sábado, 8 de agosto de 2009

Salmo Negro

SALMO NEGRO de Javier Moreno

SINOPSIS:

En el libro “Viaje al amanecer”, Mariano Picón-Salas (1901 – 1965) sitúa en el contexto de su niñez y del mundo de fábulas y de resonancias mágicas que rodeaba la solariega casa donde se crió al personaje Rafael, el mocho. El autor nos habla de este peón doméstico, a quién le falta un dedo, quién sabe por cual pendencia o en el mal ejercicio de un cuchillo en la labor cotidiana, pero cuya falta él ha decorado con una leyenda singular sobre el uso de un rezo mágico que no puede revelar.

La acción del personaje es tentar el hambre de conocimiento del estudioso dueño y no entregarle el secreto de su oración “magnificat negro”. Rafael ejecuta una narración sobre lo que fue su niñez en ambiente de pobreza y su visión más que silvestre, inmediata de la naturaleza y sus requerimientos de supervivencia; cómo en condiciones miserables, su madre agonizante le transmitió en herencia un rezo que lo ayudara en algún riesgo exagerado. Este legado que es poesía y magia a la vez se convierte en el único poder y contenido de la vida de Rafael y hasta llega a salvarlo de un peligro pueril, en una empresa bastante alejada de lo heroico, pero resaltada como hazaña a ojos de nuestro protagonista.

Ilustración: Trino Rojas en gráfica de Dismer


La segunda historia está basada en dos cuentos de Oscar Guaramato (1916 – 1987) que tratan sobre la muerte en el ámbito de lo rural y redundan sobre el contraste entre la simpleza del mundo natural y la complejidad del mundo civilizado. El mocho Rafael nos cuenta en esta oportunidad cómo ayudó a escapar al culpable de un presunto homicidio gracias a su intromisión en una especie de hechizo que ejercía el cadáver del asesinado.

La historia cobra un matiz de violencia salvaje y por otro lado metafísica que va transmitiéndose a través de las vivencias de este narrador tan particular. Así el personaje insiste en el valor de las oraciones y de los credos no ortodoxos como expresión de otro género de sabiduría, esta vez no redentora, no salvadora, sino para castigar o cobrar deudas morales en una diferente especie de justicia.

Lo que en la primera historia es travesura y ocurrencia jovial en la segunda se transforma en oscura reticencia y sorpresa ante lo ignoto y potente del dominio del más allá. Son incursiones en el aspecto religioso mítico popular que tienen mucho que aportar a la construcción de nuestra identidad crítica y amplia, como productos del mestizaje cultural.

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