sábado, 8 de agosto de 2009

Sobre "Nueve Huecos"



NUEVE HUECOS
Drama cómico de Javier Moreno.

Foto de Nelson Garrido

Dalia y Raul casi ni se conocen. Han coincidido en tascas y bares y comparten algunas amistades ocasionales. Dalia un buen día decide pedirle alojamiento en su apartamento a Raul y ante la negativa de éste decide apelar al argumento erótico con tal de salirse con la suya. Raul cae en la trampa y esto da pie a una forzada convivencia que es más una batalla entre la avidez material de la mujer y la extorsión sexual del hombre. Así el protagonista resulta expropiado de su profesión, su vivienda y su vida interior.

La obra está compuesta por nueve cuadros o escenas largas, cada uno de ellos representado por uno de los orificios del cuerpo humano, ojos, boca, fosas nasales, orejas, genitales y ano. Las sucesivas escenas van arreciando en humor mordaz pero también en violencia, hasta llegar a la neutralización física de uno de los contrincantes.

La gran acción que se cuenta es la depredación de la vida de un joven intelectual inmaduro por parte de una desplazada profesional, una arribista compulsiva. Las únicas armas que opone la víctima reflejan la torpeza y la impulsividad del acorralado, siempre apelando a un atávico sentido de la decencia, ante la falta de escrúpulos del sitiador.

El cuadro final pretende una salida definitiva al conflicto, una separación forzosa, una despedida con forma de purga de la falta inicial, y también una declaración de principios, que escuetamente consuelan al descalabrado anfitrión. La generosidad, una inextinguible fuente de bondad, es el único escudo y la única inmunidad ante la diligencia del agresor.

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