martes, 15 de septiembre de 2009

DE LA OBRA PIAR. ENTREVISTA DE PIAR Y BOLÍVAR


CONDE (CON SORNA) ¿Juega usted al ajedrez? (LUEGO, EN
SERIO) ¿Juega usted al ajedrez?

BOLÍVAR: (VIENE BOLÍVAR CON UN MANDIL BLANQUÍSIMO)
¿Qué pone usted en prenda, mulato? ¿Qué pone usted en prenda, Manuel?

PIAR SE SORPRENDE Y SE ACERCA AL RÍO.

PIAR: ¿Qué hace él aquí?

RÍO: (A SU VEZ LE PONE UN DELANTALCITO MUSTIO) Viene a
apostar en tu contra.

PIAR: ¿Qué tengo yo, sino el orgullo de haber ganado?

BOLÍVAR: Está pago.

RÍO: Ya está casada la apuesta. (SE VA A UN RINCÓN)

BOLÍVAR: (SALUDA) “Horror, la carne se separa de los huesos.”

PIAR: « Quelle horreur, la chair se dètache les os. » « Está en
putrefacción aquél, el hijo del hombre. “

BOLÍVAR (LE OFRECE LA MANO) ¿Qué ocurre con sus manos?

PIAR: No están lo suficientemente blancas, general.

BOLÍVAR: ¿Quieres decir limpias?

PIAR: No quiero pasar de un saludo oficial, General.

BOLÍVAR: Como usted lo prefiera, Manuel.

PIAR: Estamos en condiciones formales.

BOLÍVAR: Pero recuerda que en un estado más formal, como tú dices, te
tocaría echarte a mis plantas y besar el polvo que agitan mis botas.

PIAR: En un estado menos civilizado, quiere usted decir, no me
hallaría subordinado, señor. No aceptaría otro orden que el militar, señor.

BOLÍVAR: Igual te tocaba cuadrarte, Manuel.

PIAR: No como se cuadran los hermanos de la logia ante su
autoridad.

BOLÍVAR: Pasaré esa observación por alto.

PIAR: Una primicia, todo lo que digo pasa por debajo de la mesa.

BOLÍVAR: Debes reconocer, Manuel Piar, que yo soy tu superior.

PIAR: Mi magíster. Maestro, el superior. Usted ha alcanzado
realmente un grado superior?

BOLÍVAR: No estoy hablando de las logias, pero hasta en eso, sí, soy tu
superior. “Trabaja y serás recompensado.”

PIAR: Pues a mí me parecen frivolidades.

BOLÍVAR: Son cosas de la frivolidad, General. Y luego resulta Manuel
Piar es un iluminado francés.

PIAR: El saber no es un privilegio de los mantuanos. Yo provengo de
los Jacobinos, de los introducidos en la orden por el generalísimo Miranda.

BOLÍVAR: Ya lo creo, el Generalísimo fue muy democrático, demasiado,
con el conocimiento.

PIAR: Yo que mi General Bolívar me abstendría de mencionar a
Miranda.

BOLÍVAR: Un alumno fanático. Los tres malos compañeros del hombre:
ignorancia, fanatismo y ambición. Y sin embargo el asunto Francisco de Miranda está absolutamente superado.

PIAR: Para los que lo traicionaron en su fe, la fe verdadera.

BOLÍVAR: Ah, sorpresa, ¡usted un purista, un fundamentalista!, quien no
puede mostrar un mandil impoluto.

PIAR: Al menos me abriga la inocencia como un árbol de espesa
fronda, no voy a confiar mi entereza a un harapo blanqueado,
(ARRANCA EL DELANTAL Y LO TIRA AL SUELO) y luego ustedes tan puros, van y ejecutan la traición.

BOLÍVAR: Usted habla de traición y yo hablo de justicia. Miranda
capituló, nos entregó.

PIAR: Ustedes entregaron al maestro.

BOLÍVAR: Así queda para los ligeros pero todo sabedor conocerá que fue
un juego de máscaras. ¿Qué otra cosa es la máscara, sino el
antifaz que adopta nuestra vida interior durante su manifestación para protegerse de los descreídos?

PIAR: Abundan los que no aceptan su mascarada, señor.

BOLÍVAR: Óigame, girondino de peluquería, Miranda asumió esta
desgracia, su condición de víctima, como una patiquinería más. Y sus seguidores y los oportunistas explotan esa artimaña para manchar nuestra dignidad de revolucionarios.

PIAR: La dignidad de los que siguen vivos. (GRITA CASI) El
Generalísimo se sacrificó por su causa, no es frivolidad.

BOLÍVAR: En su caso personal, señor, me cuidaría de levantarme voces,
guarde el respeto debido.

PIAR: ¿En mi caso? Nada de cuidados, no la debo y no la temo.

BOLÍVAR: La debes, Manuel Piar, la debes. Me has faltado tantas
veces… Me has amenazado, bombardeado, perseguido, desautorizado, te has reído de mis dificultades, aprovechado mis debilitamientos y mis fracasos militares… Te has pasado mucho con el jefe supremo. Y aún de este modo sigo por encima y soy tu jefe, como lo quieras.

PIAR: La jefatura suya, no me quita el sueño. Yo he sido leal a mi
causa, a mi gente, no se me conocen lados oscuros ni manos zurdas.

BOLÍVAR: ¿Acaso a alguien sí en esta estancia?

PIAR: Usted sabrá.

BOLÍVAR: Quiere ofenderme pero algo dentro de sí mismo no lo deja,
porque sabe que tengo razón. O será que teme una reprimenda. Un desacato puede que lo pague con ejecución.

PIAR: Todos vamos a morir, no hay qué perder.

BOLÍVAR: Unos morirán antes y usted de mala muerte.

PIAR: Me importa poco, la muerte nunca es buena.

BOLÍVAR: Usted es malo por esa boca, General. Pero todavía no se
atreve.

PIAR: No creía que el General Bolívar me venía persiguiendo sólo
para provocarme, para tentarme a una mundana infracción.

BOLÍVAR: Yo vengo porque me entregues el Ejército, lo demás es lo
demás.

PIAR: Pero yo ya lo hice, públicamente.

BOLÍVAR: Pero no de buenas ganas ni maneras.

PIAR: No, si lo que quiere es mi conformidad, de plano que no la
tiene… que me alegre, que ponga un corrío y unos guarapos y celebremos… No me parece y no tengo que ocultarlo.

BOLÍVAR: Faltas a la fidelidad para con la orden a su engrandecimiento y
dignidad. Faltas a las reglas.

PIAR: Yo estoy con los pobres, con los zambos, con el negraje, con
los que se sudan su libertad, no con los que se aprovechan el
mando…

BOLÍVAR: Aunque te rodees de ellos, no eres uno de ellos. Eres un
blanco criollo y estás comprometido con un ejército y con una logia.

PIAR Mi fidelidad por el pueblo llano va por encima de todo
compromiso.

BOLÍVAR: Yo pretendo que estemos del mismo bando, con disciplina,
con unidad, con uniformidad de ideales.

PIAR: La vida debe resolverse como el bien mayor. ¿Por lo menos
en eso estaremos de acuerdo?

BOLÍVAR: El bien mayor es la Gloria.

PIAR: El bien mayor debe ser bueno para todos.

BOLÍVAR: Lo será.

PIAR: En vida, mientras estamos vivos, vida buena para todos.

BOLÍVAR: Eso último no parece muy original, General.

PIAR: No es muy original, tampoco se desprende en nada de las
políticas suyas y de su actitud.

BOLÍVAR: La causa patriótica es noble, entienda y esa vida buena de la que habla se alcanza a través de la voluntad unida de todos los hombres.

PIAR: Pero se anuncia solamente, no hay que decirlo sólo en
abstracto, ni como promesa redentora para el futuro, hay que
ganarlo para hoy, para la realidad.

BOLÍVAR: Hay que educar el alma, que no confunda bonanza con
bondad, moldear la voluntad del pueblo para que el bienestar no la indigeste.

PIAR: Esa es una aristocracia de las almas. ¿Y usted se dice
republicano? Que discrimina entre almas educadas y no.

BOLÍVAR: ¿Para qué sirve entonces el conocimiento? Ocúpese del alma,
hombre. No somos animales ni vamos ciegos al sentido superior del Universo.

PIAR: La gente tiene necesidades reales. Son necesidades, ruegos,
dolores, deseos físicos, ardores, molestias de verdad. No somos ciegos mientras podemos comer, saciarnos, vestir mejor.

BOLÍVAR: Tenemos poder de mando sobre nosotros mismos, una fuerza
de voluntad que crece con la instrucción, el cultivo, tenemos que domar las necesidades. Gobernarlas.

PIAR: Por la fuerza, eso es fuerza, y la fuerza no es el Gobierno. Una
facultad para mandar en tan pocas manos ilustradas es traición.

BOLÍVAR: Jamás. A los hijos de la patria no se les oprime. Se les
recompensa profundamente y con justicia, somos iguales, libres, voluntariosos, independientes, fraternos, solidarios, felices.

PIAR: No, no, no, no, no, no y no. La gente tiene sus opiniones, sus
ideas y no pueden expresarlas, no pueden hacerlas funcionar en su beneficio, sus ideas y opiniones no hacen Gobierno. No es un mandato del pueblo, si no dejas a los pardos decir lo suyo.

BOLÍVAR: Todas imprudencias, todas parrafadas inoportunas. General
Piar, eres la gloria de las armas patriotas, el conductor de su
victoria más brillante, el estratega militar más hábil e inteligente, pero no eres el hombre político que esta revolución necesita.

PIAR: Porque ustedes lo digan.

BOLÍVAR: Porque lo dice el genio.

PIAR: Esto no es una revolución popular entonces.

BOLÍVAR: Tendrás que desaparecer.

PIAR: Asesíname tú. Hay un castigo simbólico, dicen en la logia,
partir el cuerpo en dos mitades, arrancar las entrañas y arrojar las cenizas al viento.

BOLÍVAR: ¿Entonces tú mismo proporcionas tu aniquilación? No,
hombre, sólo vas a quedar fuera por razones de estado.
Tú mismo lo has dicho es una punición simbólica y tiene que ver con la contradicción agónica de tus partes y con sosiego de un conflicto que impone el olvido.

PIAR: No tengo partes, soy de una pieza.

BOLÍVAR: Tanto quieres arrastrarnos a una guerra civil, tanto quieres
minar el principio de autoridad y de las instituciones, la
jerarquía del jefe supremo, la fraternidad y el orden del ejército que es imperativo que desaparezcas. No habrá desaparición más útil, más política y por otra parte más merecida.

PIAR: Al contrario moriré proclamando mi inocencia, cara al árbol
más frondoso de los alrededores. La acacia, a ella me acojo,
porque es la pureza y desafía el olvido, porque es la señal inconfundible del sitio donde descansan los vestigios de inmortales verdades.

BOLÍVAR: Pecas soberbiamente y faltas a la obligación de la orden, el esfuerzo y la discreción para hacer efectivo el Magisterio del supremo arte.

PIAR: No será necesario levantar mi propio sepulcro. ( AL RÍO) Van
a sacrificarme. Me temen lo suficiente como para...

RÍO Quizás el miedo sea demasiado y se atrevan.

PIAR Volvamos entonces.

RÍO Como volverías sería como un comunero quema curas y pardo consentidor del relajamiento de la tropa.

PIAR (ENOJADO) Embuste. Yo soy héroe de San Félix. Yo puse la mano sobre el Cerro del Gallo y ahí queda la huella. Si me van a medir la estatura, júzguenme también los méritos.

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