuestra.



PIAR Pues, prohíbaselo.



FÉLIX BLANCO En las Misiones del Caroní, los mismos Indios, aconsejados por estos sinvergüenzas nos han detenido recuas y recuas de mulas que iban para el sustento de Angostura.



PIAR Póngales mano dura.



FÉLIX BLANCO Justamente a eso vine.



PIAR Teniente Jacinto Lara.



LARA (LLEGANDO, SALUDA) ¡Mi General!



PIAR Unos catalanes alcistas no van a hacerme quedar mal ante el poder central de estos señores.



LARA Mi General, a los hermanitos de la Misión los tienen encerrados desde siete meses atrás en Caruachi. Aquí hay sólo tres monjes que acabo de hacer presos.



PIAR Salgamos de esto de una vez. Váyase usted a Caruachi y se lleva a los monjes todos. Eso sí, por lo legal. Respete la moral y las buenas costumbres. Quiero listas, por escrito y escarmientos.



FÉLIX BLANCO Esos cristianos son fanáticos.



PIAR Ahora el que suena, no a rey, sino a emperador es usted. Pero romano.



FÉLIX BLANCO Son perniciosos. Como una fiebre endémica. Habría que trozarles la influencia que tienen sobre los indios.



PIAR ¿Qué quiere usted, entonces?



FÉLIX BLANCO Que desaparezcan de todo esto.



PIAR (A LARA) Usted lo está oyendo. Hágase cargo de ello. Quiero que los pasen al otro lado del río, por si en lo más espeso no fuñen.



LARA Del otro lado del río no hay nada.



FÉLIX BLANCO Sí hay.

PIAR Usted sabrá, son los especialistas en el más allá. De todos modos el poco impulso se les irá en sobrevivir, en mantenerse a salvo de una picada de mosquito, de serpiente, del hambre, de lo que sea.



LARA Son unos desterrados.



FÉLIX BLANCO Por dos veces. Allí que los consuele la Pastora.



PIAR Páseles a la Divina Pastora.



LARA ¿Estoy entendiendo lo que estoy entendiendo, mi General?



PIAR ¿Lo quiere más claro? Salga de ellos, son instrucciones, pues.



LARA Como diga mi General. (SE VA)



PIAR ¿Complacido?



CON UNA VENIA DISCRETA JOSÉ FÉLIX BLANCO SE RETIRA.

PIAR TOMA FUERZAS Y SE DIRIGE A LA PUERTA Y LA CONSIGUE CERRADA. MÓNICA VUELVE A APARECER EN LA VENTANA Y CANTA:



MÓNICA El pecho lleno de angustias, Salustia

El alma llena de penas , Cayena

Un amor me deja en vela, Jimena

Y en las manos rosas mustias.

Y en las manos rosas mustias.



Trasnocho entre mis miserias, Camelia

Mientras amor se extravía, María,

Me alcanza la luz del día, Sofía

Llorando pena tan seria,

Llorando pena tan seria.



PIAR (LLAMANDO) ¡Mónica! ¡Mónica!



EL RÍO APARECE EN OTRO PLANO



EL RÍO Tú dijiste el otro lado del río; allí espera la muerte, Pastora de las almas.



EL GUARDIA DE LA PRIMERA ESCENA CANTA DESDE SU ATALAYA



GUARDIA: La muerte airosa camina

Sombras la ocultan discreta

Pastora de almas inquieta

Se pasea de esquina a esquina.



PIAR Son patrañas de los mantuanos de Caracas.



AL FONDO VEMOS A LOS CAPUCHINOS AZOTADOS Y ARRASTRADOS HASTA UN PAREDÓN. FUEGO. UNA EXPLOSIÓN LEJANA

.

PIAR ¡No!.



EL RÍO Desde entonces te temen.



PIAR Creen que voy a descabezar a los blancos.



EL RÍO Te tienen miedo de antes. Eres un triunfador. Para ellos eso es malo.



PIAR Ellos. Sé muy bien quiénes son ellos.



MANIOBRA MILITAR RUIDOSA. LARA Y FÉLIX BLANCO ENTRAN CORRIENDO



LARA Órdenes cumplidas, Señor.



FÉLIX BLANCO Se les acabó lo alzao en las Misiones.



LARA Son sus instrucciones, General. Yo cumplía órdenes.



PIAR (A LARA) ¿Qué? ¿Vamos a recular? (A FÉLIX BLANCO) Soy un militar y un patriota. Yo tomo decisiones.



FÉLIX BLANCO Una República negra y atea.



PIAR Una razón más para dejarme por fuera. (GOLPEA LA PUERTA CON FUERZA) ¡Mónica! ¡Abre esa puerta!



FÉLIX BLANCO Es la vida de una docena de sacerdotes. Por una causa, la suya... se fue el respiro de esos seres humanos.



PIAR No más seres humanos que el resto de la gente. ¿Cuántos muertos en las masacres del norte y sin cargos de conciencia. ¡Mónica!



FÉLIX BLANCO El hombre toma sus determinaciones y con ellas se hace grande, pero una medida de ellas engorda el saco de los remordimientos.



PIAR Como todo. Estamos en guerra. No voy a quedarme el resto del tiempo quejicoso de haber realizado una acción. O de no haberla realizado que es peor. La desgracia nos aporreó una vez, cosa de la mala fortuna.

SE ABRE LA PUERTA Y UN CAÑÓN EXPLOTA SOBRE PIAR QUE CAE Y SE PRODUCE UN OSCURO. EL GUARDIA ESTÁ CANTANDO DE NUEVO.





GUARDIA Mi alma sola mucho intenta

Demostratrte cuanto te amo

Donde no llegan mis manos

Huyes donde no te sienta

Te alejas más de la cuenta.



PIAR ESTÁ SOBRE UN CATRE TENDIDO. OTRA VEZ EN SU PRISIÓN DE

ANGOSTURA. EL CAPITÁN CONDE A SU LADO MENEA UNA TILA..



PIAR Cargo con esos muertos en la bolsa.



CONDE ¿De cuáles muertos habla?



PIAR Curas. Curas muertos.



CONDE Todos llevamos muchos muertos en la conciencia. La campaña Libertadora ya es larga. (VUELVE AL TABLERO DE AJEDREZ)Y los de España no se resignan, hacen el daño que todavía pueden hacer.



PIAR Pero mis víctimas siempre combatían.



CONDE Estos curas murieron maldiciendo y lanzando anatemas. Da vergüenza, son muertos de intriga.



PIAR Siempre un arreglo a mis espaldas. (CAE EN UNA CRISIS DE FIEBRE) ¿No lo van a decir, verdad? Que andaba distraído en un lío de faldas y amoríos.



CONDE Es más fácil sorprender, decepcionar a cierta gente. Viven de espaldas.



EL RÍO (DESDE LA SOMBRA EN UN RINCÓN ACUCLILLADO) Y las arañas tejen en los rincones, en las sombras, donde el cuitado no las pueda ver.



CONDE Con mano zurda, mi general, con mano zurda.



PIAR Lo dices por mí. Ejecutado de espaldas como un traidor, como un marica.



CONDE ¿Qué le pasa? Usted alucina, tiene fiebre.



EL RÍO Para que la trama te explote en las manos, te tiña la cara con el rubor de haber pasado por pendejo.



PIAR (DELIRANTE) Es el río, que no me concede el sueño. A mí, carajo, estoy abandonado, ¿será? O sigo sin ver, de espaldas. Todo está tan claro.



EL RÍO Quiero mostrarte, hombre, algo que no supiste ver en su momento.



SE HACE LUZ PLENA SOBRE EL ESCENARIO. UN ESCUADRÓN DE TROPA

SE FORMA EN CÍRCULO. POR EL OTRO LADO ESTÁ PIAR EN EL LECHO.

DIALOGA CON CONDE Y EL RÍO.



PIAR Éste es el campamento de mi tropa el día que Bolívar vino a verme por primera vez a Guayana.



APARECE BOLÍVAR EN UN LUGAR PRIVILEGIADO DEL ESPACIO.



CONDE Ya eras el dueño de la región, General. El hombre más poderoso de Venezuela.



PIAR Por mi madre, no lo sabía. Nunca lo sabía.



SÁNCHEZ (A LOS SOLDADOS) ¡Saludar! Al General en Jefe, Libertador y Supremo Rector de los destinos de la Patria. Salud al General Bolívar. (SALUDO MILITAR DE LOS SOLDADOS, MANIOBRA)



BOLÍVAR General Piar, gracias. Ahora que entro en posesión y dirigencia del poderoso ejército del sur, queda usted ratificado en su cargo y suscribo las disposiciones que haya tenido a bien tomar por el beneficio de la patria.



BOLÍVAR DESAPARECE CON SUS OFICIALES.



CONDE Venían derrotados del norte y tú les entregaste un imperio.



PIAR ¿Imperio, este brosal?



EL RÍO La salida al Océano, la selva virgen, la entrada a los llanos, el material desconocido, minas, potosíes, el dorado...



PIAR Es un descampado, grande, olvidado del tiempo y de la conciencia del altísimo; la malicia, la falta de carácter,... la gente... la poca gente está muy perjudicada.



EL RÍO Los mantuanos venían de susto y con un perro latiéndole en las suelas.

PIAR Y yo me debo a la disciplina. Se les reconoce como superiores, con un despecho grande, sí… Era un deber de hombre del ejército. Respeto a la jerarquía. ¿A dónde íbamos a parar si no?



CONDE Eso de las jerarquías es un asunto de colonieros. De blancos navegaos que van a Europa y traen títulos luego, de acuerdos que siguen sellados allá. Una cofradía blanca y extranjera. De eso, ¿qué sabe el pueblo?



PIAR ¿Qué se yo? También hubo el miedo, a que me hicieran algún día lo mismo. Que me halle yo con la garganta estrecha y asuzado de necesidad y la puñalada me venga de quien yo menos espero, de uno avariento que come del mismo plato.



EL RÍO ¿Te miras ahora?



PIAR Y bastante hubo de vanidad, que esos muchachitos blancos, Bolívar y sus hacendados, Bolívar y sus militares de carrera, Bolívar y sus sacerdotes de sociedad, Bolívar y sus adeptos librepensadores, su burguesía ilustrada, su logia navegada, se vieron embraguetados por una vez y vinieron a los pies de este bastardo, a pedir cacao, mordiendo el polvo, jibaos de contrición.



CONDE Habían perdido una, pero llegaron derechitos, más formales que nunca, más impositivos, más mandamases.



PIAR Era una decisión ya tomada, Así es que los quería yo. Derrotarlos en la altura de sus pretensiones era mi cuestión de honor.



CONDE ¿Aún es un proyecto?



PIAR Si lo permite la providencia. No aprovechar esa caída circunstancial. Tumbarle al árbol lo florido pero empezar desde la copa. OSCURO



ENTRE LAS TINIEBLAS VUELVEN A APARECER LAS DOMINGAS.



DOMINGA 1 Hubo una matanza en Barcelona y no quedó piedra

sobre piedra.



DOMINGA 3 Unos filitos de humo y unos ayes en lontananza, mi vieja.



DOMINGA 2 Entró Morales y despedazó todo aquello.



DOMINGA 3 Y que no quedan cinco personas que nombrar en toda la

ciudad para echar el cuento.





DOMINGA 1 Negros y pardos sí quedarán, pero esos no cuentan en un

parte militar.



DOMINGA 2 ¿Y quién defendía la ciudad? ¿Y de nuestro lado? ¿Y el

“Libertador” dónde está?



DOMINGA 1 ¿No ves que se vino huyendo y con poca compañía?



TOQUE DE CLARÍN.

ENTRA SOUBLETTE SEGUIDO DE FRANCISCO SÁNCHEZ.



SOUBLETTE Ustedes, roñosas, traigan las cargas.



DOMINGA 2 ¿Nosotras?



DOMINGA 3 ¿Qué dice?



DOMINGA 1 Mejor traemos cargas, que estos son jefes nuevos.



SOUBLETTE ¿Qué rezongas, mujer?



DOMINGA 2 Que Cedeño arma un ejército y Piar se lo gana en la acción y

lo dirige de modo brillante.



SOUBLETTE ¿Y eso es asunto de las troperas?



DOMINGA 1 Ahora se lo entregan a los nuevos jefes.



DOMINGA 3 A Bolívar y sus oficiales que llegan apuraditos de Barcelona.



DOMINGA 2 Vienen derrotados, con el jarrete cagado.



SÁNCHEZ (LA GOLPEA) Calla tu boca, necia. ¡Y a las cargas!



LAS DOMINGAS SALEN RÁPIDAMENTE.



SOUBLETTE Nos hacen un feo, como al pariente pobre.



SÁNCHEZ No reconocen y los incomodamos, estamos atravesados.



SOUBLETTE Atravesado está el bastardo ese. ¿Quién sabe qué añagaza nos tiene preparada?



SÁNCHEZ ¿Usted lo cree? Piar es un hombre de temer, pero...



SOUBLETTE Es cuestión de tiempo. Uno de estos días se encabritan y nos tiran barro en la casaca.

SÁNCHEZ Bueno, esa gente está como engreída. Por eso...a esta clavija le ajustan unas cuantas vueltas.



SOUBLETTE Ahí tiene la gente de Piar; déjele su chusma en calma y su

ejército de cimarrones. Y que les ponga orden él o con ellos se haga bola. Nosotros nos vamos al Norte y los mejores de aquí, los pocos que se puedan medio ver, se van con nosotros.



SÁNCHEZ ¿Y esa división?



SOUBLETTE Bolívar quiere una guardia personal que lo acompañe al llano.



SÁNCHEZ ¿Y se va tan rápido el General Bolívar?



SOUBLETTE El General Piar es golpista y Bolívar no es bolsa. Acuérdese del General Bermúdez el bueno. Por atorado fue jefe, pero lo dejaron sin soldados.



ENTRA EL NEGRO LEAL Y SE CUADRA PARA SALUDAR.



SÁNCHEZ ¿Novedad?



LEAL La que los trae a ustedes por aquí.



SOUBLETTE ¿Qué desea?



LEAL Yo vengo para que me lleven.



SÁNCHEZ ¿Qué dice, recluta?



LEAL Ustedes están armando una guardia de honor para el Libertador.



SÁNCHEZ Con los mejores. Con los más leales.



LEAL Yo mismo soy, Leal como el que más. Faustino Leal, a su mandar.



SOUBLETTE Una guardia de honor no lleva negros desarrapados, Sánchez.



LEAL Siendo por eso, en poco yo me compongo. Si ése es todo el trabajo...



SOUBLETTE ¿Cómo todo el trabajo?



LEAL Digo... los demás que se fuñan, que se suden ganando batallas. Los señoritingos de Caracas y los leales bien compuestos, así bonitos y sanotes, para gobernar.



SÁNCHEZ ¿Qué dice este desgraciado? (LLAMANDO) ¡Ordenanza!



LEAL ¿Qué hay de grave? El General Piar no pierde batalla. Y ustedes se hacen con las ganancias.



(ENTRA EL ORDENANZA)



SÁNCHEZ Éste va a llevar peinilla.



ORDENANZA ¡Señor! (AL NEGRO LEAL) ¡Leal! ¿Qué hace?



SOUBLETTE Es la gentuza de Piar.



ORDENANZA Dispense, oficial. Éste negro Leal, está mal bebido.



LEAL Y bien anotado. Me voy con los gentleman.



SÁNCHEZ Esto será castigo ejemplar. (LLAMANDO) Tropa.



(SE FORMA LA TROPA)



SÁNCHEZ Ordenanza, adminístrele unos palos a este insolente.



ORDENANZA Esos castigos no están permitidos, señor.



SÁNCHEZ Yo lo permito y le digo que lo aplique.



ORDENANZA Lo siento. Los soldados patriotas no apaleamos borrachos.



SÁNCHEZ Es una orden.



LEAL Yo no estoy borracho.



SOUBLETTE Dése por arrestado, Ordenanza. (A SÁNCHEZ) Sánchez, nos retiramos mejor.



SÁNCHEZ (COLÉRICO AL GUARDIA) ¿Usted me va a desautorizar delante de la tropa?



ORDENANZA No le voy a pegar al negro, señor.



SÁNCHEZ Un oficial es su taita, gran carajo. Es como yo mando, como su papá. Tal lo digo y tal se hace.

SÁNCHEZ SE ABALANZA SOBRE EL NEGRO LEAL . LO SOMETE Y LO PONE

DE RODILLAS. LE ARRANCA LA CAMISA Y TOMA UN GARROTE PARA

ENTREGÁRSELO AL GUARDIA.



SÁNCHEZ ¡Tenga!



ORDENANZA Lo siento, señor.



SÁNCHEZ ¡Ordenanza!



NO HAY RESPUESTA. SÁNCHEZ BATE EL GARROTE CONTRA EL PISO Y

LUEGO ABOFETEA AL ORDENANZA. INCOMODIDAD EN LA TROPA.



SÁNCHEZ ¡Malditos! Ustedes tuercen lo natural. Ya hablo con su superior.



SÁNCHEZ Y SOUBLETTE SE RETIRAN. CEDEN LAS LUCES Y PIAR APARECE

SOLO CON EL RÍO.



PIAR No podía aceptar ese género de castigos y no se aceptan. Yo me voy de cabeza si es preciso, pero en alto la dignidad de la gente.



RÍO La dignidad cede al terror. La gente, tu gente te entregó, caso omiso a la integridad de tus ideales. Si es que alguna vez los compartieron.



PIAR Pensábamos en que se viviera mejor.



RÍO Esos no son ideales.



PIAR Lo único que tenían. No bajo esta pandemia de horrores y miedo.



RÍO Tus enemigos sí estaban asustados y aún lo están.



PIAR Tenían sus motivos. Este ejército es fenomenal, compuesto de tropa silvestre, de nadies, de huídos, renegados. Reconocen un jefe natural. Y a ellos les queda mucho muy grande el camisón.



RÍO ¿Hay una jefatura natural, entonces?



PIAR Quiero decir, la mayoría, la masa, reconoce una cabeza legítima.



RÍO Que es la tuya.

PIAR La del que tiene ascendiente y poder por obras y por pensares.



RÍO También se puede mentir.



PIAR El jefe se impone por fuerza de las acciones. La verdad está en los actos, no en una apariencia disfrazada de beneficio. Yo soy uno de ellos, uno más. A mí me reconocen.



RÍO No. Lo dirás tantas veces y tantas veces te equivocarás, no eres como ellos y por eso el mantuanaje te teme. La sentencia que te espera en Angostura está dictada por el miedo.



PIAR ¿Me estás adelantando algo?



RÍO Todo al tiempo justo



CONDE (CON SORNA) ¿Juega usted al ajedrez? (LUEGO, EN

SERIO) ¿Juega usted al ajedrez?



BOLÍVAR: (VIENE BOLÍVAR CON UN MANDIL BLANQUÍSIMO)

¿Qué pone usted en prenda, mulato? ¿Qué pone usted en prenda, Manuel?



PIAR SE SORPRENDE Y SE ACERCA AL RÍO.



PIAR: ¿Qué hace él aquí?



RÍO: (A SU VEZ LE PONE UN DELANTALCITO MUSTIO) Viene a

apostar en tu contra.



PIAR: ¿Qué tengo yo, sino el orgullo de haber ganado?



BOLÍVAR: Está pago.



RÍO: Ya está casada la apuesta. (SE VA A UN RINCÓN)



BOLÍVAR: (SALUDA) “Horror, la carne se separa de los huesos.”



PIAR: « Quelle horreur, la chair se dètache les os. » « Está en

putrefacción aquél, el hijo del hombre. “



BOLÍVAR (LE OFRECE LA MANO) ¿Qué ocurre con sus manos?



PIAR: No están lo suficientemente blancas, general.



BOLÍVAR: ¿Quieres decir limpias?

PIAR: No quiero pasar de un saludo oficial, General.



BOLÍVAR: Como usted lo prefiera, Manuel.



PIAR: Estamos en condiciones formales.



BOLÍVAR: Pero recuerda que en un estado más formal, como tú dices, te

tocaría echarte a mis plantas y besar el polvo que agitan mis botas.



PIAR: En un estado menos civilizado, quiere usted decir, no me

hallaría subordinado, señor. No aceptaría otro orden que el militar, señor.



BOLÍVAR: Igual te tocaba cuadrarte, Manuel.



PIAR: No como se cuadran los hermanos de la logia ante su

autoridad.



BOLÍVAR: Pasaré esa observación por alto.



PIAR: Una primicia, todo lo que digo pasa por debajo de la mesa.



BOLÍVAR: Debes reconocer, Manuel Piar, que yo soy tu superior.



PIAR: Mi magíster. Maestro, el superior. Usted ha alcanzado

realmente un grado superior?



BOLÍVAR: No estoy hablando de las logias, pero hasta en eso, sí, soy tu

superior. “Trabaja y serás recompensado.”



PIAR: Pues a mí me parecen frivolidades.



BOLÍVAR: Son cosas de la frivolidad, General. Y luego resulta Manuel

Piar es un iluminado francés.



PIAR: El saber no es un privilegio de los mantuanos. Yo provengo de

los Jacobinos, de los introducidos en la orden por el generalísimo Miranda.



BOLÍVAR: Ya lo creo, el Generalísimo fue muy democrático, demasiado,

con el conocimiento.



PIAR: Yo que mi General Bolívar me abstendría de mencionar a

Miranda.





BOLÍVAR: Un alumno fanático. Los tres malos compañeros del hombre:

ignorancia, fanatismo y ambición. Y sin embargo el asunto Francisco de Miranda está absolutamente superado.



PIAR: Para los que lo traicionaron en su fe, la fe verdadera.



BOLÍVAR: Ah, sorpresa, ¡usted un purista, un fundamentalista!, quien no

puede mostrar un mandil impoluto.



PIAR: Al menos me abriga la inocencia como un árbol de espesa

fronda, no voy a confiar mi entereza a un harapo blanqueado,

(ARRANCA EL DELANTAL Y LO TIRA AL SUELO) y luego ustedes tan puros, van y ejecutan la traición.



BOLÍVAR: Usted habla de traición y yo hablo de justicia. Miranda

capituló, nos entregó.



PIAR: Ustedes entregaron al maestro.



BOLÍVAR: Así queda para los ligeros pero todo sabedor conocerá que fue

un juego de máscaras. ¿Qué otra cosa es la máscara, sino el

antifaz que adopta nuestra vida interior durante su manifestación para protegerse de los descreídos?



PIAR: Abundan los que no aceptan su mascarada, señor.



BOLÍVAR: Óigame, girondino de peluquería, Miranda asumió esta

desgracia, su condición de víctima, como una patiquinería más. Y sus seguidores y los oportunistas explotan esa artimaña para manchar nuestra dignidad de revolucionarios.



PIAR: La dignidad de los que siguen vivos. (GRITA CASI) El

Generalísimo se sacrificó por su causa, no es frivolidad.



BOLÍVAR: En su caso personal, señor, me cuidaría de levantarme voces,

guarde el respeto debido.



PIAR: ¿En mi caso? Nada de cuidados, no la debo y no la temo.



BOLÍVAR: La debes, Manuel Piar, la debes. Me has faltado tantas

veces… Me has amenazado, bombardeado, perseguido, desautorizado, te has reído de mis dificultades, aprovechado mis debilitamientos y mis fracasos militares… Te has pasado mucho con el jefe supremo. Y aún de este modo sigo por encima y soy tu jefe, como lo quieras.





PIAR: La jefatura suya, no me quita el sueño. Yo he sido leal a mi

causa, a mi gente, no se me conocen lados oscuros ni manos zurdas.



BOLÍVAR: ¿Acaso a alguien sí en esta estancia?



PIAR: Usted sabrá.



BOLÍVAR: Quiere ofenderme pero algo dentro de sí mismo no lo deja,

porque sabe que tengo razón. O será que teme una reprimenda. Un desacato puede que lo pague con ejecución.



PIAR: Todos vamos a morir, no hay qué perder.



BOLÍVAR: Unos morirán antes y usted de mala muerte.



PIAR: Me importa poco, la muerte nunca es buena.



BOLÍVAR: Usted es malo por esa boca, General. Pero todavía no se

atreve.



PIAR: No creía que el General Bolívar me venía persiguiendo sólo

para provocarme, para tentarme a una mundana infracción.



BOLÍVAR: Yo vengo porque me entregues el Ejército, lo demás es lo

demás.



PIAR: Pero yo ya lo hice, públicamente.



BOLÍVAR: Pero no de buenas ganas ni maneras.



PIAR: No, si lo que quiere es mi conformidad, de plano que no la

tiene… que me alegre, que ponga un corrío y unos guarapos y celebremos… No me parece y no tengo que ocultarlo.



BOLÍVAR: Faltas a la fidelidad para con la orden a su engrandecimiento y

dignidad. Faltas a las reglas.



PIAR: Yo estoy con los pobres, con los zambos, con el negraje, con

los que se sudan su libertad, no con los que se aprovechan el

mando…



BOLÍVAR: Aunque te rodees de ellos, no eres uno de ellos. Eres un

blanco criollo y estás comprometido con un ejército y con una logia.





PIAR Mi fidelidad por el pueblo llano va por encima de todo

compromiso.



BOLÍVAR: Yo pretendo que estemos del mismo bando, con disciplina,

con unidad, con uniformidad de ideales.



PIAR: La vida debe resolverse como el bien mayor. ¿Por lo menos

en eso estaremos de acuerdo?



BOLÍVAR: El bien mayor es la Gloria.



PIAR: El bien mayor debe ser bueno para todos.



BOLÍVAR: Lo será.



PIAR: En vida, mientras estamos vivos, vida buena para todos.



BOLÍVAR: Eso último no parece muy original, General.



PIAR: No es muy original, tampoco se desprende en nada de las

políticas suyas y de su actitud.



BOLÍVAR: La causa patriótica es noble, entienda y esa vida buena de la que habla se alcanza a través de la voluntad unida de todos los hombres.



PIAR: Pero se anuncia solamente, no hay que decirlo sólo en

abstracto, ni como promesa redentora para el futuro, hay que

ganarlo para hoy, para la realidad.



BOLÍVAR: Hay que educar el alma, que no confunda bonanza con

bondad, moldear la voluntad del pueblo para que el bienestar no la indigeste.



PIAR: Esa es una aristocracia de las almas. ¿Y usted se dice

republicano? Que discrimina entre almas educadas y no.



BOLÍVAR: ¿Para qué sirve entonces el conocimiento? Ocúpese del alma,

hombre. No somos animales ni vamos ciegos al sentido superior del Universo.



PIAR: La gente tiene necesidades reales. Son necesidades, ruegos,

dolores, deseos físicos, ardores, molestias de verdad. No somos ciegos mientras podemos comer, saciarnos, vestir mejor.





BOLÍVAR: Tenemos poder de mando sobre nosotros mismos, una fuerza

de voluntad que crece con la instrucción, el cultivo, tenemos que domar las necesidades. Gobernarlas.



PIAR: Por la fuerza, eso es fuerza, y la fuerza no es el Gobierno. Una

facultad para mandar en tan pocas manos ilustradas es traición.



BOLÍVAR: Jamás. A los hijos de la patria no se les oprime. Se les

recompensa profundamente y con justicia, somos iguales, libres, voluntariosos, independientes, fraternos, solidarios, felices.



PIAR: No, no, no, no, no, no y no. La gente tiene sus opiniones, sus

ideas y no pueden expresarlas, no pueden hacerlas funcionar en su beneficio, sus ideas y opiniones no hacen Gobierno. No es un mandato del pueblo, si no dejas a los pardos decir lo suyo.



BOLÍVAR: Todas imprudencias, todas parrafadas inoportunas. General

Piar, eres la gloria de las armas patriotas, el conductor de su

victoria más brillante, el estratega militar más hábil e inteligente, pero no eres el hombre político que esta revolución necesita.



PIAR: Porque ustedes lo digan.



BOLÍVAR: Porque lo dice el genio.



PIAR: Esto no es una revolución popular entonces.



BOLÍVAR: Tendrás que desaparecer.



PIAR: Asesíname tú. Hay un castigo simbólico, dicen en la logia,

partir el cuerpo en dos mitades, arrancar las entrañas y arrojar las cenizas al viento.



BOLÍVAR: ¿Entonces tú mismo proporcionas tu aniquilación? No,

hombre, sólo vas a quedar fuera por razones de estado.

Tú mismo lo has dicho es una punición simbólica y tiene que ver con la contradicción agónica de tus partes y con sosiego de un conflicto que impone el olvido.



PIAR: No tengo partes, soy de una pieza.



BOLÍVAR: Tanto quieres arrastrarnos a una guerra civil, tanto quieres

minar el principio de autoridad y de las instituciones, la

jerarquía del jefe supremo, la fraternidad y el orden del ejército que es imperativo que desaparezcas. No habrá desaparición más útil, más política y por otra parte más merecida.



PIAR: Al contrario moriré proclamando mi inocencia, cara al árbol

más frondoso de los alrededores. La acacia, a ella me acojo,

porque es la pureza y desafía el olvido, porque es la señal inconfundible del sitio donde descansan los vestigios de inmortales verdades.



BOLÍVAR: Pecas soberbiamente y faltas a la obligación de la orden, el esfuerzo y la discreción en el supremo arte.



PIAR: No será necesario levantar mi propio sepulcro. ( AL RÍO) Van

a sacrificarme. Me temen lo suficiente como para...



RÍO Quizás el miedo sea demasiado y se atrevan.



PIAR Volvamos entonces.



RÍO Como volverías sería como un comunero quema curas y pardo consentidor del relajamiento de la tropa.



PIAR (ENOJADO) Embuste. Yo soy héroe de San Félix. Yo puse la mano sobre el Cerro del Gallo y ahí queda la huella. Si me van a medir la estatura, júzguenme también los méritos.



RÍO Los has perdido todos, en su opinión. Quiero que escuches el bando del Jefe Supremo, del General Bolívar. ¿Dónde lo escuchaste primero?



PIAR En Aragua de Barcelona. Había tenido que abandonar el sitio porque en Angostura me estrecharon la vida.



RÍO Es una maldición que echaron a correr tras tuyo.



PIAR ¿Una declaración de enemistad? No lo supe entender. Yo creía una reconvención, un regaño.



RÍO Más que eso. Parece irritado contra ti. Parece una molestia pasajera., pero sus términos son diabólicos, ¿no te parece? En realidad le anima el susto de lo que tú eres capaz de hacer.



APARECE BOLÍVAR DESDE UN BALCÓN.



BOLÍVAR Yo denuncio a la faz de la nación el crimen más atroz que ha podido cometer un hombre contra la Sociedad, el Gobierno y la Patria. El general Piar, ese hombre demasiado favorecido de la fortuna ha pretendido sumergirnos en el piélago de la anarquía, del desorden, de la guerra civil. No se admiren ustedes de esta monstruosidad de parte de un hombre cuya vida ha sido un tejido de conspiraciones, crímenes y violencias. Piar será perseguido, no sólo como enemigo público, sino como un verdugo de su propia especie, sediento de su sangre y la de sus congéneres. Su destrucción es un deber y su destructor, un bienhechor.



BOLÍVAR DESAPARECE. LA LUZ NOS UBICA EN ARAGUA DE BARCELONA

DONDE SE REFUGIA PIAR DESPUÉS DE SU ESCAPADA DE ANGOSTURA.

A SU LADO SE ENCUENTRA CARMONA. LLEGAN CEDEÑO Y SÁNCHEZ

ESCOLTADOS DE UNA PATRULLA.



CEDEÑO: (A MANERA DE SALUDO) General, de parte del Jefe Supremo.



PIAR ¿Y? Vaya diciendo.



CEDEÑO: Que se vuelva. Que es su deseo verlo donde es su deber estar.



PIAR Y usted ya dijo “él vuelve”, Cedeño. ¿Usted qué cree? (NO HAY RESPUESTA) ¿Usted cree que vuelvo? (POR LA TROPA) ¿Y esa gente?



CEDEÑO: Vengo con unos hombres para acompañarlo hasta Maturín.



PIAR ¿Usted lo está escuchando, Carmona? ¡Me van a detener! ¡A mí!



CEDEÑO: Eso lo podemos arreglar, mi General. No es una detención propiamente dicha.



SÁNCHEZ No es un arresto propiamente dicho, como dice el general Cedeño.



PIAR Pero yo le digo, propiamente dicho, que no me voy con ustedes a parte alguna, y si quiere, vamos a ver cómo quedamos en este bochinche de plomo.



SÁNCHEZ No lo tome así. .Es que usted se vino sin avisar.



PIAR Me tenían engañado en Upata. Me ponen peines. Después su General Bolívar se niega a recibirme. Y luego me dejan encerrado en la ciudad.



SÁNCHEZ Su General lo envía a buscar y es su deber regresar.



PIAR No tengo deberes. Soy proscrito. Él me ha condenado a la destrucción.



SÁNCHEZ Esas son ideas suyas. No crea que Bolívar lo mal estima. El bando que lo proscribe a usted fue un impulso, una retrechería que no pasó del rato. Ya es cosa del pasado.



PIAR No, Sánchez. Usted no me entrampa así de fácil.



CEDEÑO: Pues piense como quiera que usted se viene con nosotros.



PIAR No se alce, Cedeño.



CEDEÑO: Si no fuera porque usted y el General Bolívar hagan las paces, yo lo tomaría como algo personal.



PIAR Es personal. Es mi vida personal la que está en riesgo.



CEDEÑO: Exagerado, usted me tiene tirria, yo sé. Pero es que usted siempre me llevó la ganancia. ¿Verdad, mi General? Y yo, sin rencores.



PIAR Yo tengo don de mando. Usted consuélese con lo bien que acata las órdenes.



CEDEÑO: Su palabra vaya delante. Pero mis órdenes son de facilitar la reconciliación. Me toca la de alcahuete. (ORDENA) Sánchez.



PIAR Yo me ofendo si usted me cree tan pendejo.



CEDEÑO: Aclaremos de una vez. Usted conspira. Pero si se somete ahora no le puede ir nada mal.



SÁNCHEZ No hay un segundo al mando y el General Bolívar piensa en usted.



PIAR Yo no conspiro. Yo no tramo cosas a espaldas de nadie.



CEDEÑO: Tampoco esperábamos que lo reconociera abiertamente.



PIAR Me están insultando, carajo. Yo soy de verdad.

CEDEÑO: (LLAMANDO) ¡Guardia!



(ENTRA UN GUARDIA CON UN FUSIL)



PIAR ¿Y usted me va a presentar tal armamento?



CEDEÑO: Es mera formalidad.



SÁNCHEZ En el Sur le esperan grandes cosas.



PIAR Yo no soy un atolondrado sabe. (SACA EL SABLE) ¡Tropa! ¡Atención!



SÁNCHEZ Entréguese, General. ¿Nos vamos a matar de puro tontos?



PIAR Tropa, ¡a discreción!



CEDEÑO: Usted no puede echarnos la tropa encima. Somos del mismo ejército, reconocemos la misma causa, el mismo jefe. Y yo soy el General Cedeño.



SÁNCHEZ ¿Ésta es una lucha entre hermanos, acaso?



PIAR Déjeme mi tropa tranquila, Caín. Que yo he entregado un ejército entero y el que me conspira en contra es usted.



CARMONA Pero, General Piar, ellos llevan la razón. Podemos estar en paz.



PIAR Nosotros somos la fuerza, Carmona.



CEDEÑO: Carmona es que usted se llama. Carmona, entrégueme al reo.



CARMONA ¿Es un reo entonces?



PIAR De Bolívar y su gente.



CEDEÑO: Así lo quiere el Libertador.



CARMONA Lo que usted diga.



(LA TROPA DE CARMONA APUNTA A PIAR Y LO OBLIGA A ENTREGARSE)



PIAR ¿Me vas a entregar, Carmona?



SÁNCHEZ El Libertador, la palabra que abre todas las puertas.



CEDEÑO: Ya tus pardos abrieron la boca y contaron tus triquiñuelas.



PIAR ¡Son unos cobardes!



OSCURO. OTRA VEZ EN EL PARAPETO DEL GUARDIA QUE CANTA



GUARDIA (CANTA) Ah, malaya quien pudiera

Con el pensamiento franco

Salirme de estas galeras

Salirme de estas galeras

Remontarme a este barranco.



Ah, malaya, quién pudiera

En un recuerdo encendido

Liberarme de esta espera

Liberarme de esta espera

Reponerme de tu olvido.



Ah, malaya, un juego ingrato

Si pudiera en un suspiro

Retener lo que he entregado

Retener lo que he entregado

Conservar lo que he perdido.



Quien pudiera en un momento

Revisitar el pasado

Ganar la jugada al tiempo

Ganar la jugada al tiempo

En un tiempo recobrado.



CONDE CONTINÚA EL JUEGO DE AJEDREZ CON PIAR.



CONDE Había entregado la fuerza, General. Se veía venir.



PIAR Imagínese usted qué hubiera pasado si de una vez yo desconozco a mis superiores.



CONDE Todavía estaríamos peleando una guerra civil. Ya los realistas nos hubieran barrido por culpa de la división.



PIAR De todos modos estamos viviendo una guerra interna. Me cuento entre las primeras bajas.



CONDE (POR EL JUEGO) Pero acá me tiene estrangulado.



PIAR SONRÍE Y SE DA VUELTA PARA DESCUBRIR AL RÍO QUE LE HABLA.



EL RÍO (DESDE UN RINCÓN) Estrangulas a esta gente con el miedo.



PIAR Soy tan difícil.



CONDE Nudo apretado, lío sin solución, lazo ajustado.



PIAR Pero no es por mi voluntad, es la razón, una presión que hace la inteligencia y se impone.



EL RÍO Es un embrollo que tú propones con sólo existir. Manuel Carlos Piar suma dentro de sí la contradicción.



CONDE ¿Está hablando del juego, General, o debo entender algo más?



PIAR Porque no comparto con ellos un poder tradicional.



EL RÍO Tú presencia es incómoda, inquietante ahora que quieren construir una patria blanca.



PIAR Lo que quieren es dejarlo todo como estaba, a conveniencia de unos pocos mantuanos.



CONDE Quieren un orden, un sistema de ellos. Con sus estirpes y sus exclusiones.



PIAR Yo no necesito dejar fuera a nadie para sentirme seguro y en mis dos piernas.



CONDE Eso está dependiendo, mi General.



PIAR No depende.



CONDE Usted se niega a algo. Así lo mira la gente. Usted excluye las razones de derecho de los mantuanos. Representas ambiciones de casta.



PIAR Yo no tengo casta. Soy libre de esa prerrogativa.



EL RÍO Puede que lo seas. Y sin embargo tu origen, como el de un río, te concede una facultad especial, la de hablar a los de afuera.



PIAR ¿Qué pasa con mi nacimiento? ¿Qué sabes tú y qué tiene que ver?



EL RÍO El caudillo de los desasistidos tenía que ser un pobre de solemnidad, rechazado, vergonzoso. ¿Qué tal un hijo negado?



PIAR Yo conozco a mis padres. No es cierto. Nací junto al mar. Soy un hombre de orilla, orillero del mar.



EL RÍO Te ha llamado el agua desde siempre, pero eres de tierra, de un valle. Hay un templo en Caracas. Y una virgen y un retrato.



CON LAS PALABRAS DEL RÍO APARECE BELÉN ARISTEGUIETA POSANDO

PARA EL RETRATO DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES, VESTIDA DE SANTA

Y SOBRE UN PEDESTAL CON LOS CACHOS DE LA MEDIA LUNA Y FLORES.

UNAS VELAS ENCENDIDAS HACEN UN NICHO DE LUZ PARA SU FIGURA.



EL RÍO ¿Me sigues? Allí tu señora madre y un inspirado capuchino pintor. Es un monje licencioso, pero un artista excelso, y esa su creación más última. La Virgen de las Mercedes.



EL CAPUCHINO SE VE ATAREADO SOBRE UN LIENZO TAMAÑO NATURAL



PIAR ¿La virgen? ¿Mi madre?



EL RÍO Sobre los cuernos de la luna, un aura de luceros blandos y flores.



CAPUCHINO Graciosa, alada, nimbada en su belleza. Ya ora, tranquila, dulce, vamos. Arriba. Y respira profundo y...

Señorita Belén, primor de los primores, ternura, musa...



EL PINTOR VA EJECUTANDO UNA ESPECIE DE DANZA MIENTRAS IMPARTE SUS INSTRUCCIONES A LA MODELO.



CAPUCHINO Disponte, generosa, bella mujer. Las Mercedes, dones, gracia de los cielos. (BELÉN ESTÁ LLORANDO Y EN UN MOMENTO TRATA DE DESCENDER DEL PEDESTAL) Ahora humilla la mirada, preciosa... sin precio.

¿Llora? ¿puede ser? No. No. Mater Dolorosa. No es ése mi tema. Pero... ¿Podría permanecer? ¿O no? Baje de allí, entonces. (MUY SOLÍCITO) ¿Qué ocurre?



BELÉN (HONDO SUSPIRO) Desdichas.



CAPUCHINO Compadezco y es una lástima, ahora con esta bella luz, Belencita, bella luz, ahorita.



BELÉN Padre, no estoy más de virgen.



CAPUCHINO Creí que era un acuerdo. Su madre, sus primos todos condescendieron en que usted... Y es la tarde todavía.



BELÉN No es por el tiempo, ni porque no quiero... .



CAPUCHINO ¿Cómo, entonces?



BELÉN No puedo más, la perdí.



CAPUCHINO (SE SANTIGUA) ¿Me estás diciendo? (A UN GESTO DE ELLA) Justicia de Dios, mi niña. Eras perdición a la vista del pobre mortal.



BELÉN Ahora estoy perdida. ¿Lo sabía?



CAPUCHINO ¿Quieres relatarlo?



BELÉN ¿Para qué me sirve?



CAPUCHINO Un acto profundo de contricción, un yo pecador... delicioso prólogo para la relación de delicias y actos furtivos, de caricias que arden sobre la dermis expuesta, de unciones y rechazos...



BELÉN Usted no es mi confesor.



CAPUCHINO Me lo cuentas de diversión, mujercita.



BELÉN No divierte, padrecito. Yo sufro. (TORNA A LLORAR)



VIENEN ENTRANDO SOLEDAD, MADRE DE BELÉN Y CARLOS SOUBLETTE.



SOLEDAD Como la familia, Belén. También nosotros.



SOUBLETTE (MUY MILITAR) Prima Belén.



SOLEDAD La bendición, señor padre.



SOUBLETTE Buenas tardes, padre. Le ruego nos deje a solas.



CAPUCHINO La Doncella está triste.



SOUBLETTE Tiene sus razones.



CAPUCHINO Los dejo, entonces... (VA A SALIR, PERO...) No sean extremados o estrictos demasiado con mi Belencita. La piedad es teologal, ¿lo sabe?



SOUBLETTE Sí, padre. Sí.



CAPUCHINO (EXCUSÁNDOSE ANTES DE SALIR) Una caída, un mal paso, cualquiera...



SOLEDAD ¡Pero no somos cualquiera!



SOUBLETTE Soledad, es suficiente. El padre se retira.



CAPUCHINO Sin otro remedio, la bendición sobre ustedes. (SE MARCHA PERO VUELVE OCULTO TRAS EL LIENZO)



SOUBLETTE No tiene remedio, es verdad.



SOLEDAD ¡Ay! ¿Cómo has podido, Belén? ¿Cómo has podido? Echarnos este baldón sobre la cabeza, esta desgracia, esta maldita vergüenza.



SOUBLETTE No maldigas, Soledad, que estamos en la Iglesia.



BELÉN (TRATA DE ABRAZAR SIN ÉXITO A SU PRIMO) Carlos...



SOUBLETTE Viciosa, Belén, una viciosa. Desde pequeña te lo había advertido en las malas formas al conducirse. Y esto ahora ha sido el colmo.



BELÉN No es en juegos. Esto ahora es más poderoso, más grave, me ahoga. ¡Por Dios!



SOLEDAD ¿Ahora nos golpeamos el pecho? Atrevida, hipócrita.



BELÉN SE DA GOLPES EN LA CARA, EN LOS BRAZOS, RASGA SU VESTIMENTA DE VIRGEN



SOLEDAD No nos hagas escenas, Belén. Y digo que te comportes, mujer, que es el templo de Las Mercedes.



SOLEDAD Mala hija, mala mujer. Tente.



SOUBLETTE De Liboria, la última negra del servicio, hemos debido enterarnos, Belén. Tiene que ser un secreto a voces entre los esclavos primero, antes de que se enteren los que ven por ti, los que te quieren.



CAPUCHINO (SE DEJA VER) El ojo del amo engorda la bestia y por otro lado, el más interesado, el último en enterarse.



SOUBLETTE ¡Fuera, señor! No tiene comedimiento. (LO EMPUJA FUERA)



SOLEDAD Un desafortunado espectáculo. Nos estás obligando,

Belén. Nos exhibes, nos arrancas la carne.



BELÉN ¡Yo no!



SOLEDAD Estás preñada, tú, una de las siete musas. De lo mejor de la ciudad, de la Capitanía entera; tú Belén, familia de todo el mundo en Caracas. (ANTE EL SILENCIO DE BELÉN) ¿Te vas a quedar callada? ¿Qué van a decir tus primos en la península? Yo tengo que responderle a tu padre. ¿Y cómo quedamos nosotros?



BELÉN Ay, madre. Él lo sabe ya. Está dispuesto.



SOUBLETTE ¿Quién? ¿Uno que pasaba? ¿Un aventurero? Porque un par, un alguien de esta tierra no nos echa esta vaina, prima. ¿Por qué haces esto? ¿Eres retardada, es la cosa? Te complaces en amargarnos.



BELÉN Puedo tener un marido, mío.



SOLEDAD Así, y por el momento, lo que tienes es un vientre hinchado y muy tuyo, un bastardito de tu propiedad y muy de lo que opine la gente.



BELÉN Puedo casarme.



SOUBLETTE Ese Conde o Duque o príncipe o vagabundo que te engaña no se mantiene por sí mismo. No se gobierna. Puede ser el mismo Pedro de Portugal en espera de su herencia, pero no es un hombre con voluntad propia. No es un hombre con dos bolas.



SOLEDAD Una sin vergüenza, Una sin vergüenza, y un sin vergüenza, en definitiva. ¿Qué te dice?



SOUBLETTE Tu barriga no va a esperar. Tú tienes que ocultarnos este deshonor.



SOLEDAD Vete al convento. Vete al convento de Las Concepciones.



BELÉN Me condenas a servir.



SOUBLETTE Vete a un convento, prima.



BELÉN No. No quiero.



SOUBLETTE No estás en posición de decidir.



UN GRUPO DE MONJAS INVADE EL RECINTO, LA ESCENA SE CONVIERTE

EN PROCESIÓN Y SOUBLETTE ENTREGA LA MANO DE BELÉN A LA

SUPERIORA DEL CONVENTO. SE ESCUCHA LA CANCIÓN DEL GUARDIA.



GUARDIA. Con luceros tú intercedes

Y entre flores me consuelas

Señora de las Mercedes

Señora de las Mercedes

Aliviándome las penas.



Tus dos pies hollan la luna

Derramando encanto vivo

Tus ojos desde la altura

De una sujeción impura

Van redimiendo al cautivo



Mi Virgen de Las Mercedes

Redentora del cuitado

En prisiones encerrado,

y de cadenas cargado

Tu fe hace mis penas leves



Escucha mi virgencita

condenas y padeceres

Libera mi alma contrita

Y a la isla dominica

Deja que mis salves lleve. (APAGÓN)



CON LA LUZ ESTÁ EL RÍO SOLO.: La ciudad está cerrada. Ni los chochecos, ni peces, ni recuas... No llegan las canoas henchidas encima con desproporcionadas cargas; Como naves vegetales, como islas desprendidas nada flota hacia el embarcadero. Los muelles son inútiles dientes, en la orilla larga una mandíbula de caimán

echada sobre el inmundo calor de la Guayana.

Un guardia en cada tablado mira moreno, firme y sudado la ribera de Soledad. Patrullas sobre el sendero del sur y sobre la salida de oriente, cañonazos para anunciar llegadas, campanadas para informar partidas.

Una ciudad amarga, con flojera las ondas lamen las bases del malecón desierto... Así esperan a nuestro señor, al general Piar, en una ciudad fantasma y acalorada, revuelta, intestinal. Ciudad de cortinajes corridos sobre el hueco acezante que da al sol.

SIGUEN A LARA Y AL GUARDIA CÚSTODES DE MÓNICA HERRERA Y SUS

PAQUETES. LA MÚSICA SE ANIMA PERCUSIVA, POPULAR. MÓNICA SE

DETIENE CANSADA.



DOMINGA 2: ¿A quién llevas, soldado?



GUARDIA No lo digo, no pregunte, no es su problema.



LARA Despejen, señoras, que ennegrecen.



DOMINGA 3 Nos dijo “señoras”.



MÓNICA No puedo más. Quiero descansar.



LARA No, Doña Mónica, no tenemos tiempo de eso.



DOMINGA 1 Es la Bella de Upata.



DOMINGA 3 No es. No puede ser.



DOMINGA 1 Pregunta a ver.



LARA Guardia, seguimos.



DOMINGA 2: Es linda, tiene que ser.



DOMINGA 1 Teniente “roba rosas”, Guardia “roba flores”.



MÓNICA No me tengo en pie, me agoto.



DOMINGA 2: Auxiliamos a la señorita. No se sostiene en ella.



LARA Ni se metan, faramalleras. A distancia, como corresponde.



SE ASOMA CONDE



CONDE Teniente Jacinto Lara, ¿qué llevas?



LARA Es Mónica Herrera que escapaba.



DOMINGA 1 Yo lo dije



LARA Iba en chalana y a tiros de pistola la hicimos desistir.



DOMINGA 3 ¡Qué modos de tratar a la querida del General!



CONDE Quieren interrogarla. Proceda, Lara.



LARA Doña Mónica, dese por detenida, se le interrogará.

MÓNICA No he hecho nada malo. Iba por mi hombre.



DOMINGA 1 Que se calme la mantuana. El hombre viene por nosotros. Que no se preocupara tanto si lo supiera.



DOMINGA 2: Lo traen para reparar la injusticia que le hicieron y lo van a poner al mando.



LARA Llévela guardia.



(LARA, CONDE, EL GUARDIA, MÓNICA Y SUS PORTEADORES SE VAN)



EL RÍO Unos cañonazos tristes, el ojo voltea pa¨ los lados de La Encaramada y aparece una columnita de gente y delante un jinete con banderita de tres colores. Parte la chalana de nuevo y se animan incómodos los vigilantes.



DOMINGA 1 Ahí lo traen.



DOMINGA 2 Es él.



EL RÍO Eres tú. Y se levanta una brisa definitiva. Una brisa que por la

tarde nos perdona la insistencia de sobrevivir sobre este empedrado. Una que facilita la sofocada respiración.

Y ya se oye movimiento en los cuarteles y los regimientos se forman y los ciudadanos se atreven a mostrar la cabeza serios, tras los velos alguien se está santiguando.



TOQUE DE REBATO SE QUE PRECEDE A LA LECTURA DE LA SENTENCIA



PIAR Van a sacrificarme.



EL RÍO Desde siempre la gente escribe sobre las piedras, tallando, tratando de herirlas. El escrito siempre termina por ser el hombre. Una herida en una roca no es el hombre, pero se escribe con la herida.



PIAR Así, ¿yo debo morir?



EL RÍO Un río muere en su desembocadura. Tendrías que verlo entrar en el mar sin espasmos, sin violencias.



PIAR Soy un hombre, tengo miedo de morir.



EL RÍO Se muere con generosidad, las olas de agua salada vienen a recibir tu cuerpo, sutiles, no te das cuenta de que entras en una forma superior de ser.



PIAR Se me hace una injusticia. Aunque florezca, aunque se me recuerde yo soy el que se somete, nadie me resarcirá de mi pérdida.



EL RÍO Son acaso las lamentaciones de un traidor.



SUENAN CAMPANAS DE MUERTO.



PIAR No es traición. Es que sus reglas, las de ellos, no las hice yo, ni me ajustaron, ni me acomodaron en caso alguno. No podía vivir enjarmado, nunca.



EL RÍO Son tus modos. Es tu hora. Vé con ellos.



PIAR Una frase todavía. Soy yo auténtico. Esto que enfrenta la historia, mi cuerpo, mi mente extraviada a veces, el impulso de hacer lo justo, lo bueno, según eso que creo, ése soy yo. Soy yo, que me recuerden. Soy yo.



PIAR SE ARRODILLA ESCUCHANDO LA SENTENCIA.



PULIDO El general Piar es culpable de conspiración y deserción contra el Ejército y la Patria. Se le condena a la ejecución marcial. Se presentará ante el pelotón de fusilamiento con deposición de honores en este mismo día.



PIAR ¿Van a degradarme?



PULIDO Dice con degradación militar, general, pero yo no sabría leerlo.



PIAR No es necesario que lo lea.



PIAR SE DESABOTONA LA CHAMARRA Y MUESTRA EL PECHO. EL

PELOTÓN SE FORMA PARA DISPARAR. PULIDO TEMBLANDO LE OFRECE

UNA VENDA PARA LOS OJOS. PIAR LA RECHAZA.



PIAR Disparen. Es hora.



CON LOS DISPAROS DE LOS FUSILES, LA LUZ SE APAGA.



OSCURO FINAL.



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